Para que nadie se ofenda, y ya que ellos tienen tantas hipótesis sobre las calamidades que se van a dejar caer sobre el país si se aprueba la constitución, me permito plantear un par de hipótesis acerca de algunas de las variables que, en el fondo y más realmente, están sustentando y motivando a la opción por el apruebo de los autodenominados centro-progresistas.
Durante este tiempo he tratado de comprender y de hacer un esfuerzo para encontrar los móviles que guían y las razones que animan la opción de los autodenominados “centro-izquierda por el rechazo”. Opción que, por lo demás, han desplegado con un claro hálito de arrogancia y con una sorprendente cobertura en los medios de comunicación.
Lo que sucede es que, así como en el caso de gran parte de la derecha me parece casi natural su desprecio por el nuevo texto constitucional, en el caso del grupo en comento, mi asombro y decepción ha ido en aumento. Para tratar de ser algo más justo, al menos como sociólogo, he tratado de ir desmalezando los componentes y variables de la cuestión en análisis, lo que me ha permitido llegar a algunas conclusiones, de las cuales obviamente soy el único responsable, pero que quisiera compartir con los lectores de este texto.
Sus recurrentes críticas y argumentos para estar con el rechazo se han concentrado particularmente en el sistema político y sus amenazas, el funcionamiento legislativo, la eventual politización del sistema de justicia y la pérdida del nombre “poder judicial”, las autonomías territoriales indígenas y su paralelismo judicial con el Estado chileno.
Sobre estos temas, no solo se han aclarado múltiples tergiversaciones y caricaturas (también mentiras) acerca de lo que realmente expresa el texto, sino que también prestigiosos constitucionalistas han hecho precisiones y han propuestos mejoras en la implementación en caso de ganar el apruebo. Sin embargo, esto no es suficiente y se insiste majaderamente en las mismas críticas, las que, ojo, en su mayoría no son más que hipótesis, a las cuales ellos mismos adelantan las respuestas. La “lógica” del argumento es sostener, casi como infalible, que “al implementarse tal o cual norma de la nueva constitución, necesariamente, lo que se cambia no va a funcionar (ejemplo el sistema legislativo) y, además, se provocarán serios y lamentables problemas y crisis en el Estado chileno en diferentes ámbitos”.
Es aquí donde surge una pregunta clave que es la que más equívocos e inquietudes me ha provocado: ¿estas críticas e insuficiencias, debidamente aclaradas y/o con clara disposición a su corrección como ya se dijo, son, para una persona de centro-izquierda, más relevantes, anulan y sobrepasan el Estado social y democrático de derecho, el compromiso explícito con el medio ambiente y la naturaleza, la participación ciudadana que hace a todas las personas protagonistas de su futuro, unas relaciones más equilibradas entre trabajo y capital implementando el trabajo decente, la protección y acogida a la mujer en múltiples aspectos, la atención por las neuro discapacidades, el reconocimiento al trabajo doméstico y de cuidados, una real descentralización del país, el cuidar el agua para nuestros hijos y nietos, el más que justo reconocimiento de los pueblos indígenas ya propuesto hace ya casi 20 años como reforma constitucional por el presidente Aylwin, en fin, la democracia solidaria e inclusiva cuyos valores irrenunciables son la dignidad, la libertad y la igualdad sustantiva de los seres humanos?
Ciertamente, en una persona de centro-izquierda, no debería caber responder positivamente a esta pregunta, ni tampoco sacar conclusiones que deriven en una opción por el rechazo. Sin embargo y dado que no ha sucedido aquello, es decir, que este comparar y sobre pesar, cuantitativa y cualitativamente, lo malo y lo bueno de la constitución no ha funcionado como argumento convincente para el grupo “ centro izquierdista”, me ha parecido imprescindible avanzar hacia una respuesta explicativa de la opción de este grupo por el rechazo, la que se encuentra en un par de variables intervinientes y/o ocultas que no se han explicitado y que se busca mantener en estado de latencia.
Para que nadie se ofenda, y ya que ellos tienen tantas hipótesis sobre las calamidades que se van a dejar caer sobre el país si se aprueba la constitución, me permito plantear un par de hipótesis acerca de algunas de las variables que, en el fondo y más realmente, están sustentando y motivando a la opción por el apruebo de los autodenominados centro-progresistas: