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Educación intercultural, una necesaria renovación educativa

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Rolando Poblete Melis
Por : Rolando Poblete Melis Coordinador Magíster en Educación Inclusiva Universidad Central.
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La educación intercultural es uno de los temas educativos que ha generado un creciente interés en círculos académicos, pedagógicos e incluso políticos. Desde estos ámbitos se sostiene que es la modalidad educativa más indicada para promover procesos de integración al interior de las escuelas que confluyan en relaciones democráticas y solidarias.

Sin embargo, tal afirmación sólo tiene sentido si es que de antemano aceptamos que tanto la sociedad como las escuelas son un espacio de encuentro para grupos humanos diversos que, además, están en permanente transformación.

En ese marco, uno de los cambios más significativos que ha experimentado la sociedad actualmente es la irrupción de identidades que tradicionalmente estuvieron subsumidas bajo los discursos dominantes, de nuevas formas de expresar un estatuto de ciudadanía que ya no admite segundos planos: mujeres, indígenas, minorías sexuales, tribus urbanas e inmigrantes son parte constitutiva del nuevo panorama social y cultural al cual nos enfrentamos en todos los niveles.

[cita]La tradicional idea de homogeneidad que acompañó el desarrollo educativo y el ejercicio curricular no calza con la realidad, con las manifestaciones diversas que dan cuenta de una heterogeneidad que ni la sociedad ni la escuela pueden obviar, y que la era de la información y conocimiento ayuda a visibilizar.[/cita]

No obstante, esta constatación por sí sola no expresa a cabalidad lo que ocurre en nuestras calles, en el espacio público, donde estos grupos se relacionan entre sí, a veces desde la aceptación y otras desde el conflicto. Tampoco nos dirá lo que ocurre en las escuelas, en su cotidianeidad y en la forma en que tanto docentes como estudiantes se hacen cargo de esta realidad para superar situaciones de discriminación, exclusión o racismo.

Por eso, uno de los desafíos de la reflexión educativa es reconocer los contextos en los cuales a los y las educadoras les corresponde ejercer su labor formadora. De ahí que pensar sobre las características de las sociedades actuales es una exigencia no sólo para la necesaria renovación del currículum, sino sobre todo para responder a las demandas de una sociedad y de estudiantes que cambian.

La tradicional idea de homogeneidad que acompañó el desarrollo educativo y el ejercicio curricular no calza con la realidad, con las manifestaciones diversas que dan cuenta de una heterogeneidad que ni la sociedad ni la escuela pueden obviar, y que la era de la información y conocimiento ayuda a visibilizar.

Hablar de educación intercultural no es un ejercicio realizado en vano. Desde mi perspectiva es una necesidad para hacernos cargo de una realidad negada en nuestra sociedad y escuelas, dejada de lado frente al imperativo de la construcción de una identidad nacional excluyente y cerrada.

Así, la educación intercultural surge como una necesaria renovación educativa para acoger la diferencia que expresan los y las estudiantes y reconocerla como fuente y recurso de aprendizaje.

 

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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