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Cores: la primera vez

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Marcelo Carvallo
Por : Marcelo Carvallo Arquitecto, Candidato a CORE Maipú, Cerrillos y Estación Central
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No hay que olvidar que el 17 de noviembre no sólo podremos pronunciarnos sobre quién dirigirá los destinos del país los próximos cuatro años; no sólo opinaremos sobre quiénes queremos que legislen en un Parlamento que requiere con urgencia renovación, seriedad y respeto; sino que también deberemos pronunciarnos sobre quiénes podrán, con una visión técnica, política y sobre todo ética, definir el futuro de nuestras ciudades.


Confusa. Así es esta primera elección directa de Consejeros Regionales. Se trata de un gran aporte a la profundización de la democracia, pero es indiscutible que ha sido eclipsada por el debate sobre los destinos generales del país, desplazando a un segundo plano temas como la democratización del territorio, una nueva estructura ejecutiva regional y un replanteo del obsoleto mapa político territorial que tenemos.

Claro, nada de eso se discute. Todo gira  en torno a las descalificaciones, frases fáciles y regalos por mil que caracterizan las últimas performances de las campañas presidenciales. Por ello hubiese sido mejor dar este paso de elección directa de los Cores en el contexto de una elección de alcaldes y concejales, reforzando así el debate sobre lo local.

Pero también es confuso el escenario, porque no ha habido una campaña de comunicación impulsada por quienes deben informar a la ciudadanía: el Gobierno y sus voceros. Lamentablemente han estado más preocupados de gestionar su dudosa continuidad, que de garantizar a los ciudadanos toda la información posible para los comicios del 17 de noviembre. El anuncio de una campaña informativa sobre esta elección resulta demasiado tardío para unos comicios que están a menos de un mes de su realización. Así, finalmente nadie explica los desafíos de un buen Gobierno Regional, porque también los candidatos a Core caemos en la tentación de tratar de posicionarnos al alero de nuestros candidatos presidenciales y parlamentarios, llenando las calles de imágenes sin contenido.

[cita]No hay que olvidar que el 17 de noviembre no sólo podremos pronunciarnos sobre quién dirigirá los destinos del país los próximos cuatro años; no sólo opinaremos sobre quiénes queremos que legislen en un Parlamento que requiere con urgencia renovación, seriedad y respeto; sino que también deberemos pronunciarnos sobre quiénes podrán, con una visión técnica, política y sobre todo ética, definir el futuro de nuestras ciudades.[/cita]

Pero aún tenemos algo de tiempo, aprovechar estas semanas, este espacio, para promover la generación de un Consejo de la Región que, aunando visiones diversas, pueda responder a los desafíos que se plasmen en los Planes de Desarrollo y, en esa línea, hacerlos coherentes con los instrumentos de planificación urbana. Uno de estos instrumentos es el Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR), el que debe relevarse en su capacidad de promover proyectos en coherencia con estrategias claramente definidas que potencien un desarrollo integrador, justo y sistémico de barrios, comunas y ciudades. Esa es la forma de transformar los recursos de inversión regional desde un mero fondo para pagar favores políticos a uno que mejore las oportunidades de desarrollo social, económico y cultural del país.

Un Consejo de la Región también podría pronunciarse sobre los planes reguladores, fortaleciendo un crecimiento armónico y justo de las ciudades, en donde el suelo sea adecuadamente democratizado, favoreciendo a quienes ya por mucho tiempo han sido reducidos a los márgenes de nuestras ciudades en beneficio del lucro inmobiliario.

El crecimiento de la ciudad debiese ser coherente también con la mantención del suelo rural, la protección del Medio Ambiente, una justa distribución de los bienes urbanos y una calidad de vida para todos, más allá de su condición social, económica, religiosa, sexual o étnica.

En fin, no hay que olvidar que el 17 de noviembre no sólo podremos pronunciarnos sobre quién dirigirá los destinos del país los próximos cuatro años; no sólo opinaremos sobre quiénes queremos que legislen en un Parlamento que requiere con urgencia renovación, seriedad y respeto; sino que también deberemos pronunciarnos sobre quiénes podrán, con una visión técnica, política y sobre todo ética, definir el futuro de nuestras ciudades.

De usted depende que finalmente prime la posibilidad de comenzar el camino para la construcción de una “Ciudad Justa”.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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