Publicidad

Longueira puede

Isabel Plá J.
Por : Isabel Plá J. Ex vicepresidenta de la Unión Demócrata Independiente (UDI)
Ver Más

Mientras la caricatura dibuja a un partido dogmático – una especie de secta, – , defensora del mercado salvaje y atrincherada en el integrismo religioso, la UDI se ha transformado en el partido más grande de Chile y ha convocado a sus filas desde economistas y jóvenes intelectuales, hasta una ex animadora de televisión, pequeños emprendedores y a miles de dirigentes sociales en todo el país.


Desde la noche del domingo 30 de Junio, la academia se agarra la cabeza a dos manos, para entender cómo el candidato presidencial de la UDI, Pablo Longueira, le ganó a la lógica instalada, a las encuestas, a Kramer y a la opinión de todos los analistas, que en las últimas semanas proyectaron los resultados de la primaria.

¿Por qué la UDI y Longueira sorprendieron nuevamente? Porque cuando sus aliados y la izquierda analizan a la UDI, lo hacen desde el mito y la caricatura y no desde su historia, su trabajo concreto y sus resultados. Y porque muy pocos han superado el lugar común, para evaluar en toda su magnitud las capacidades y el liderazgo de quien es hoy el candidato presidencial de la Alianza.

Sí, la UDI lo hizo de nuevo: demostró que la caricatura es interesante para escribir columnas de opinión y proyectar resultados en los almuerzos más conspicuos de Santiago; y el trabajo y la coherencia para ganar elecciones.

[cita]Mientras la caricatura dibuja a un partido dogmático – una especie de secta, – , defensora del mercado salvaje y atrincherada en el integrismo religioso, la UDI se ha transformado en el partido más grande de Chile y ha convocado a sus filas desde economistas y jóvenes intelectuales, hasta una ex animadora de televisión, pequeños emprendedores y a miles de dirigentes sociales en todo el país. [/cita]

Mientras la caricatura dibuja a un partido dogmático – una especie de secta, – , defensora del mercado salvaje y atrincherada en el integrismo religioso, la UDI se ha transformado en el partido más grande de Chile y ha convocado a sus filas desde economistas y jóvenes intelectuales, hasta una ex animadora de televisión, pequeños emprendedores y a miles de dirigentes sociales en todo el país. Y mientras el mito califica a Longueira como el ultraconservador que no ha pasado la prueba de la blancura en materia de democracia; sostiene que su derecha popular se reduce a simple “marketing político”; y que el rechazo en las encuestas le impiden ganar elecciones, el candidato presidencial de la Alianza ha superado todos los desafíos electorales a los que se ha sometido, impulsado acuerdos con la Concertación; incomodado a la derecha económica una y otra vez; para terminar jugando un rol importante en el primer gobierno de centro derecha en 50 años, desde donde, de paso, elevó a la categoría de vedette, a uno de los ministerios más opacos de todas las administraciones. El broche de oro lo puso el domingo 30, cuando tras solo dos meses de campaña, ganó la primaria.

Longueira puede ganar en noviembre. Tiene para ello un capital y la capacidad de ampliarlo en el corto plazo: un partido ordenado detrás de su figura y que, antes de lo esperado, sabrá convocar a RN, no solo para que cumpla con su palabra de honor -lo que nunca ha estado en duda – sino para convencerlo de que sí es posible derrotar a la izquierda en noviembre, sumarlo con entusiasmo y garantizar el protagonismo que le corresponde. Cuenta también con un liderazgo que le permite articular un equipo que sorprenda por su diversidad y una propuesta inclusiva, que proyecte los éxitos del primer gobierno de la Alianza y responda con audacia al complejísimo Chile de hoy. Quienes conocen su trayectoria y hasta donde es capaz de llegar, saben que Longueira puede conquistar a quienes están reclamando por su orfandad y movilizar desde el voto histórico de la derecha en Vitacura, hasta el de los chilenos de Renca, San Bernardo y Monte Patria, pasando por una mayoritaria clase media, que integra buena parte de ese contingente de 10 millones de chilenos que el domingo 30 de junio prefirieron quedarse en casa.

Longueira puede ganar en Noviembre y volver a sorprender a la academia, a las encuestas y a una izquierda que insisten en instalarlo en un “extremo”, espacio en el que habita sólo el mito.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias