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Al SIMCE lo que es del SIMCE Opinión

Al SIMCE lo que es del SIMCE

Patricia Guerrero Morales y Jorge Muñoz López
Por : Patricia Guerrero Morales y Jorge Muñoz López Académicos de la Facultad de Educación UC y UCSH
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Siempre que se publican los resultados del SIMCE nos parece que necesitaríamos una radiografía más prolija de la educación en Chile. Para no sobrecargar a las escuelas y no gastar más recursos, proponemos mirar la experiencia de los países nórdicos y asiáticos que tienen una educación con buenos resultados. 


Recientemente fueron publicados los resultados de la última prueba SIMCE, instrumento que permite ver el avance anual de los establecimientos en función de ciertos estándares nacionales, y que entrega información para tomar decisiones a nivel de la política pública.

Como investigadores de la profesión docente nos parece que el aprendizaje a distancia fue mejor de lo esperado en lenguaje y que en matemática aparece claramente la necesidad de la mediación presencial, que pueda hacer énfasis en las brechas de género y clase.  También sabemos que no es posible ver el avance de este primer trimestre donde nuevamente los y las docentes han tenido que desplegar su creatividad para hacer clases en aulas con un estudiantado con niveles diferentes de aprendizaje, que asiste regularmente y que sigue arrastrando problemas socioemocionales como consecuencia de la cuarentena. Esta medición nos deja con muchas interrogantes.

Siempre que se publican los resultados del SIMCE nos parece que necesitaríamos una radiografía más prolija de la educación en Chile. Para no sobrecargar a las escuelas y no gastar más recursos, proponemos mirar la experiencia de los países nórdicos y asiáticos que tienen una educación con buenos resultados.  De esas experiencias, podrían aplicarse sin problema a la realidad chilena la diversificación del tipo de pruebas privilegiando las que no estresan a los estudiantes, una medición muestral, con más variables a estudiar y cada dos o cuatro años.

Dado que el foco es la toma de decisiones para la política pública, no tiene sentido hacer una ordenación o dar consecuencias a las escuelas. Se trata de mediciones honestas, porque ni profesores, ni estudiantes son premiados (con una completada para el cuarto básico como sucede en algunas escuelas chilenas o con un bono docente como dice la política pública) o castigados por los resultados (como cerrar una escuela o un despido al docente del curso que bajó el puntaje). Estos países saben que este tipo de mediciones muestran las injusticias y aciertos del sistema educativo y no los esfuerzos de las escuelas.

El aprendizaje que logra cada comunidad educativa se aprecia mejor a través de su plan de evaluación, en el análisis de la trayectoria de cada estudiante, en la aplicación de instrumentos con pertinencia territorial y sobre todo a través del juicio de los propios docentes.

Llamamos a las autoridades a mirar con mayor integralidad la escuela, porque el SIMCE no es la única foto que se tiene de cada realidad. Invitamos a las comunidades educativas a darle al SIMCE el lugar que tiene sin sobredimensionar su información. Es tarea de todos los que participamos de la educación construir un sistema de evaluación más robusto, moderno y pertinente territorialmente. Necesitamos una evaluación basada en la confianza de los saberes docentes de las comunidades, que reconozca las trayectorias de las y los estudiantes y que permita hacer un acompañamiento certero en aquello que la escuela no puede solucionar por sí misma.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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