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Bombas de ultraizquierda o de ultraderecha

Por: Ernesto Benado


Señor Director:

A pocas semanas del nuevo nombramiento de Gustavo Villalobos por segunda vez como director de la ANI, en reemplazo de Gonzalo Yussef, me visitó un «historiador» para preguntarme sobre los movimientos disidentes del mundo comunista, de hace 50 años.

¿Se da el escenario actual para repetir la acción violenta de esos años? Fue la principal pregunta. Al final de la entrevista, y como al pasar, me preguntó si conocía, por su seudónimo, a una persona que en esos años supuestamente conocía cómo preparar una bomba casera. Le dije que no lo conocía.

Si la entrevista tenía que ver con la ANI sería una evidente muestra de que la Agencia supone que los colocadores de bombas son gente de izquierda. La experiencia internacional indica todo lo contrario.

Cuando hay un gobierno de izquierda y en especial si está presidido por una persona de militancia socialista y se quiera sembrar el terror y desestabilizar al gobierno y su economía, lo más probable es que se trate de gente de extrema derecha.

El acto de terrorismo más violento y sangriento (si dejamos de lado su vertiente musulmana y el atentado a las torres gemelas en Nueva York) es el de la estación de Bolonia ( Italia) en 1980. La investigación demostró que los terroristas eran neofascistas y que los organismos del Estado italiano fueron también condenados por sembrar pistas falsas, tendientes a inculpar a las “Brigadas Rojas”. El presidente de Italia en esos años era Sandro Pertini militante del Partido Socialista italiano.

En los atentados en la estación de Madrid de Atocha el gobierno de derechas se apresuró en culpar a la ETA, lo que le costó la derrota en las elecciones. Sólo por casualidad, uno de los teléfonos celulares que no funcionó, llevó la pista verdadera a Al Queda.

En los meses finales del gobierno de Allende explosiones en Magallanes al pie de las torres de alta tensión eléctrica revelaron, como actor, casualmente a un miembro de las Fuerzas Armadas que resultó herido.

En los próximos días o semanas, la ANI tendrá el resultado de los análisis del explosivo usado y se sabrá con cierta certeza el origen de éste. Siendo Chile un país minero hay muchos expertos en explosivos, lo que facilitará conocer con cierta aproximación de dónde provino y quiénes tienen acceso a esos explosivos.

Pero la gran pregunta es: ¿habrá podido la ANI en estos años infiltrar a los grupos terroristas? Si lo logró, en pocos días más deberá haber nombres y detenciones. ¡Ojo!, por favor, no sembrar pistas falsas.

Ernesto Benado

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