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Piñera ya compró la elección

Frente al caos la gente dice, entonces, “denme cualquier cosa, aunque sea Piñera”; y éste se da cuenta de que el país está en liquidación y puede comprar barata su Presidencia. ¿Qué son para él diez o veinte millones de dólares si tiene dos mil quinientos, y aquellos los va a gastar “ad maiorem gloriam” de sí mismo?


Nadie desmintió la noticia de que Piñera se reunió con los cien más sólidos candidatos a alcalde de la derecha en sus oficinas de la Fundación “Avanza Piñera” (nombre real, pues el oficial es “Avanza Chile”), les entregó una carpeta y un pendrive con las características de sus respectivas comunas, y les dijo otras cosas que no es difícil imaginar en cuanto al apoyo a sus campañas.

Es una parte del precio de compra de su campaña para la reelección presidencial, la cual corre con enorme ventaja sobre las demás porque, primero, se presenta como alternativa a la devastación que ha provocado la Nueva Mayoría, todos cuyos proyectos emblemáticos tienen apoyo minoritario en la opinión pública, según las encuestas y, por consiguiente, si un candidato se limita a decir que no los va a llevar adelante y va a dejar las cosas como están, ya tiene asegurada la mayoría; segundo, las faltas a la probidad, reales o supuestas, de los demás posibles candidatos son similares a las de Piñera, pero a ellos los afectan y a éste no: ME-O cayó 17 punto en la encuesta CEP, tras comprobarse que recibió dineros mediante boletas y facturas objetadas de SQM, mientras Piñera, que recibió similares dineros mediante similares boletas y facturas, no cayó nada. Esto es porque los medios destacan lo de ME-O y silencian lo de Piñera. Pregúnteme usted cómo lo hace. Y porque la fiscalía ha actuado en el caso del primero y no en el del segundo. Tercero, porque todos los candidatos en la elección municipal van a “jugar a ganador” durante sus campañas y van a querer aparecer en la foto con el que tenga más adhesión en la encuestas (y sea, creíblemente, quien más los va a ayudar económicamente en sus campañas). ¿Quién podrá ser ése?

El “país real”, a todo esto, está ya en un estado de que cualquier cosa es mejor que el gobierno que tiene. Basta leer la página A-2 de “El Mercurio” de hoy, en que se manifiestan los dos más grandes problemas reales de los chilenos: la delincuencia y la salud. Una chilena que vive en el extranjero manifiesta que no ha podido dejar atrás el miedo que da vivir en un país asolado por los asaltos y el desorden. Es que, simplemente, ya no hay gobierno. La puerta giratoria torna a máxima velocidad. El Registro Civil se declara en paro ilegal y perjudica a centenares de miles de personas impunemente, pero no pasa nada y premian a los huelguistas ilegales. Los funcionarios de la DGAC hacen lo mismo y la gente desesperada por los vuelos suspendidos tiene que pagar millones por un “chárter” y arreglárselas como pueda, mientras la autoridad no toma medida alguna contra los trasgresores, y también termina también premiándolos. Simplemente, ya no hay gobierno.

Y el doctor Juan Kehr Soto, del Hospital San Juan de Dios, nos revela la realidad de la salud pública estatizada: nunca se había gastado más recursos, pero nunca había habido más esperas y faltas de atención de los pacientes, porque la plata se la han gastado en contratar más funcionarios y hacer nuevas oficinas que no aportan nada a la salud de los enfermos. Es decir, el socialismo lucra sin medida a costa del presupuesto. Pero en la misma página dos adalides de la salud estatal como “derecho social”, la doctora Vivienne Bachelet y el abogado Fernando Atria, claman por que de una vez por todas el desastre del San Juan de Dios se haga extensivo a todos los hospitales del país «y se termine el lucro». Es un chiste.

Frente al caos la gente dice, entonces, “denme cualquier cosa, aunque sea Piñera”; y éste se da cuenta de que el país está en liquidación y puede comprar barata su Presidencia. ¿Qué son para él diez o veinte millones de dólares si tiene dos mil quinientos, y aquellos los va a gastar “ad maiorem gloriam” de sí mismo?

Todo lo demás es paja picada. Su VI Gobierno de la Concertación está ad portas. Salvo que la Concertación propiamente tal se ponga las pilas y decida que el caos actual la va a mandar cambiar otra vez y esto debe terminar, de modo que, cumplidos dos años de Michelle Bachelet, le pida a ésta dar un paso al costado, haga elegir a Lagos para que restablezca la autoridad por el resto del período y después lo presente a él como candidato, al cual ciertamente no le va a faltar financiamiento, porque no va a tener que “pedir que le den”, como decía un antiguo radical, sino que simplemente lo van a poner “donde haiga”.

Sería la única alternativa a la compra por Piñera.

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