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Opinión: Exceso de demanda empuja a la inflación en economía chilena

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*Por Alfredo Coutiño, Director para América Latina de Moody’s Analytics

A pesar de que el crecimiento se ha moderado, la economía chilena aún funciona con un exceso de demanda interna que ha generado presiones sobre los precios y las importaciones. La inflación aún se encuentra por debajo del objetivo de 3%, pero ha mostrado una tendencia al alza desde mediados de año. La existencia de un desequilibrio externo y una creciente inflación subyacente, son signos inequívocos de una economía corriendo con exceso de demanda.

Ciertamente, la economía no presenta una sobreaceleración inflacionaria gracias a su grado de apertura al exterior, lo cual le permite acomodar gran parte de las presiones de demanda sobre las importaciones. Sin embargo, la aceleración de importaciones ha empezado a restringir el avance del PIB, ya que le restan una proporción mayor a la producción nacional, lo que explica la reciente moderación del crecimiento económico.

En septiembre, la inflación general reportó una moderación, pero fue básicamente el resultado del efecto aritmético positivo generado por la alta base de comparación del mismo mes del año pasado, ya que en el mes los precios continuaron avanzando a una tasa positiva.

No obstante, la inflación subyacente —que refleja de mejor manera las presiones de demanda interna, ya que descuenta los precios volátiles de los alimentos y la energía— ha mostrado una tendencia creciente en los pasados tres meses, viniendo desde una tasa anual de 0.78% en junio, hasta 1.45% en septiembre.

El hecho de que en septiembre el índice de precios subyacente haya reportado un crecimiento mensual superior (0.7%) al de la inflación general (0.5%), confirma la existencia de presiones de demanda sobre los precios al consumidor.

Dado que las condiciones monetarias y fiscales no han cambiado, la presencia del exceso de demanda persistirá para el resto del año. Por lo que tarde o temprano las autoridades tendrán que ajustar la política económica (fiscal y monetaria) para controlar el exceso de demanda, reducir las presiones inflacionarias y ajustar el desequilibrio externo.

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