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Peso argentino en libre flotación opera al margen de sus pares

Peso argentino en libre flotación opera al margen de sus pares


Un mes después de que el presidente Mauricio Macri eliminara los controles monetarios, como parte de un esfuerzo para poner fin a diez años de la exclusión de Argentina de los mercados de capitales internacionales, el peso continúa operando aislado de sus pares.

El peso cayó un 27 por ciento en su primer día de flotación el mes pasado, pero desde entonces se ha debilitado sólo un 2,2 por ciento. La moneda no está más correlacionada con el resto de los mercados emergentes de lo que estaba en noviembre, cuando el banco central operaba movimientos diarios, según muestran datos compilados por Bloomberg.

Bajo las presidencias anteriores de Cristina Fernández de Kirchner y su difunto esposo y antecesor, Néstor Kirchner, Argentina restringió el comercio, desafió a los tenedores de su deuda en impago y gestionó la moneda con intervenciones diarias del Banco Central. Macri, quien asumió el cargo el mes pasado, está permitiendo la libre flotación del peso como parte de su plan para estimular el crecimiento y de reinsertar a Argentina en la economía mundial, permitiendo pedir prestado y atraer más inversión del exterior.

“La moneda de Argentina está desenganchada de los mercados internacionales”, dijo en Buenos Aires Gustavo Quintana, operador de divisas de Rabello & Cía. “La economía de Argentina ha estado desconectada del resto del mundo durante los últimos años, así que es una consecuencia lógica. La transición está resultando ser más gradual que la explosión que se esperaba originalmente”.

El peso cayó un 2,2 por ciento esta semana, a 13,7 pesos por dólar, en la plataforma electrónica de cambios MAE a las 10:48 hora de Buenos Aires. Los economistas han elevado su pronóstico para el peso más que para cualquier otra moneda en el mundo, según datos de Bloomberg. Hace un mes estimaron que el peso se deslizaría a 14,5 pesos por dólar a finales de marzo, ahora esperan que sea a 14 pesos por dólar.

El volumen de operaciones se duplicó en diciembre respecto al mes anterior, a US$6.000 millones, pero sigue por debajo de los US$9.000 millones operados en abril de 2011, antes de que se aplicaran los controles monetarios. Los inversores extranjeros están siendo cuidadosos antes de apostar al peso, dijo Ezequiel Aguirre, estratega cambiario de Bank of America. Argentina aún tiene que llegar a un acuerdo con los tenedores de sus bonos en impago desde el 2001, liderado por Paul Singer, multimillonario gerente de fondos de cobertura. Las reuniones con los acreedores se han movido al 1 de febrero debido a dificultades logísticas, según el mediador Daniel Pollack.

“Han sido años de control de capital y los inversores siguen a la espera de más anuncios fiscales y de una resolución de los holdouts”, dijo Aguirre desde Nueva York.

El fin de una década de disputa legal del país con los acreedores y el subsecuente retorno al mercado de capitales sería positivo para la moneda en tanto el dinero recaudado en el extranjero ayuda a rellenar las agotadas reservas, agregó Aguirre. Las reservas de Argentina cayeron a un mínimo de nueve años después de años de intervención del Banco Central para apoyar al peso. Desde que Federico Sturzenegger tomó el Timón como presidente del Banco Central en diciembre, el banco no ha intervenido en el peso y las reservas han aumentado en US$1.400 millones.

El nuevo Ministro de Finanzas, Alfonso Prat-Gay, dijo durante una entrevista en Davos el miércoles que el país volverá a crecer “no porque vamos a hacer grandes cosas, sino más bien porque vamos a dejar de hacer cosas horribles”.

El peso argentino se mantuvo más fuerte de lo esperado en tanto los exportadores de granos, que habían esperado la libre flotación para vender sus cosechas a un precio más alto, vendieron US$2.000 millones en las últimas tres semanas del año. La demanda acumulada de billetes verdes por los importadores fue menor de lo previsto, lo que sugiere que cubrieron su posición antes de la devaluación.

“Es probable que las empresas se prepararan para una devaluación, pues no habría sido conveniente mantenerse en una posición en pesos sabiendo que las deudas eran en dólares”, dijo Rubén García, secretario de la Cámara de Importadores de Argentina. “Un buen gerente general habría tomado la precaución de posicionarse con una posición en bonos en dólares para estar mejor ubicados una vez que pasara el ajuste”.

Es probable que la volatilidad continúe hasta que el peso encuentre su ritmo, dijo Rafael di Giorno, director de Proficio Investment en Buenos Aires.

“El mercado todavía está buscando su punto de equilibrio”, dijo Di Giorno. “Es probable que tome dos o tres meses para saber dónde terminará el peso”.

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