Hace bien a Chile que los columnistas declaren sus conflictos de interés cuando estos existen ya que no es bueno para la convivencia nacional expresar opiniones sin que la opinión pública conozca los verdaderos intereses que existen detrás de una determinada posición.
Después de leer la columna de Max Colodro quedo con un sabor amargo. ¿Hasta dónde puede llegar la red de las grandes industrias? Llama la atención que, bajo un lenguaje cuidadosamente estudiado y una redacción que pretende situarse como un analista independiente, apoye el otorgamiento a perpetuidad de los recursos pesqueros de Chile a las siete familias.
Como indica el columnista Colodro, “los temas más complejos han estado sin duda vinculados al fraccionamiento de las cuotas globales, a la duración de la licencias y al alcance de las licitaciones”.
Al respecto es conveniente precisar:
La duración de las licencias es a perpetuidad, a través de establecer licencias renovables automáticamente cada 20 años; sólo podrán ser revocadas si los titulares de dichas licencias incumplen la ley. Esto es nuevo en Chile: para unos muy pocos chilenos, basta con cumplir la ley para seguir siendo sujeto de privilegios que ascienden a varios miles de millones de dólares. Ojalá que fuera extensivo a los otros 17 millones de chilenos que somos respetuosos del ordenamiento jurídico y que no recibimos ningún privilegio.
[cita]Hace bien a Chile que los columnistas declaren sus conflictos de interés cuando estos existen, ya que no es bueno para la convivencia nacional expresar opiniones sin que la opinión pública conozca los verdaderos intereses que existen detrás de una determinada posición.[/cita]
El alcance de las licitaciones era limitado en el acuerdo Longueira-DC y tal como salió de Comisión Mixta, son aún más limitados. ¿Puede hablarse de “avances sustantivos” como lo hace Colodro cuando se considera licitar no más de 15 %, y solo de algunas pesquerías?
Produce indignación el reconocimiento que hace Max Colodro a los industriales por ser “un elemento difícil de aceptar por aquellos que veían en el carácter indefinido de las licencias una garantía importante, pero que han estado dispuestos a renunciar a ello sin exigir previamente un proceso de expropiación legal y el pago de las indemnizaciones correspondientes”. Implícitamente el columnista está avalando la hipótesis de las siete familias respecto de los autodesignados derechos históricos, lo que resulta inaceptable.
Los trabajadores de la industria no experimentan ningún avance con la Ley de Pesca. No contamos con nuestra principal reivindicación, una plataforma social efectiva, con recursos frescos que permita resguardar el futuro de quienes ejercen este oficio. Parece ser que el señor Colodro sólo ha escuchado a unos pocos dirigentes que se entregaron en cuerpo y alma a la causa de las siete familias.
Finalmente, es interesante preguntar públicamente al señor Colodro si tiene alguna relación con la industria pesquera, sus “lobbistas” o sus asesores, así como que clarifique cuál es su vinculación con Cristina Bitar, si es que la tuviera.
Hace bien a Chile que los columnistas declaren sus conflictos de interés cuando estos existen, ya que no es bueno para la convivencia nacional expresar opiniones sin que la opinión pública conozca los verdaderos intereses que existen detrás de una determinada posición.
