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Minneapolis despide a George Floyd entre reivindicaciones de la comunidad negra para acabar con la pandemia del racismo y de la discriminación MUNDO Crédito: AFP

Minneapolis despide a George Floyd entre reivindicaciones de la comunidad negra para acabar con la pandemia del racismo y de la discriminación

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El funeral en Minneapolis es solo el primero de una serie de servicios religiosos destinados a honrar a Floyd, el ciudadano afroamericano fallecido víctima de la violencia policial. Entre los presentes estuvieron Martin Luther King III, el hijo mayor del líder de los derechos civiles para los afroamericanos, así como el reverendo Jesse Jackson, quien pronunció un emocionante discurso: «La historia de Floyd es la de todos los afroamericanos de este país. ¡Desde hace cuatrocientos años, la razón por la que no hemos podido ser quienes queremos ser y no hemos podido siquiera soñar con quién queremos ser es porque hemos tenido tu rodilla sobre nuestro cuello!». El nombre de Floyd siguió resonando en protestas en EE.UU., aunque en Washington D.C., donde se registraron fuertes disturbios en la noche del domingo, la alcaldesa Muriel Bowser anunció este jueves el fin del toque de queda.


Cientos de personas despidieron este jueves en Minneapolis a George Floyd, el ciudadano negro que murió cuando un policía blanco lo inmovilizó con la rodilla al cuello, desatando una ola de protestas no vistas en décadas, en una ceremonia llena de detalles íntimos, pero con un tono muy político.

El reverendo y veterano activista por los derechos civiles Al Sharpton fue el encargado de la elegía, en la que afirmó que Floyd «no murió de una enfermedad común, sino que murió por un mal funcionamiento de la justicia criminal de Estados Unidos».

«Lo que le pasó a Floyd pasa todos los días en este país», dijo Sharpton. «Es el momento de que nos pongamos de pie y en nombre de George digamos: saca esa rodilla de mi cuello», agregó recibiendo una ovación.

Entre los presentes estuvo Martin Luther King III, el hijo mayor del líder de los derechos civiles para los afroamericanos, así como el reverendo Jesse Jackson, que estuvo a su lado en las marchas de los años 60.

Frente al ataúd plateado de Floyd, Jackson pronunció un emocionante discurso en el que instó a la comunidad negra a quitarse de una vez por todas la «rodilla» que les presiona el cuello y les impide prosperar, una metáfora con la que evocó el asesinato de Floyd.

«La historia de Floyd es la de todos los afroamericanos de este país -expuso Jackson-. ¡Desde hace cuatrocientos años, la razón por la que no hemos podido ser quienes queremos ser y no hemos podido siquiera soñar con quién queremos ser es porque hemos tenido tu rodilla sobre nuestro cuello!».

El reverendo argumentó que «lo que le ocurrió a Floyd, ocurre cada día en este país, en educación, en la atención sanitaria y en cualquier otra área de la vida», por lo que pidió a la comunidad negra que se rebele y clame: «¡Quita tu rodilla de mi cuello!».

La «pandemia del racismo»

El abogado de la familia, Ben Crump, prometió «justicia» en el caso, por el cual están procesados cuatro oficiales. Crump afirmó que Floyd murió por la «pandemia del racismo y de la discriminación», después de que la autopsia de Floyd confirmara su fallecimiento por asfixia y revelara también que estaba infectado con el coronavirus.

La ceremonia, con música y fuertemente marcada por las restricciones del coronavirus, mezcló testimonios íntimos de la familia con la presencia de activistas como el reverendo Jesse Jackson y políticos como la senadora de Minnesota Amy Klobuchar y el alcalde de Minneapolis, Jacob Frey.

El ataúd dorado con sus restos fue colocado delante de una proyección que muestra un mural pintado en el lugar donde murió Floyd, y donde ahora hay un memorial improvisado con flores y mensajes.

El agente que asfixió a Floyd, Derek Chauvin, ha sido acusado de asesinato en segundo grado; mientras que los otros tres agentes se enfrentan a cargos criminales por haber permanecido impasibles ante el asesinato y, además, cada uno deberá pagar una fianza de 750.000 dólares, según decretó hoy un juez.

Siguen las protestas

Mientras, los gritos contra la brutalidad policial hacia los afroamericanos volvieron a retumbar este jueves en las calles de las principales ciudades de EE.UU. En Washington D.C., donde se registraron fuertes disturbios en la noche del domingo, la alcaldesa, Muriel Bowser, anunció este jueves el fin del toque de queda.

En los dos últimos días, la violencia se ha ido apagando y el miércoles por la noche no hubo ningún arresto relacionado con las protestas, a las que acudieron unas 5.000 personas, de acuerdo a las estimaciones del jefe de la policía de la capital estadounidense, Peter Newsham.

El lunes, cuando los manifestantes fueron dispersados frente a la Casa Blanca con gases lacrimógenos, hubo 288 arrestos y el martes se produjeron 29, indicó Newsham.

A pesar de la disminución de los disturbios, el Servicio Secreto hoy fortaleció aún más el perímetro de seguridad alrededor de la Casa Blanca: lo amplió algunas calles y desplegó nuevas vallas de rejillas negras, así como bloques de cemento gris, según constató la agencia Efe.

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