MERCADOS
Crédito: EFE
El informe de solicitudes de desempleo del Departamento de Trabajo el jueves, los datos más oportunos sobre la salud de la economía, esbozaron una imagen de un mercado laboral tensionado pese a la contratación récord de 2,5 millones de trabajadores en mayo, cuando las empresas reabrieron después de cerrar a mediados de marzo para frenar la propagación de COVID-19.
El número de estadounidenses que solicitaron ayuda por desempleo bajó la semana pasada, pero el ritmo de la disminución se estancó en medio de una segunda ola de despidos debido a que las compañías luchan contra una débil demanda y fracturadas cadenas de suministro, lo que apoya las opiniones de que la economía enfrenta una recuperación larga y difícil del COVID-19.
El informe de solicitudes de desempleo del Departamento de Trabajo el jueves, los datos más oportunos sobre la salud de la economía, esbozaron una imagen de un mercado laboral tensionado pese a la contratación récord de 2,5 millones de trabajadores en mayo, cuando las empresas reabrieron después de cerrar a mediados de marzo para frenar la propagación de COVID-19.
Al menos 29 millones de personas están cobrando cheques de desempleo.
Un desempleo obstinadamente alto podría sofocar las incipientes señales de recuperación económica marcados por un aumento récord en las ventas minoristas en mayo y un fuerte repunte en los permisos para futuras construcciones de casas.
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, dijo a legisladores esta semana que «persiste una gran incertidumbre sobre el momento y la fortaleza de la recuperación». La economía entré en recesión en febrero.
Los pedidos iniciales por beneficios estatales de desempleo cayeron en 58.000 a una cifra desestacionalizada de 1,508 millones para la semana que terminó el 13 de junio. Los datos de la semana previa se revisaron para mostrar 24.000 solicitudes más de lo que se informó anteriormente, llevando el recuento para ese período a 1,566 millones.
Economistas consultados por Reuters calculaban 1,3 millones. Sin embargo, la undécima caída semanal seguida aleja a la medición de la cifra récord de 6,867 millones de fines de marzo. Aún así, los pedidos son más del doble de su punto álgido en la Gran Recesión de 2007-2009.
Desde la manufactura, el comercio minorista, la tecnología de la información y la producción de petróleo y gas, las compañías han anunciado recortes de empleos. Los gobiernos estatales y locales, cuyos presupuestos han sido destrozados por la lucha contra el COVID-19, también reducen puestos de trabajo.
Los economistas esperan una aceleración en los despidos cuando se agote un programa de envío de dinero del gobierno, parte de un paquete fiscal histórico por un valor de casi 3 billones de dólares, que otorga préstamos a las empresas que pueden ser parcialmente perdonados si se usan para salarios.
Otro informe de la Fed de Filadelfia el jueves mostró que las condiciones del mercado laboral se mantuvieron deprimidas en junio en las fábricas en la región del Atlántico medio, incluso cuando la actividad manufacturera en la región que cubre el este de Pensilvania, el sur de Nueva Jersey y Delaware se recuperó con fuerza.
