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Reforma Laboral: en respuesta a la extensión de beneficios Columna de opinión

Reforma Laboral: en respuesta a la extensión de beneficios

«Si los socios, además de aportar más, deben pagar costos de profesionales para llevar la negociación mientras el no sindicalizado lo recibe gratis, suponiendo que el porcentaje pagado es por la propiedad del beneficio, no por los servicios que son parte del costo, es fácil suponer que no es negocio estar en un sindicato. En otras palabras, el que solo la empresa sea la dueña del beneficio es un acto para destruir sindicatos».


El abogado Sergio Morales Cruz nos habla sobre tres nudos en la Reforma Laboral. Yo quiero revisar uno de ellos (al menos), como es la extensión de beneficios.

Nos dice «inducir a una sindicalización forzosa mediante la entrega de la llave de la extensión de beneficios a las organizaciones sindicales» y que dicho tema es «clave» dentro de la reforma.

Veamos qué es la extensión de beneficios. Es entregar los beneficios pactados por el sindicato y la empresa, por parte de la empresa, a quienes no están sindicalizados. Para ello, la empresa deberá descontar el 75% de la cuota sindical, la cual será entregada al respectivo sindicato.

La «reforma» señala que se podrá extender con la aprobación de ambas partes (sindicato y empresa), mientras que la ley actual, vigente desde el plan laboral de José Piñera, nos dice que por la sola disposición de la empresa. Nótese que la propiedad de los beneficios ya no es solo de la empresa, sino también de los trabajadores.

Vamos, pues, a algunos puntos importantes. En primer lugar, la propiedad de dichos beneficios.

Entre los socios de un sindicato logran incorporar al proyecto un beneficio X, ideado por ellos para satisfacer alguna demanda. El sindicato lo presenta y la empresa responde, como sabrá el abogado, en la gran mayoría de los casos con un gigante NO. Entran a negociar y, finalmente, llegan a un acuerdo, donde se incluye este beneficio.

Veamos, para que no nos perdamos: hasta el momento la propiedad del beneficio es de los creadores, es decir, del sindicato. Aquí se produce un momento mágico, donde los grandes defensores de la propiedad señalan que el dueño de ello pasa a ser la empresa, es decir, la expropian.

Veamos ahora el valor monetario: para los defensores de la propiedad, el pago del 75% de la cuota es, supongo, un justo derecho. Pero tenemos dos cosas: a) el pago no lo realiza la empresa, que es la que extiende, o no, dicho beneficio, sino los trabajadores; b) la “justicia” del monto, porque los socios pagan el 100% de la cuota. Además, el sindicato tiene ciertos costos asociados (abogados, contadores, etc.), todo ello financiado por los socios.

En tercer lugar, que es la gran explicación del por qué se mantiene baja la tasa de sindicalización en Chile: si no estoy sindicalizado, pago el 75% de la cuota sindical y tengo derechos sobre el 100% de lo que se negocia; si los socios, además de aportar más, deben pagar costos de profesionales para llevar la negociación mientras el no sindicalizado lo recibe gratis, suponiendo que el porcentaje pagado es por la propiedad del beneficio, no por los servicios que son parte del costo, es fácil suponer que no es negocio estar en un sindicato. El no estar cuesta el 75% por el 100% y sin costos adicionales. En otras palabras, el que solo la empresa sea la dueña del beneficio es un acto para destruir sindicatos (práctica antisindical).

Por último, el abogado nos habla de “sindicalización forzosa”. ¿Podría señalar dónde está aquello en la reforma? ¡Porque no veo que esté en ningún punto!

Una adenda: los senadores Allamand y Larraín señalan que es inconstitucional que quienes no están en un sindicato no puedan tener los beneficios logrados por ellos. Siguiendo la misma lógica, debería ser inconstitucional que yo, sin haber jugado nunca el Loto, nunca lo pueda ganar. Exijo mi premio o ellos, grandes defensores de los ciudadanos a pie, ¡¿les pondrán una demanda?!

Solo agregar que, como dirigente sindical no estoy de acuerdo con la reforma. Que los grandes perdedores serán, una vez más, los trabajadores y donde tal vez lo único ganable lo quieren tirar abajo para hacer que la ley laboral sea más conocida como ley patronal.

Luis Fernando Carvallo Rencoret
Director Sindical

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