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La practicidad de Escalona

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Matías Silva Alliende
Por : Matías Silva Alliende Abogado y Profesor Derecho Constitucional
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Lo que hace Camilo con esta nueva cruzada es vaciar de contenido todo tipo de proyecto alternativo de la política. Le acomoda la diosa indiferencia, la inmovilidad, el que no pase nada, total seguimos los mismos, es más seguro y más estable.


Pragmático. Así pueden definir algunos a Camilo Escalona. Para algunos se trata de una virtud. Para otros un defecto. Generalmente se asocia el pragmatismo con la practicidad, poniendo el énfasis en los fines y dándole menos importancia a los medios.

Sin embargo, para entender mejor de qué tipo de pragmatismo estamos hablando en el caso del senador Socialista, hay que descartar que Escalona encarne el espíritu de lo que últimamente se ha denominado como Nueva Mayoría, difícil cuando su principal alianza partidaria es Ignacio Walker. Escalona más bien representa la antigua Concertación, la de los cambios en la medida de lo posible.

A los filósofos pragmáticos como Dewey los guiaba el interés por clarificar el pensamiento y eran contrarios a la idea de que la filosofía era un sistema fijo de verdades últimas entendidas como respuestas únicas a problemas estáticos.

[cita]Lo que hace Camilo con esta nueva cruzada es vaciar de contenido todo tipo de proyecto alternativo de la política. Le acomoda la diosa indiferencia, la inmovilidad, el que no pase nada, total seguimos los mismos, es más seguro y más estable.[/cita]

Para Dewey, política y ética no son compartimentos separados, para él lo ético engloba todas aquellas experiencias que son buscadas. No hay medios impuros para fines puros, un medio es siempre parte del fin.

¿Escalona será un pragmático? Si hemos concluido que el medio está cargado de tanto valor como el fin, debemos suponer que Camilo es más bien un práctico que un pragmático. Hay quienes sostienen que la política tiene más de prácticos que de pragmáticos, si hasta el PC chino pasó de la Revolución Cultural al Capitalismo Popular. El problema es la seriedad con que se hacen las cosas.

El “sí” de Camilo a la nueva candidatura al Senado, es un cambio de frente al mejor estilo del Bichi, rabona incluida, con cambio de frente y de convicciones.

Esto me lleva a afirmar que Camilo es cada vez más marxista. Es cada vez más marxista, pero no al estilo de Karl, sino al estilo de Groucho. El primero dijo que el motor de la historia es la lucha de clases, el segundo, que es a quien sigue Escalona, dijo: “Estos son mis principios, si nos les gustan, tengo otros”. Es la ideología de la desorientación y del ridículo.

Lo políticamente grave, es que ya no se tiene recato alguno, esto lo hace a vista y paciencia de todos nosotros, el ridículo lo hace en cadena nacional y como dijo alguien por ahí del ridículo es muy difícil volver.

Lo que hace Camilo con esta nueva cruzada es vaciar de contenido todo tipo de proyecto alternativo de la política. Le acomoda la diosa indiferencia, la inmovilidad, el que no pase nada, total seguimos los mismos, es más seguro y más estable.

Escalona al igual que Groucho piensa: “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”. Camilo definitivamente no es pragmático, es un práctico, el más marxista de los prácticos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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