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El legado del Presidente Opinión

El legado del Presidente

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En diversas entrevistas televisivas, el Presidente Sebastián Piñera manifestó que había sido el gobierno el que había propuesto el acuerdo por una nueva Constitución. Tras las declaraciones, las redes sociales no escatimaron recursos en desmentirlo, aludiendo al texto de su programa y a una vieja conferencia empresarial en la que el exministro Andrés Chadwick se mostraba contrario al proceso constitucional de la entonces Presidenta Bachelet. Si bien las palabras del Mandatario dejan por lo menos un estrecho espacio a la interpretación, queda más o menos clara la intención. El Presidente intenta, a estas alturas majaderamente, dibujar aunque sea un bosquejo que le sirva de legado. El problema es que ninguno de los factores confluye para que la situación avance en dicha dirección. Lo anterior se puede avizorar atendiendo distintas aristas.

La primera de ellas es la carrera presidencial. Ninguno de los dos candidatos de la derecha está dispuesto a cargar con el gravamen que significa declararse el continuador del Gobierno del Presidente Piñera. Desde el comando de Sichel lo manifestaron en un debate televisado a través de un estruendoso silencio. José Antonio Kast, por otro lado, incluso llegó a declararse opositor de la actual administración. El legado no saldrá, al menos, de la carrera a La Moneda.

Tampoco saldrá de la nueva Constitución. El vapuleo que sufrió la derecha en las elecciones de constituyentes dará paso, seguramente, a un texto alejado de las ideas que en 2018 llegaron a La Moneda. Salvo que ocurra algo absolutamente inesperado, el legado del Mandatario tampoco quedará plasmado en aquel escrito, sino más bien todo lo contrario; la nueva Carta Fundamental intentará, en buena medida, borrar lo escrito por él.

El matrimonio igualitario, del cual el Presidente se buscó hacer a través de la urgencia que puso al proyecto, tampoco representará una herencia de este Gobierno. Basta con leer las columnas en la prensa o las opiniones de los activistas de los movimientos LGBTIQ para darse cuenta de que atribuyen este avance a la administración Bachelet y que ven en el actuar de Piñera un gesto de aprovechamiento.

La única esperanza a la que hoy puede atenerse el Mandatario es a que se le reconozca su gestión durante la pandemia del coronavirus. El masivo proceso de vacunación y las actuales cifras de contagios parecieran darle una pequeña oportunidad que, si enfrenta de manera inteligente, podría aprovechar. Sin embargo, su imagen está tan menoscabada que lo más probable es que en el futuro dicho reconocimiento recaiga en autoridades como el ministro Enrique Paris y la subsecretaria Paula Daza, quienes corren con mejor suerte para quedar inscritos en los libros de historia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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