De acuerdo con un informe realizado por expertos y académicos, la reacción estuvo plagada de problemas y situaciones «extremadamente inapropiadas».
La falta de preparación para desastres y las fallas de respuesta de los sistemas exacerbaron los efectos del accidente nuclear ocurrido en la planta de Fukushima en Japón, el pasado mes de marzo, según lo reveló un reciente informe.
El estudio, que fue encargado por el gobierno japonés, evidenció que ni los operadores de planta ni los reguladores fueron capaces de anticipar la magnitud y el impacto del terremoto y tsunami.
El desastre provocó la muerte de más de 20.000 personas y la evacuación de otras miles, que se vieron obligadas a escapar de la zona cuando la radiación llegó a la atmósfera, el agua y los alimentos.
Estos son los resultados de la investigación realizada por un panel independiente que se creó en mayo de este año y que todavía es preliminar, debido a que faltan funcionarios por interrogar (entre ellos el exprimer ministro Naoto Kan, quien dimitió tras las críticas por su gestión de la crisis).
La planta nuclear de seis reactores, Fukushima Daiichi, resultó severamente dañada. Diversas explosiones ocurrieron en cuatro de los reactores después de que los sistemas de refrigeración sufrieron cortes de energía.
La semana pasada, las autoridades declararon la planta se había estabilizado, aunque aseguraron que se necesitarán décadas para ser desmantelada por completo.
Según el panel, el objetivo no es culpar a nadie, sino identificar los factores que agravaron el accidente.
En la investigación se asegura que la compañía que operaba la planta, Tepco, no «tomó medidas de precaución para prever el grave accidendente que podía causar un tsunami. Tampoco lo hicieron las autoridades reguladoras».
También se acusa a Tepco de no «tomar precauciones en contra de los tsunamis que pudieran sobrepasar las bases de diseño, lo que indica que las medidas de seguridad voluntaria era muy limitadas».
Además, el cuerpo de regulación nuclear del gobierno «no le solicitó a Tepco adoptar medidas específicas, como construcciones adicionales, tras haber recibido los resultados de simulación de Tepco en 2008 y principios de 2011 con respecto al impacto de los tsunamis en sus instalaciones».
En contraposición, el informe sobre la catástrofe realizado por Tepco asegura que no había manera de prepararse para un terremoto de magnitud 9.0 y las enormes olas que provocaron colapsos y explosiones en la planta.
El informe del panel dijo que la situación también empeoró debido a las demoras en la transmisión de información al público, el desconocimiento de los procedimientos para enfrentar situaciones de emergencia y la mala comunicación entre los trabajadores y el gobierno, entre los propios empleados y entre los distintos órganos oficiales.
«Recopilar la información precisa y actualizada es un requisito previo para la oportuna y adecuada toma de decisiones. Este problema, junto con la necesidad de proporcionar información a la nación, es de gran preocupación», dice el estudio.
El personal de Tepco no había sido entrenado para manejar emergencias como el corte de energía que ocurrió cuando el tsunami destruyó los generadores de reserva.
El informe de 506 páginas se basa en entrevistas con más de 450 personas, incluyendo funcionarios gubernamentales y trabajadores de la planta.
El panel de 12 miembros está encabezado por Yotaro Hatamura, un profesor de ingeniería en la Universidad de Tokio que se especializa en el estudio de fracasos, e incluye a sismólogos, exdiplomáticos y jueces.
Se espera que el grupo emita su informe final a mediados de 2012.