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Casen 2022 y pobreza infantil ¿qué hacer más allá de los subsidios y el crecimiento? Opinión

Casen 2022 y pobreza infantil ¿qué hacer más allá de los subsidios y el crecimiento?

Francisca Figueroa P.
Por : Francisca Figueroa P. Investigadora legislativa de Acción Educar. Abogada, Pontificia Universidad Católica de Chile. Magíster en Estudios Políticos, Universidad de los Andes, Chile.
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La mejora de la crianza es un factor crucial en el desarrollo de las habilidades que sirven como determinantes para obtener mayores oportunidades en el futuro y lograr, con ello, la movilidad social y la disminución de la desigualdad. En tiempos en que el derecho a la educación se ve amenazado, más allá de la pobreza estructural revelada por la Casen 2022, considerando tanto la violencia en los colegios como los problemas de convivencia y de salud mental, urge que el Estado recurra a políticas públicas que efectivamente concedan oportunidades, y la promoción de las interacciones entre padres e hijos ya ha demostrado ser un buen plan a implementar.


De acuerdo con la Casen 2022, más de un tercio de la población que está en la pobreza es menor de edad, existiendo una estrecha relación de los hogares pobres con el hecho de ser monoparentales y tener una jefatura femenina.

La misma encuesta reveló que, en los últimos años, los subsidios estatales han sido los mayores contribuyentes a reducir la pobreza y la desigualdad, perdiendo protagonismo el crecimiento, lo que, sumado a un estancamiento del mercado laboral, nos deja con poco que celebrar: el Estado está haciendo meras transferencias de dinero que, si bien son ayudas que mejoran los índices, no logran generar oportunidades para una movilidad social sustentable en el tiempo.

Lo cierto es que el crecimiento económico por sí solo tampoco lo hace, no hay duda de que un porcentaje de la población no logra beneficiarse de este, justamente, por carecer de las condiciones mínimas para hacerlo. Basta leer La Perla de Steinbeck para comprender cómo la pobreza va más allá de la carencia de dinero, siendo la educación un factor determinante para salir de esta.

Sin embargo, las discusiones siguen centrándose en políticas públicas encaminadas a lograr un estado de bienestar –tal como señaló la ministra Vallejo la semana pasada– sin considerar el desarrollo de la persona, mediante las oportunidades que la sociedad –y el Estado en auxilio de esta– pueda entregar.

En este sentido, resulta interesante una investigación reciente de García & Heckman (2022), que entregó contundente evidencia sobre la efectividad en la movilidad social mediante la promoción de los programas de educación infantil. Lo novedoso es que el análisis no se hizo sobre los beneficios que conlleva la educación parvularia y que el propio Heckman lleva años demostrando, sino sobre la promoción de una mejor crianza dentro de los hogares. Los investigadores señalaron que los programas exitosos lograron el enriquecimiento de la vida familiar de niños desfavorecidos mediante la promoción de las interacciones entre padres e hijos durante toda la infancia. Y es que, como señala el Premio Nobel de Economía autor del estudio, la pobreza infantil se relaciona más con la falta de crianza y de una vida familiar de apoyo que con los flujos de efectivo para los padres.

El estudio demostró que los programas sociales enfocados en que los padres participen en la crianza de sus hijos, promueven su compromiso, impactando en el desarrollo de los niños a lo largo de su vida, mediante un mejor rendimiento en las trayectorias educativas y reduciendo la actividad delictiva.

En otras palabras, la mejora de la crianza es un factor crucial en el desarrollo de las habilidades que sirven como determinantes para obtener mayores oportunidades en el futuro y lograr, con ello, la movilidad social y la disminución de la desigualdad.

En tiempos en que el derecho a la educación se ve amenazado, más allá de la pobreza estructural revelada por la Casen 2022, considerando tanto la violencia en los colegios como los problemas de convivencia y de salud mental, urge que el Estado recurra a políticas públicas que efectivamente concedan oportunidades, y la promoción de las interacciones entre padres e hijos ya ha demostrado ser un buen plan a implementar.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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