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La guerra de los tontos

Por: Juan Luis Celis


Señor Director:

El los últimos meses distintas autoridades y en innumerables oportunidades, nos han empapado de conceptos bélicos. Primero fue durante el estallido social “estamos en guerra” o “enemigo poderoso e implacable”. Luego en relación con la pandemia del COVID-19, “enemigo poderoso” o “guerra mundial contra el COVID”. Así mismo, no solo han sido palabras sino que también imágenes para reforzar el mensaje, como aquella con el presidente y varios de sus ministros y de fondo, un barco de guerra, o imágenes de militares, casi en controles policiales, pero desatacando su armamento de guerra de alto calibre.

Esto no es al azar, pues existe la intensión de transmitir un mensaje a la población, sobretodo la adulta, de una sensación de salvación, algo así como “El día de la Independencia” aprovechando la connotación histórica a partir de la 2da guerra mundial o para algunos nuestra propia historia local con el golpe militar del 73. Como si para la población, todos los problemas se resolvieran finalmente con mas cañones o tanques (y algunos pensarán que es así efectivamente).

Sin embargo, estamos en el 2020, una época sin referente en términos de conocimiento, ciencia, tecnología y globalización (y el COVID-19 es una señal de aquello). Una época en que los ejércitos son cada día menos relevantes. Una época donde las guerras, si las hay, se ganan con el desarrollo tecnológico, por ejemplo con drones. Una época en donde las potencias no son quienes tienen mas armas sino quien tiene mas información (por ejemplo el reciente conflicto entre USA y China por la tecnología 5G) o por quien lidera el desarrollo de nuevos tratamientos y vacunas para enfermedades. Donde las mayores amenazas no son las balas sino que los ciber ataques, perpetuados personas con alto conocimiento informático. Donde las potencias se miden por quien tiene mas satélites que controlen los movimientos del país vecino o quien tenga la capacidad de producir mas y mejores alimentos, o actualmente, quien descubra la vacuna del COVID-19 y así podría seguir con muchos ejemplos mas.

Curiosamente, todo esto no se relaciona ni con ejércitos ni con barcos de guerra ni con mas tanques, pues tiene un denominador común que se llama ciencia, conocimiento y tecnología, algo que como país estamos muy en deuda. Somos el país con menor aporte del PIB en I+D de la OCDE (0,38% y el promedio de países de la OCDE es de 2,38%) y sin embargo, tenemos un gasto militar varias veces superior a esto. Gasto que en ningún caso nos va a ayudar a solucionar este tipo de problemas, y menos a ser una potencia mundial, ya que como hemos visto, la solución esta en la ciencia y la tecnología.

Al respecto, existen ejemplos de países que han eliminado sus ejércitos para invertir en otras áreas del desarrollo. Tal vez sea el momento en Chile de abrir la discusión si queremos tener como base soluciones armadas a los problemas de futuro o empezar de verdad a dar el gran salto científico-tecnológico y cultural, comenzando con mayor inversión en educación, salud, ciencia y tecnología con miras hacia una sociedad desarrollada, sobretodo bajo el escenario incierto del cambio climático.

Juan Luis Celis

Profesor

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

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