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Disipar las nubes

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Nuestro país tiene vocación pacifista y ha dado innumerables pruebas de ello, pero eso no significa que no deba estar atento a las intenciones de altas autoridades de países vecinos que puedan enrarecer el ambiente.


Incompletas y parciales fueron a nuestro juicio las aclaraciones del canciller peruano, Manuel Rodríguez Cuadro, quien aseguró que el Presidente Toledo fue «mal interpretado» cuando cuestionó el tratado entre Chile y Bolivia de 1929 y relativizó los límites marítimos. Esto, porque quedaron pendientes las declaraciones hechas por el ministro de Defensa, Roberto Chiabra, ratificadas por el vicepresidente David Waissman, quienes sostuvieron que Perú sí está preparado para un conflicto armado con Chile.



Esta situación se planteó hace algunos días al interior de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado que presido, convocando a la canciller Soledad Alvear para analizar el tema, y luego concurrimos a una Comisión Conjunta de Relaciones Exteriores y de Defensa, para continuar con el tratamiento del problema desde todas sus aristas.



Al revés de otras ocasiones, estimamos que en esta oportunidad estamos frente a una situación seria, pero que hay que tratarla con mesura y prudencia.



Es, efectivamente, una circunstancia seria y preocupante, porque uno puede entender que a un ministro se le escape de repente una frase que no tenga asidero, o una opinión de tipo personal. Pero cuando esa misma declaración es ratificada por el vicepresidente del Perú David Waissman, me parece que se transforma en un asunto que tiene que ser aclarado por la Cancillería del Perú, la que no ha entregado versión alguna hasta el momento.
Se agrava el hecho con las últimas noticias emanadas del Perú, que ha informado que en ese país se creará un fondo especial para adquirir armamento moderno.



Por lo anterior estamos frente a una actitud poco afortunada, sobre un tema muy delicado. A nosotros nos parece que sería importante que predomine la cordura y no se mire sólo las encuestas locales para las cuales, al parecer, están dirigidas estas declaraciones.



La segunda autoridad del gobierno peruano, al ratificar los dichos de su ministro de Defensa, está señalando un hecho que expresa una intencionalidad y a nosotros nos interesaría saber su alcance. Si uno empieza a unir todas estas declaraciones, sin duda que nos encontramos con un escenario que debe ser aclarado.
Y es importante que se haga pronto, en el entendido que lo que deseamos es tener una convivencia armónica y una relación pacífica con todos los países, particularmente con nuestros vecinos.



Tanto Chile como sus vecinos y la totalidad de los países latinoamericanos deben concentrar sus mejores esfuerzos en la lucha contra la pobreza y en alcanzar mayores niveles de bienestar, progreso y desarrollo para sus pueblos. Por eso, las nubes que puedan amenazar este objetivo deben ser rápidamente disipadas.



Nuestro país tiene vocación pacifista y ha dado innumerables pruebas de ello, pero eso no significa que no deba estar atento a las intenciones de altas autoridades de países vecinos que puedan enrarecer el ambiente y tomar, consecuentemente, las providencias que aseguren su integridad territorial.



*Sergio Romero es senador de Renovación Nacional.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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