«Esa hipótesis (de renuncia) no existe porque sería una falta de respeto a la carta democrática brasileña», sostuvo Edinho Silva.
El ministro de Comunicación Social de la Presidencia de Brasil, Edinho Silva, descartó hoy cualquier hipótesis sobre una renuncia de la presidenta Dilma Rousseff, quien puede enfrentar un juicio político con fines de destitución.
«Esa hipótesis (de renuncia) no existe porque sería una falta de respeto a la carta democrática brasileña», declaró Silva en un encuentro con corresponsales extranjeros en Sao Paulo.
Sobre el proceso para un juicio político que se tramita en el Congreso, Silva afirmó que «el Gobierno está enfrentando este asunto desde el punto de vista de que (la destitución) no tiene respaldo jurídico», porque «un desequilibrio en la gestión financiera no puede caracterizar un crimen».
La Cámara de Diputados decidió analizar el pedido de instauración de un juicio con fines de destitución por el supuesto maquillaje de las cuentas fiscales presentadas por el Gobierno.
«Es innegable que Brasil vive un momento de crisis política y económica», manifestó el ministro, para quien la «mayor preocupación», en los actuales momentos, «es con el crecimiento de la intolerancia política, que es inaceptable».
De acuerdo con Silva, la actual crisis política partió desde las elecciones de 2014, «las más polarizadas desde la redemocratización», después de 21 años de dictadura entre 1964 y 1985.
Silva se refirió también al hecho de que la investigación sobre la corrupción en la petrolera Petrobras llegó hoy a las casas del jefe de la Cámara de Diputados, dos ministros y otros líderes del influyente Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que dirige el vicepresidente del país, Michel Temer.
«Las investigaciones no tienen un objetivo partidario. Investigan hechos concretos», aseveró Silva, quien espera que «en lo más breve posible la verdad salga a flote», que los que tengan que ser responsabilizados lo sean y «aquellos que sean inocentes, la verdad pueda reparar cualquier daño que sufran en este momento».
Así, Silva consideró al PMDB como «fundamental para la construcción de las políticas públicas» y advirtió que el Gobierno confía en que «las investigaciones avancen y la verdad prevalezca».
Las residencias oficiales del jefe de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha; de los ministros de Ciencia y Tecnología, Celso Pancera, y de Turismo, Henrique Eduardo Alves; así como las del exministro y senador Edison Lobao, del diputado Aníbal Gomes y otras diez personas vinculadas al PMDB fueron allanadas por la policía.
El ministro subrayó que «Petrobras es una empresa estratégica» y apuntó que el «proceso de investigación» es una prueba de que «las instituciones están funcionando con el Ministerio Público y el poder Judicial con total autonomía».
«Las instituciones en Brasil funcionan», agregó.
No obstante, Silva admitió que «hay una crisis política que agrava la situación y explica la caída de popularidad de la presidenta», cuyo apoyo se mantiene en un escaso 9 %, mientras que la tasa de rechazo llega al 70 %, según una encuesta divulgada hoy por el Instituto Ibope.
Para Silva, esa caída de la popularidad es también «un reflejo de las medidas anticíclicas» adoptadas por el Gobierno para conseguir un ajuste fiscal y enderezar las maltrechas cuentas públicas.
«El Gobierno reconoce estas dificultades y está trabajando para resolverlas», apuntó el ministro, quien argumentó: «la sociedad no quiere perder las ganancias sociales de los últimos años» y por eso el Gobierno trabaja «para revertir esos números con estabilidad y pacificación política».
Así, enfatizó, «la popularidad va a llegar nuevamente con eso»
Sobre las manifestaciones a favor de la destitución de Rousseff, Silva manifestó que no está de acuerdo con los argumentos, pero respeta las protestas.
«El Gobierno está abierto al diálogo y es importante que la oposición exista», dijo el ministro, quien agregó que «existe interés para que se construya una agenda restringida, específica y objetiva».
A su juicio, «los intereses del país deben estar por encima de las disputas partidarias» y, en ese sentido, defendió el liderazgo de Rousseff.
«No existe en el país un líder más preparado para sacar a Brasil adelante que la presidenta Dilma», sostuvo.
