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3.000 niños y niñas sin educación, un futuro sin raíces Opinión

3.000 niños y niñas sin educación, un futuro sin raíces

Juan Pablo Venegas
Por : Juan Pablo Venegas Director de Incidencia Pública World Vision Chile
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Es imperativo que busquemos nuevas alternativas y estrategias para asegurar un futuro prometedor para nuestros niños, niñas y adolescentes.


En este inicio del año escolar, nos enfrentamos a una realidad preocupante: más de 3.000 niños y niñas se encuentran fuera del sistema educativo. Detrás de esta cifra desoladora se esconden múltiples razones, pero lo cierto es que nuestras instituciones y autoridades han acumulado fallas y omisiones que dejan en el vacío el derecho fundamental a la educación de estos miles de niños, niñas y adolescentes (NNA).

Durante años, la inversión pública en la construcción y reparación de escuelas ha sido insuficiente. Muchas de estas instituciones presentan falencias básicas para su funcionamiento, ya sea por condiciones de higiene deficientes o por la falta de adecuación de sus espacios educativos.

Otro factor que contribuye a esta brecha es la falta de consideración en la planificación de la oferta educativa de los NNA migrantes o nacidos en Chile de familias recién llegadas. Como resultado, hay zonas donde estos nuevos ciudadanos carecen de acceso adecuado a la educación.

Además, es crucial destacar la importancia de las alternativas a la educación formal y las políticas de reintegración escolar. Programas innovadores de educación no formal o comunitaria deberían recibir mayor atención y prioridad para abordar la brecha educativa que afecta a 227 mil niños y niñas fuera del sistema. El proyecto de ley que busca consolidar la modalidad educativa de Reingreso es fundamental y debe ser tratado con urgencia en el parlamento.

Es importante reconocer que las brechas educativas son aún más amplias para aquellos niños y niñas pertenecientes a los estratos socioeconómicos más bajos, que enfrentan mayores dificultades para acceder a una educación de calidad. Sin ir más lejos, según los datos del Servicio de Migraciones, en Chile residen 198.266 niños, niñas y adolescentes migrantes, lo que representa el 13,4 % del total estimado de personas, aunque no se dispone de una cifra exacta de cuántos de estos menores de edad migrantes no tienen acceso a la educación.

Lo cierto es que el tiempo apremia. Si no actuamos de manera inmediata, las consecuencias sociales de esta brecha seguirán siendo significativas. Problemas como el alcoholismo, el consumo de drogas, la delincuencia y los problemas de salud mental continuarán afectando a nuestra sociedad.

Es imperativo que busquemos nuevas alternativas y estrategias para asegurar un futuro prometedor para nuestros niños, niñas y adolescentes. Debemos abrir nuevas puertas que les brinden oportunidades reales de desarrollo y crecimiento. El momento de actuar es ahora.

 

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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