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Conservadurismo y delincuencia: Haciendo leña del árbol caído

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Por: Daniel Áthurel J., periodismo, Universidad de Chile


Señor Director:

Creo que no necesito respaldar esto con una encuesta o el enlace a una noticia en específico; sólo espero que tenga presente conforme al desarrollo noticioso de las semanas que están por venir.

La derecha al interior de la DC, que es la que durante este gobierno ha ejercido efectivamente el rol de oposición (la derecha formal está muy ocupada intentando sacar a sus militantes de la cárcel), dio por terminada la lucha contra el impulso reformista de la Nueva Mayoría, cuando Bachelet reconocía que no hay plata para financiarlas (esencial en ese «sinceramiento» fue el rol de su nuevo ministro de Hacienda).

Por cierto, es de notar que mientras las portadas de la prensa se llenaban con el desplome en los indicadores de confianza empresarial y los think tank liberales rasgaban vestiduras por la «imagen país» a ojos de inversionistas extranjeros, nadie parecía reparar en que las economías del continente sin excepción han visto caer sus índices de crecimiento, resentidas por la esperable desaceleración de la industria en China.

Obviamente este «segundo tiempo» abiertamente conservador del gobierno no va a dejar contentos a los sectores más progresistas de la Nueva Mayoría (y a diversos grupos movilizados de la sociedad civil). Por eso la lucha de la derecha ahora es defender este giro conservador, principalmente invisibilizando los «gestos» y movilizaciones de quienes vengan a decir «te lo dije».

Con este propósito, la derecha va a echar mano una vez más a su acostumbrado volador de luces: la delincuencia. A partir de esta semana vamos a comenzar a ver cómo la cobertura de los grandes medios aumenta considerablemente en lo referente a asaltos, robo en lugar habitado, lanzazos, narcotráfico, etcétera. En el caso de los telediarios, por supuesto, aderezado con la acostumbrada música de suspenso, imagen en blanco y negro y cámara lenta.

Tan sólo la semana pasada Alberto Espina (RN) nos ponía al nivel de Somalía al señalar que en Chile «Estamos fallando como Estado de derecho». Además, una serie de figuras de la Alianza lanzaron la campaña «Juntos contra la delincuencia», que propone una serie de medidas que atentan contra derechos esenciales de las personas y su presunción de inocencia (siendo la principal la detención por sospecha o «control preventivo de identidad»). Y por último, sin querer ser menos, Ignacio Walker (DC) señaló a La Segunda que «Hoy hay dos prioridades absolutas: delincuencia y reactivación económica. Punto».

De acuerdo con la agenda de La Moneda, dentro de poco más de un mes comenzará la discusión para lograr una nueva Constitución, en un mecanismo que, si acaso ya está decidido, el gobierno mantiene aún oculto bajo siete llaves. Por cierto, una de las notas más surrealistas de la semana política fue ver a Jorge Burgos, señero estandarte del «partido del orden», saliendo a acariciar a los partidarios de un cambio constitucional via Asamblea Constituyente luego de que su jefa descartara de plano esta posibilidad en un programa radial.

En fin, no está de más recordar que aunque Chile no es un paraíso en términos de seguridad. Pocas cosas cambiarán radicalmente de un año a otro. Por ejemplo los índices que se asocian comúnmente a la delincuencia, tales como empleo, educación y pobreza.

Obviamente, tampoco cambiarán mucho los índices de delincuencia, los cuales, según el Barómetro de Las Américas 2014, nos ubican como el sexto país más seguro del continente; lo que quiere decir sin duda, que Chile es más peligroso para vivir que Canadá, Guyana o Jamaica.

Daniel Áthurel J.
Periodismo, Universidad de Chile

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