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La visita de Nancy Pelosi a Taiwán no impedirá la reunificación de China Opinión

La visita de Nancy Pelosi a Taiwán no impedirá la reunificación de China

Niu Qingbao
Por : Niu Qingbao Embajador de China en Chile
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En el mundo solo hay una China, Taiwán forma parte inalienable del territorio chino, y el Gobierno de la República Popular China es el único Gobierno legítimo que representa a toda China. Dicho principio cuenta con un fundamento sólido en el derecho internacional. En 1971, la Resolución 2758 de la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió «restituir a la República Popular de China todos sus derechos y reconocer a los representantes de su Gobierno como únicos representantes legítimos de China en las Naciones Unidas, así como expulsar inmediatamente a los representantes de Chiang Kai-shek de los puestos que ocupan ilegalmente en las Naciones Unidas y en todos los organismos relacionados con ella» y, por tanto, sentando las bases legales del principio de una sola China.


El 2 de agosto, ignorando el rechazo enérgico y las serias gestiones de China, la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, visitó la región Taiwán de China, lo cual constituyó una grave violación al principio de una sola China y a las estipulaciones de los tres Comunicados Conjuntos entre China y EE.UU.; lo que ha impactado severamente la base política de las relaciones sino-estadounidenses, como también, infringido gravemente la soberanía e integridad territorial de China, socavado seriamente la paz y la estabilidad del Estrecho de Taiwán, y enviado una señal muy equivocada a las fuerzas secesionistas por la «independencia de Taiwán». La cuestión de Taiwán, tratándose de un tema de la soberanía y la integridad territorial de China, es el centro de los intereses medulares del país, por lo que China de ninguna manera se quedará de brazos cruzados y, en consecuencia, ha dado respuestas legítimas y necesarias.

Primero, dicha visita es un incumplimiento de las resoluciones de las Naciones Unidas y viola gravemente las normas básicas de las relaciones internacionales.

En el mundo solo hay una China, Taiwán forma parte inalienable del territorio chino, y el Gobierno de la República Popular China es el único Gobierno legítimo que representa a toda China. Dicho principio cuenta con un fundamento sólido en el derecho internacional. En 1971, la Resolución 2758 de la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió «restituir a la República Popular de China todos sus derechos y reconocer a los representantes de su Gobierno como únicos representantes legítimos de China en las Naciones Unidas, así como expulsar inmediatamente a los representantes de Chiang Kai-shek de los puestos que ocupan ilegalmente en las Naciones Unidas y en todos los organismos relacionados con ella» y, por tanto, sentando las bases legales del principio de una sola China.

Sobre la base del principio de una sola China, consenso universal de la comunidad internacional y una norma básica que rige las relaciones internacionales, 181 países, incluido EE.UU., han establecido relaciones diplomáticas con China. En 1979, EE.UU. hizo un claro compromiso en el Comunicado Conjunto entre China y EE.UU. sobre el Establecimiento de Relaciones Diplomáticas en el que dice que: «Los Estados Unidos de América reconocen al Gobierno de la República Popular de China como el único Gobierno legítimo de China. Dentro de este contexto, el pueblo de los Estados Unidos de América mantendrá relaciones culturales, comerciales y otras relaciones no oficiales con el pueblo de Taiwán». Como parte del Gobierno de EE.UU., el Congreso está inherentemente obligado a acatar estrictamente la política exterior reconocida y comprometida por su Gobierno. Nancy Pelosi como la presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., es la segunda en la línea de sucesión a la presidencia estadounidense, por lo que su visita a Taiwán, en cualquier forma, bajo cualquier pretexto y en cualquier momento durante su mandato, constituye una grave violación a la política de una sola China comprometida por el Gobierno de EE.UU., una grave provocación política al elevar las interacciones oficiales y las relaciones sustantivas entre EE. UU. y Taiwán, así como una tolerancia y un apoyo a las fuerzas secesionistas por la «independencia de Taiwán».

Segundo, dicha visita ha provocado tensión en el Estrecho de Taiwán y socavado la paz y la estabilidad en Asia Pacífico.

La cuestión de Taiwán es puramente un asunto interno de China que no admite interferencias externas. El Gobierno Central Chino siempre se ha comprometido a mantener la paz y la estabilidad en el Estrecho de Taiwán y ha implementado una serie de medidas para mejorar el bienestar de los compatriotas en ambos lados del Estrecho. En la actualidad, el Estrecho de Taiwán está enfrentando una nueva ronda de tensiones y desafíos severos, que se debe plenamente a las autoridades taiwanesas y EE.UU. Las primeras, vienen pretendiendo procurar la independencia valiéndose de EE.UU., se rehúsan a reconocer el Consenso de 1992, y promueven la «independencia gradual». Por su parte, Estados Unidos ha intervenido desenfrenadamente en la cuestión de Taiwán, y no deja de distorsionar, oscurecer y vaciar el principio de una sola China, cuya verdadera intención es interferir en los asuntos internos de China y «utilizar a Taiwán para contener a China». Unos políticos estadounidenses como Nancy Pelosi, partiendo de su propio interés político, han tenido interacciones oficiales con Taiwán para envalentonar a las fuerzas secesionistas, a expensas de la credibilidad nacional de EE.UU., lo que ha expuesto una vez más el desprecio de Estados Unidos por el derecho internacional y los tratados internacionales, y que se ha transformado en el mayor destructor de la paz en Asia Pacífico y de la estabilidad regional.

Tercero, el pueblo chino defenderá resueltamente la soberanía nacional y la integridad territorial.

La posición del Gobierno y del pueblo chino sobre la cuestión de Taiwán es consecuente. Defender resueltamente la soberanía nacional y la integridad territorial es la firme voluntad de los más de 1.400 millones de chinos. La voluntad del pueblo no puede ser desafiada, y quienes juegan con el fuego, perecerán por este. Ninguna fuerza debería desestimar la firme determinación, la fuerte voluntad y la gran capacidad del Gobierno y el pueblo chino de salvaguardar la soberanía nacional y la integridad territorial, junto con materializar la reunificación del país y la revitalización de la nación, porque han de soportar todas las consecuencias derivadas.

Las aspiraciones por la paz, la estabilidad, el desarrollo y la cooperación de ganancias compartidas son deseos comunes de todos los países del mundo. Se confía en que la comunidad internacional apoyará firmemente el principio de una sola China, como también, la posición objetiva y justa de China de salvaguardar la soberanía nacional y la integridad territorial, y que defenderá conjuntamente la paz y la estabilidad regional y global.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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