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CNN Chile desinforma: burbuja educativa estalló en otro lado

Bet Gerber
Por : Bet Gerber Directora del Programa de Comunicación Política, Chile 21.
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Es probable que Carola Fuentes no haya obedecido a ninguna conspiración inteligente, sino a la mera ignorancia y cómoda adhesión al mainstream del duopolio desinformativo. Desde el punto de vista psicológico, no obstante, el caso también da que pensar: mientras el mundo ve cómo en Chile estalla la burbuja educativa, la periodista sigue hablando desde el país ordenado que da lecciones a la caótica y desprolija región.


Días atrás, en lo que se suponía “La entrevista de Tomás Mosciatti” en CNN-Chile pero sin Mosciatti, Marco-Enríquez Ominami mencionó países de América Latina como Uruguay, Argentina, México, en donde las universidades públicas son gratuitas. El entrevistado destacó que en Argentina, incluso durante el gobierno neoliberal de  Menem, se crearon diez universidades públicas. La periodista reemplazante, Carola Fuentes, refutó con ironía: «…con 8-10 días de clase por año y un Estado que no les puede dar trabajo después».

Caramba, Carola, antes de desinformar, es menester periodístico informarse. Primero, ¿de dónde surge el supuesto total de 8-10 días de clase? Segundo: ¿dónde se ha visto que el Estado deba “dar trabajo después”? ¿En Chile, en Finlandia, en EE.UU.?  La  impericia de la conductora, pese a todo, permite echar luz sobre algunas prácticas instaladas en los medios de la plaza. Por empezar, ha devenido en  deporte de ciertos medios masivos chilenos desacreditar las opciones políticas de los países vecinos, sobre todo aquellas que otorguen relevancia al rol del Estado. Sin ir más lejos, en lo que respecta a la Argentina, El Mercurio y La Tercera se nutren –o se intoxican- básicamente de los antigubernamentales La Nación y Clarín, fuentes sesgadas sobre las cuales se construye una imagen vecina rayana en lo caricaturesco. Desde luego que a la sistemática  descalificación  le subyace un mantra inspirador un tanto caduco a estas alturas: “Repite conmigo: sólo el mercado nos salvará”. Por su parte, otros medios se limitan cómodamente a seguir la tendencia porque, según parece, mentir por TV no tiene costos.

[cita]Ha devenido en  deporte de ciertos medios masivos chilenos desacreditar las opciones políticas de los países vecinos, sobre todo aquellas que otorguen relevancia al rol del Estado. Sin ir más lejos, en lo que respecta a la Argentina, El Mercurio y La Tercera se nutren –o se intoxican- básicamente de los antigubernamentales La Nación y Clarín, fuentes sesgadas sobre las cuales se construye una imagen vecina rayana en lo caricaturesco.[/cita]

Para muestra basta el botón trucho de la periodista de CNN y el contraste con los datos concretos respecto de las universidades públicas argentinas. Martín Becerra, profesor de la U.B.A. y de la Universidad de Quilmes,  precisa cifras: “En las universidades públicas del conurbano bonaerense hubo en 2010 más del 95% de días de clases. En las Universidades Nacionales de Buenos Aires, La Plata, Córdoba, Rosario y otras grandes, los paros no afectan más del 80% del calendario por norma”.  Nadie niega que la universidad pública argentina esté atravesada por conflictos de diversa índole: políticos, gremiales, económicos, ideológicos, y  claro está que éste el punto que entusiasma al duopolio chileno y sus secuaces, que siempre omiten la otra cara de la moneda, a saber: aún con todo lo señalado, la universidad pública sigue siendo la que produce más del 90% de papers en revistas científicas internacionales de alto impacto.  Las patentes que se registran internacionalmente desde Argentina, por ejemplo, se corresponden con laboratorios de las universidades públicas, por una sencilla razón: la mayoría de las universidades privadas no hace investigación a mediano plazo porque su finalidad de lucro exige retornos más o menos inmediatos, y por lo tanto “no pueden representar áreas de saber que no garanticen ingresos en el corto plazo, lo que es un contrasentido en términos de avance del conocimiento científico y contradice la función misma de Universidad”.  La impecable lógica de Becerra suena a herejía desde las billeteras de varios accionistas locales.

Ahora bien, es  probable que Carola Fuentes no haya obedecido a ninguna conspiración inteligente, sino a la mera ignorancia y cómoda adhesión al mainstream del duopolio desinformativo. Desde el punto de vista psicológico, no obstante, el caso también da que pensar: mientras el mundo ve cómo en Chile estalla la burbuja educativa, la periodista sigue hablando desde el país ordenado que da lecciones a la caótica y desprolija región. Y no es la única. En medio de la eclosión de la ciudadanía harta del abuso de poder, es hora también de empezar a cobrar la palabra a quienes abusan del poder de la pantalla. Y sugerir a CNN que vuelva Mosciatti, mientras la reemplazante cursa periodismo en una buena universidad pública y gratuita.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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