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Socialismo y descentralización: comunalistas versus aparatientos

Esteban Valenzuela Van Treek
Por : Esteban Valenzuela Van Treek Ministro de Agricultura.
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Duele observar a buena parte de la dirigencia de izquierda chilena como paladines del centralismo, del poder burocratizado y de la domesticación de actores territoriales. Posturas en las antípodas del ideario libertario y descentralizador de las grandes izquierdas transformadoras, las mismas que en Escandinavia, Cataluña o Uruguay, hacen de la dispersión del poder y de su devolución a los pueblos y comunidades que habitan el territorio, un aspecto esencial de su programa.


Duele observar a buena parte de la dirigencia de izquierda chilena como paladines del centralismo, del poder burocratizado y de la domesticación de actores territoriales. Posturas en las antípodas del ideario libertario y descentralizador de las grandes izquierdas transformadoras, las mismas que en Escandinavia, Cataluña o Uruguay, hacen de la dispersión del poder y de su devolución a los pueblos y comunidades que habitan el territorio, un aspecto esencial de su programa. De hecho, los países más avanzados y equitativos del mundo, los socialistas democráticos de Suecia, Noruega y Dinamarca, tienen una larga tradición de poder municipal, regional y autonomías a sus pueblos originarios (esquimales y lapones o samis). Nada de miedo a las comunidades. De dicha tradición se nutrió el Frente Amplio uruguayo, haciendo de la gestión de Montevideo un paradigma de gestión participativa y progresista, creando además municipios complementarios a su nivel macrodepartamental. Son la izquierda republicana catalana y los socialistas ibéricos que, a diferencia de la derecha, no temen a las autonomías o al “arreglo federal”.

En Chile la izquierda no se entusiasma con la descentralización, con grandes excepciones como las voces regionales en Magallanes, el Norte, Concepción, y segmentos del centro que hemos apostado hace años por un socialismo que profundiza la democracia y no la concentra en un puñado de aristócratas e intermediarios del poder en Santiago. Es pavoroso el tibio apoyo a la elección de Intendentes, las mil razones para postergar los procesos, el predominio de la construcción de más agendas estatales por sobre el empoderamiento autónomo de las regiones, incluyendo las áreas metropolitanas.

[cita] Duele observar a buena parte de la dirigencia de izquierda chilena como paladines del centralismo, del poder burocratizado y de la domesticación de actores territoriales. Posturas en las antípodas del ideario libertario y descentralizador de las grandes izquierdas transformadoras, las mismas  que en Escandinavia, Cataluña o Uruguay, hacen de la dispersión del poder y de su devolución a los pueblos y comunidades que habitan el territorio, un aspecto esencial de su programa. [/cita]

Recabarren fue un precursor de una izquierda comunalista y regionalista, a diferencia de aquella que sólo quiere administrar el “Palacio de Invierno”: regidor del Partido Demócrata, constructor de movimiento social desde abajo con las mancomunales y la ayuda mutua fraterna entre el mundo de los trabajadores(as) del norte, diputado del Partido Obrero Socialista, luego Comunista en su congreso en Rancagua. Recabarren escribió sobre “lo que puede hacer un pueblo inteligente” en el poder local y antes de morir advirtió los peligros autoritarios en la propia izquierda.

Es el tiempo en que en el PS y otras fuerzas el discurso referido a la descentralización administrativa, política, económica y cultural, sea protagonista y no apéndice de su plataforma. Descentralizar es un proceso ineludible para las naciones que quieren ser cohesivas en el contexto de la globalización.

En el documento “Un partido para refundar el socialismo en el siglo XXI, más democracia, inclusión, descentralización  y socialismo”, se enfatiza que en este nuevo ciclo “se debe profundizar la descentralización para combatir los desequilibrios territoriales, económicos y ambientales”.

El PS debiera impulsar, junto a las demás reformas transformadoras, un apoyo activo a las propuestas que emanaron de la Comisión de Descentralización y el proyecto de regionalización presentado por el Gobierno. Un tema importante es la elección directa de Intendentes durante este periodo presidencial, sin ambigüedades ni cálculos menores.

Con nuestras miradas, desde adentro y desde afuera del PS, se puede comentar, sobre sus claves elecciones, que persiste una matriz centralista de pensamiento que se expresa en la mitificación del “Comité Central”. Por eso se ha planteado para el próximo Congreso una reforma estatutaria para que los militantes socialistas elijan en forma directa a sus presidentes a nivel  comunal, regional y nacional. Además de hacer obligatorias las primarias y dar poder a las instancias regionales, convirtiéndose en un partido en red de movimientos de izquierda regional.

La propia transformación interna del PS en lo programático y organizacional ayudará a colocarlo como protagonista de las reformas transformadoras y no como administrador temeroso de los procesos que caminan hacia un Chile más democrático, justo y descentralizado. La misma pasión que ha tenido el PS en apoyar las reformas tributaria, educacional y laboral, la queremos para un PS que devuelva renta a las regiones, fortalezca los municipios, elija a los intendentes, asegure participación y revocatoria de autoridades, apoye la equidad de género y las autonomías indígenas.

Jorge Arrate en los 80 escribía que el socialismo era la materialización del ideal democrático, y la democracia es el poder en muchos. El doctor Condeza, en Concepción, pide asamblea constituyente, plebiscito y regionalismo. Eduardo Cifuentes, desde el sur, sigue creyendo en las escuelas de formación y en las redes de los emprendedores campesinos desde su comarca. Adolfo Millabur demuestra el virtuosismo del poder lafquenche para señalar otros caminos de desarrollo. La Presidenta Michelle Bachelet rompe con 180 años de centralismo institucional y devolverá a las provincias y regiones el derecho a elegir su Intendente. Son voces de una corriente socialista transformadora que hace del poder de las comunidades y de los territorios el motor de la historia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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