La afirmación de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de que continuará con las políticas económicas que provocaron una inflación de 25 por ciento —e hicieron que los costos crediticios de Argentina fueran los más altos entre los mercados emergentes—, amenaza con diezmar los recursos utilizados para pagar a los tenedores de bonos.
Argentina ha usado más de US$ 30.000 millones de sus reservas en moneda extranjera desde 2010 para pagar deuda, dado que un litigio con acreedores “holdout” del último impago del país en 2001, la nacionalización de la mayor compañía petrolera el año pasado y el endurecimiento de los controles cambiarios hicieron subir los rendimientos de los bonos a 13,25 por ciento. Fernández dijo el 14 de agosto que no tomará nueva deuda para extender vencimientos y prefiere tomar crédito en entidades crediticias multilaterales para proyectos de desarrollo.
Fernández, que tiene 60 años, habló contra Wall Street y quienes la critican, entre ellos el ex jefe de Gabinete Sergio Massa, que le ganó al candidato de su partido en las elecciones primarias del 11 de agosto, por decir que Argentina ha perdido la oportunidad de aprovechar tasas de un bajo nivel récord en los mercados de deuda debido a sus políticas económicas. La práctica de extender vencimientos de deuda es una forma de que los bancos cobren más comisiones y no le permite al país financiar proyectos de desarrollo, aseguró Fernández. Las reservas del país han tenido la mayor caída en una década y la semana pasada llegaron al nivel más bajo en seis años.
“Esas políticas económicas llevan a un creciente déficit y a la pérdida de reservas”, dijo Jorge Peidrahita, máximo responsable ejecutivo de Torino Capital LLC, por teléfono desde Nueva York. “Cristina dijo con toda claridad que profundizará esas políticas, de modo que hay que asumir que Argentina seguirá perdiendo recursos y que las reservas podrían llegar a un nivel crítico”.
El 15 de agosto, el banco central dijo que este año se usarán US$ 2.500 millones de reservas, o 6,8 por ciento de los fondos, para pagar deuda conforme en septiembre hay vencimientos por US$ 2.000 millones.
En el plano nacional, el Frente Para la Victoria de Fernández obtuvo el 26 por ciento de los votos en las primarias para elegir candidatos a las 127 bancas de la cámara baja y 24 en el Senado, la peor elección nacional que hizo la coalición gobernante desde 2003, cuando el extinto esposo y predecesor de Fernández, Néstor Kirchner, asumió la presidencia con el 22 por ciento de los votos.
Funcionarios de prensa de la casa de gobierno no respondieron correos electrónicos de Bloomberg en los cuales se les solicitaban declaraciones.
Tres días después de la votación del 11 de agosto, Fernández dijo que los medios “distorsionan” los resultados porque no informaron sobre la victoria de su partido en la base argentina en la Antártida y entre los miembros de la comunidad Qom de la provincia de Formosa. En un discurso de 30 minutos, Fernández defendió el índice de precios al consumidor del país y dijo que los países con objetivos de inflación “ponen límite a los salarios”.
