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Sociedades de Apoyo al Giro: El negocio que la banca no quiere soltar

Héctor Cárcamo
Por : Héctor Cárcamo Periodista El Mostrador Mercados
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Tal vez se habrá preguntado en algún momento por qué algunos almacenes del barrio no le permiten pagar sus cigarrillos con tarjeta de crédito o de débito (Redbanc). Si le consultara al dependiente, éste le diría que el margen es bajo, pero además, porque paga una comisión muy alta.

Ocurre que ese comerciante debe pagar al banco una comisión que puede superar el 3% del valor de la compra, sólo por usar el POS, que es la máquina donde desliza la tarjeta. El banco cobra más caro a los almacenes pequeños, hasta más de 3%, mientras que a los grandes comercios (multitiendas, bencineras, farmacias) le aplica una tasa que se ubica por debajo del 1%.

El poder de negociación del presidente de Falabella, sin duda, supera al de don José, dueño del boliche de la esquina. Y la excusa está en el volumen que cada uno maneja.

Quien cobra al comercio es Transbank, una Sociedad de Apoyo al Giro (SAG), que es controlada por los principales bancos del país y que en 2010 ganó apenas $1.100 millones; es decir, poco más de US$ 2 millón. La cifra es menos del 0,05% de lo que ganó este sector ese mismo año (casi US$ 3.500 millones) y parece ser irrelevante.

Pero las comisiones que cobra Transbank al comercio no van a su última línea sino directamente a los bancos, y llegan al resultado disfrazados en la contabilidad, asegura un ejecutivo del sector. Este tipo de situaciones es parte de los cuestionamientos que han surgido a las SAG, aunque el centro de las críticas es Transbank.

La firma es propiedad de siete bancos, pero el 60% está en manos de los dos más grandes: Santander y Banco de Chile.

Desde que llegó a comienzos de 2012, el superintendente de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF), Raphael Bergoeing viene estudiando alternativas para introducir competencia a Transbank y a la larga lista de sociedades de apoyo al giro que tienen los bancos, entre ellas, Redbanc (giros en efectivo en cajeros automáticos y administración de comercios para pagar con tarjetas de crédito y débito), Nexus (emisión de tarjetas), Sinacofi (datos) y Servipag (pago de servicios).

Una comisión interministerial elevará propuestas para fomentar los medios de pago electrónicos, lo que debería generar medidas que generen competencia a estas entidades y la autoridad deberá tomar cartas en el asunto.

El tema no es nuevo. En 2002 Redbanc y BancoEstado tuvieron una agria disputa para interconectar la red de cajeros automáticos de la firma estatal con la de los bancos privados. La diferencia estaba en el precio que debía pagar BancoEstado por conectar sus cajeros (casi 900 a esas alturas) con los del sector privado (más de 2.700).

A mediados de 2005, Transbank fue sancionado por el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia por aplicar descuentos por volumen de transacción solamente a los socios de la empresa (los bancos) y no a hacerlos extensivos a Coopeuch, una cooperativa usuaria del servicio de tarjetas.

En diciembre de 2010 los economistas Aldo González y Andrés Gómez-Lobo elaboraron un estudio para la Fiscalía Nacional Económica (FNE). Aunque no hicieron grandes cuestionamientos al nivel de rentabilidad ni concentración de los bancos, sí hicieron un punto relevante sobre las sociedades de apoyo al giro.

Indicaron que el monopolio que tienen los bancos en Transbank, Redbanc y otras firmas, puede impedir la llegada de nuevos bancos al país y generar condiciones de precio que perjudicar a comercios o servicios que utilizan las redes de las SAG. Como el ejemplo del almacenero.

Las multitiendas han reclamado históricamente por esta situación, pues cuestionan que Transbank cobre la misma comisión por pagar con tarjeta de crédito que de débito. Esto, pese a que en el caso de la primera efectivamente existe un cierto riesgo de pago para el banco (la cuenta se paga en 30 días y si es en cuotas, en un plazo mayor) y en las tarjetas de débito el pago es al contado.

Todo esto llevó a mediados de 2011 al diputado Gonzalo Arenas (UDI) a denunciar ante la FNE a Transbank y Redbanc por abuso de posición dominante en el mercado de las tarjetas de crédito.

Según se ha informado en las últimas semanas, la Fiscalía estaría preparando una resolución al respecto.

Al mismo tiempo, ha arremetido en las últimas semanas Multicajas, una empresa ligada al ex ministro concertacionista y ex director del Servicio de impuestos Internos (SII), Javier Etcheberry, quien denunció que los bancos impiden que su compañía compita a Transbank.

Coincidencia o no, tras las denuncias, BancoEstado estaría estudiando cerrar un contrato con Multicajas.

En paralelo, Bergoeing y el gobierno estudian cambios más de fondo. No se conoce detalles de estas ideas, pero lo seguro es que los bancos recibirán algún rasguño.

¿Pero por qué los bancos defienden con tanto ahínco esta aparente ventaja de tener tales sociedades? Un alto ejecutivo del comercio afirma que las comisiones cobradas por el uso de las tarjetas llega oculto a la última línea de los bancos.

“Lo que le deja Transbank como ganancia para los bancos no es vía dividendos de Transbank, sino cuando el almacén de la esquina le paga con tarjeta de crédito ese negocio le paga 3,5% de comisión de mercado, y Transbank le pasa eso al banco emisor de la tarjeta y se queda con una pequeña tajada de ese porcentaje, pero el que absorbe la mayor parte es el banco y eso queda reflejado en las cuentas de comisiones de los bancos”, observa un gerente.

Aldo González, economista de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, argumenta que en principio la idea de que los bancos tengan empresas que le presten servicios tiene lógica.

“Manejar cheques, sistemas u operaciones electrónicas a través de compañías que sean de su propiedad, les permite tener certeza de que controlan con seguridad dichas operaciones que involucran a terceros”, enfatiza González.

Pero hay riesgos, afirma, al tener los bancos el monopolio de estas sociedades. “Si un nuevo banco quiere entrar y usar estas sociedades, dado que son de bancos existentes, puede constituirse en vehículo para bloquear su ingreso”, advierte.

En el retail señalan que se mejorará la situación si se logra introducir competencia a Transbank, o al menos se deja que los bancos compitan entre sí por extender los POS en el comercio y Transbank sólo dispone de la red (como una interfaz) para conectarlos.

Patricio Arrau, a través de su consultora Gerens, publicó a comienzos de año un estudio financiado por Multicajas, donde cuestiona que los bancos cumplan dos funciones que, a su juicio, son incompatibles.

Por un lado, emitir las tarjetas, gracias a la franquicia que les otorga Visa y Mastercad, y por otro, a través de Transbank, decidan a qué comercios y en qué condiciones de precio prestan el servicio de pago con tarjeta.

Multicajas reclama que en la mayor parte del mundo los bancos están obligados a tener al menos dos redes de interconexión, pero en Chile los bancos se niegan a firmar contratos con su empresa.

Según un ejecutivo de una compañía que ha intentado reiteradamente competir con una de estas SAG, las consecuencias de la falta de competencia son principalmente la escasa bancarización de la población; es decir, el poco acceso que tienen distintas zonas a pagar en el comercio con tarjetas de crédito; y por otro, la precaria innovación tecnológica que realiza Transbank.

Así, asegura, ocurre en el caso de Redbanc, que maneja la red de cajeros automáticos o ATM. “En Sao Paulo, los cajeros automáticos son de otro planeta al lado de los que tienen los bancos en Chile, que no han cambiado casi nada desde que se crearon”, critica.

En cuanto a la expansión del pago con tarjeta al pequeño comercio, las cifras de Arrau, parecen ser claras. En Chile existen casi 4.600 POS por cada millón de habitantes, mientras en Alemania llegan a 7.800 en Brasil superan los 14.000 y en Portugal los 25 mil.

La falta de innovación tecnológica, además, parece graficarse en el caso de los miles de fraudes por clonación de tarjetas de crédito y débito conocidos en el sur, lo que provocó que el gobierno anunciara que se adelantará un año la introducción de tarjetas con chip en vez de banda magnética (como las actuales).

Esta innovación, sin embargo, pondrá a prueba la competencia, dado que hoy sólo emite tarjetas Nexus, y los bancos hasta ahora no han aceptado tomar el servicio de procesamiento y personalización de plásticos, que ofrecen firmas como AMF, las que no han podido ingresar al mercado, por la negativa de las instituciones financieras a cambiar de proveedor.

Con todo, en el mercado creen que dado el cambio de planes de gobierno, difícilmente Nexus pueda hacer el cambio tecnológico en tan poco tiempo.

Y aunque todos coinciden en que no será muy dramático el cambio, se espera que la competencia derive en que los precios de las compras que se realizan en comercios asociados puedan bajar, aunque no sustancialmente.

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