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4 de septiembre de 2022: la dimensión vertical de la negociación política Opinión Foto: Mauricio Mendez/Archivo Agencia UNO

4 de septiembre de 2022: la dimensión vertical de la negociación política

Rolando Garrido Quiroz
Por : Rolando Garrido Quiroz Presidente Ejecutivo de Instituto Incides. Innovación Colaborativa & Diálogo Estratégico
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Comprender cómo interactúan las partes involucradas en los distintos niveles decisionales (horizontal-interno-externo-vertical) redunda en tener una visión amplia del proceso y la oportunidad de generar acuerdos sólidos, flexibles, sensibles y sostenibles para el conjunto de actores involucrados en una negociación multidimensional, expuesta a una ciudadanía que reconoce su peso gravitacional y aprende las claves de la negociación en todas sus dimensiones.


La mesa de negociación que se instaló en los salones del edifico del Congreso Nacional en Santiago entre el día 14 de noviembre y la madrugada del 15 de noviembre del 2019, es lo que se denomina en teoría de negociación la dimensión horizontal del proceso de negociación.

La dimensión interna es aquella que se gestionó por cada bloque político con todas las diferencias y divergencias al interior de ellos, ya que la teoría también reconoce que no existen los actores racionales unitarios. Una vez procesados los consensos y disensos en la dimensión interna, se da una dinámica similar en la dimensión horizontal para procesar y producir los acuerdos que las partes estimen convenientes.

Como varias veces se ha planteado, no hay noviembre sin octubre. En tal sentido, el estallido social y las diversas movilizaciones ciudadanas masivas en pos de una salida pacífica a la crisis de legitimidad institucional sistémica desatada en el Chile del 2019, fue conformando el espacio-tiempo de la dimensión externa a la negociación política que se procesó en los palacios del poder constituido y que posibilitó la apertura del proceso constituyente en marcha.

La dimensión vertical de la negociación política y su Acuerdo por la Paz Social y la nueva Constitución expresó los canales ratificatorios del acuerdo político. Primero, con el plebiscito de entrada que se pronunció mayoritariamente por dotarnos de una nueva Constitución y que esta fuese redactada por un órgano 100% electo por la voluntad popular, incorporando además el carácter de paritario y con escaños reservados para nuestros pueblos originarios.

Ahora bien, este 4 de septiembre del 2022 nuevamente la ciudadanía es convocada, en el marco del acuerdo político negociado, para que la propia ciudadanía, mediante su voto soberano con carácter de obligatorio, ratifique o no la propuesta de nueva Constitución presentada al país por el trabajo de la Convención Constitucional encargada de redactarla.

Las opciones plebiscitarias son Apruebo o Rechazo y, sobre esta decisión ciudadana, se cierra el mandato de la negociación política del 15 de noviembre en el caso de ganar la opción Apruebo, donde se ratifica una nueva Constitución Política que reemplaza a la Constitución vigente emanada de la dictadura cívico-militar desde 1980, o bien se abre una nueva negociación política –con un nivel alto de incertidumbre– en caso de ganar el Rechazo, para continuar el proceso constituyente por otras vías aún no definidas, donde solo conocemos voluntades, pero sin el peso gravitacional de un acuerdo negociado entre las partes incumbentes del poder constituido.

[cita tipo=»destaque»]En el Chile post 4 de septiembre de 2022, los negociadores y negociadoras tienen que estar atentos a la configuración e incidencia de la diversidad de actores que se sitúan en torno al proceso constituyente en curso.[/cita]

Lo relevante del proceso político chileno es que una ciudadanía más madura, dialogante, ágil, diversa y consciente del momento histórico conoce su peso gravitacional, tanto en la dimensión externa como en la dimensión vertical del proceso de negociación política. Dicho de otra manera, el poder constituido en ningún caso tiene la última palabra o decisión final sobre el proceso constituyente en curso, ya que la exigencia de instancias ratificatorias de acuerdos es insoslayable en el Chile del siglo XXI.

Esa imagen de la negociación como “cocina” y su carga negativa va quedando atrás como encuadre unidimensional donde solo participan las élites o sus delegados de turno. Seguramente va a seguir habiendo “cocinas” y “cocineros” entre los mismos de siempre y, eventualmente, las nuevas élites también participen de ese juego como juego de salón, pero la demanda ciudadana por mayor democracia, participación, diálogo, deliberación y decisión sitúan el ejercicio de la negociación política en un espacio-tiempo de mayor responsabilidad, transparencia y calidad de los acuerdos negociados.

La dimensión vertical de los procesos de negociación política se han dado incluso en instancias deliberativas nacionales con impacto supranacional en otras épocas, como lo fue el “No” del pueblo danés al Tratado de Maastricht (1992), para que su gobierno negociara mejores condiciones para su pueblo, presentando un paquete de enmiendas sobre política de defensa, tercera fase de UEM, cooperación en justicia y asuntos de interior, apertura y transparencia del proceso decisional, ante lo cual el Consejo Europeo de Edimburgo aceptó que Dinamarca no entraría a formar parte de la tercera fase UEM ni participaría en los preparativos de la política europea de seguridad y defensa, reconociendo el derecho de Dinamarca a mantener una política de protección social más estricta. Esa crisis terminó el 18 mayo de 1993, cuando un nuevo referéndum dio el “Sí” danés, con un 56,8%, para su ingreso negociado a la Unión Europea. Aquí visualizamos un caso emblemático donde los disensos pueden generar mejores y sostenibles consensos.

Son diversos los ejemplos también donde la dimensión externa de un proceso de negociación se manifiestan mediante una ciudadanía consciente y empoderada sobre sus derechos, bienestar y sus expectativas sobre el futuro, resultando incidentes sobre situaciones de conflicto y negociación, como lo fue en el caso de la opinión pública estadounidense en relación con el cuso de la guerra de Vietnam y la negociación política entre los representantes de EE.UU. y Vietnam que le dio fin a la guerra con el acuerdo en París.

Ahora bien, la dimensión vertical del proceso de negociación no se refiere tan solo a quién tiene la última palabra a nivel decisional sobre lo que se va a acordar en la dimensión horizontal con las contrapartes, sino que también abre un espacio necesario para el desarrollo de inteligencia institucional e inteligencia país sobre el procesamiento analítico de escenarios, el diseño de estrategias y la búsqueda de salidas ventajosas para las partes involucradas, validando lo que se va a suscribir a nivel de acuerdos ratificados.

En el nivel de participación y decisión que se da en la dimensión externa del proceso de negociación política, se definen asuntos que pueden estar fuera de la agenda de negociación de las partes, pero que inciden notablemente en el proceso, dados los intereses, posiciones, necesidades y beneficios que las partes van procesando y adoptando cuando asumen de forma creciente prácticas de innovación colaborativa y diálogo estratégico.

En el Chile post 4 de septiembre de 2022, los negociadores y negociadoras tienen que estar atentos a la configuración e incidencia de la diversidad de actores que se sitúan en torno al proceso constituyente en curso y cómo pueden mover o transferir información útil a la negociación política como espacio semiprivado en términos de clima y cambios climáticos que afectan el espacio de negociación entre las partes y los diversos actores que orbitan en torno a ellas.

Comprender cómo interactúan las partes involucradas en los distintos niveles decisionales (horizontal-interno-externo-vertical) redunda en tener una visión amplia del proceso y la oportunidad de generar acuerdos sólidos, flexibles, sensibles y sostenibles para el conjunto de actores involucrados en una negociación multidimensional, expuesta a una ciudadanía que reconoce su peso gravitacional y aprende las claves de la negociación en todas sus dimensiones.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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