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Antonio Leal:’Orden público debe ser una tarea prioritaria de este Gobierno’

Presidente de la Cámara de Diputados cree -haciendo un análisis como sociólogo, que es su profesión- que »el trabajo de inteligencia antidelictual y preventivo es débil, se adoptan medidas con retraso, hay poca coordinación entre las policías, se autorizan desfiles por lugares indebidos -como ocurrió el 11 de septiembre pasado con la marcha frente a La Moneda-, sin ningún resguardo».


El presidente de la Cámara de Diputados, Antonio Leal (PPD), dice que fue "doloroso" ver La Moneda con llamas en uno de sus ventanales y cree que hechos como éste dañan la imagen de la mandataria Michelle Bachelet. "Se trata de un ataque al símbolo de la democracia y de la república que, como lo dicho la jefa de Estado, nos pertenece a todos y trajo a la memoria el bombardeo a diho Palacio, aún cuando sean hechos obviamente no comparables", manifestó.



Leal, quien es sociólogo de profesión, opina que "el orden público debe ser una tarea prioritaria de este gobierno. La gente quiere vivir en paz y no hay nada que pueda debilitar más la imagen de un gobierno que el desorden callejero. De allí que el gobierno debe extremar las medidas para garantizar el orden público y, en este sentido, creo que el trabajo de inteligencia antidelictual y preventivo es débil, se adoptan medidas con retraso, hay poca coordinación entre las policías, se autorizan desfiles por lugares indebidos -como ocurrió el 11 de Septiembre pasado con la marcha frente a La Moneda-, sin ningún resguardo."



Además, añade que "hay un tráfico, fabricación y tenencia de armas que no se ha desarticulado, hay una óptica donde lo esencial es preservar legítimamente los derechos de los manifestantes -lo que es esencial en la democracia-, pero en un marco en que se exige poco a quienes organizan respecto del respeto de los derechos de todos los chilenos a preservar sus vidas, sus enseres y propiedades, y su tranquilidad".



Expresa que "esta visión debe cambiar y ello comporta un cambio de visión cultural de las autoridades competentes. Me parece que en esto hay que ser más exigentes en los desfiles políticos y sociales, como en los encuentros deportivos y en los enfrentamientos de las barras bravas. El derecho a la tranquilidad y a caminar sin sobresaltos por las calles de una ciudad es parte del mejoramiento de la calidad de vida de las personas, de la equidad. Y el gobierno debe garantizar esto a todos los chilenos".



«Gérmenes de terrorismo»



-Pero el grupo que perpetró el atentado con una bomba molotov a La Moneda no tiene conciencia de que "es un ataque a la democracia, como usted dice"…

-Es probable que para el grupo autónomo que lo perpetró no tiene este significado ni la gravitación política que le asignamos todos quienes sentimos el peso de los valores de la democracia y el alto costo que implicó recuperarla. Este sentimiento es compartido por la inmensa mayoría de los participantes en la marcha del 11 de septiembre, incluido el PC y los demás sectores extraparlamentarios, y también por la inmensa mayoría de los chilenos que diariamente visitan el Palacio de la Moneda sintiendo que por allí ha pasado la historia libertaria de nuestro país. Ese Chile enormemente mayoritario no tiene nada que ver con los autónomos, ni con sus métodos violentistas, ni con sus objetivos destructivos. Por tanto, más allá de lo simbólico, creo que carece de todo valor lo que allí se produjo pues está deslegitimado éticamente.



-¿Estos grupos pueden ser gérmenes de terrorismo?
-Sí, estos grupos, por pequeños que aparezcan, pueden ser gérmenes del terrorismo, como ha ocurrido en otras latitudes, por lo cual el gobierno debe aplicar contra ellos todo el peso de la ley, en defensa de los derechos de los chilenos a manifestar por nuestras calles, sin que estos grupos contaminen de violencia la participación ciudadana.



-¿Cómo se puede combatir a estos grupos?
-Para combatirlos hay que tener un alto grado de coherencia y hacer cumplir las normas en todas partes. Hay permisividad en colegios y universidades con estos grupos, los rectores y autoridades no generan un código de comportamiento que permita rechazar sus acciones violentistas, e incluso, expulsarlos de las aulas cuando transgredan las normas ya que, en el fondo, sus acciones debilitan el prestigio de los centros de estudio, y en algunos casos lo destruyen , como ha ocurrido en el ARCIS. Eso nuevamente es una violación del derecho a estudiar de la mayoría que se ve vulneradas sus expectativas por la imposición de grupos minoritarios que imponen por la fuerza sus objetivos.



"Hay frustración y rabia



-Como político pero también como sociólogo, ¿cómo evalúa este tipo de violencia?
-Chile es un país que ha crecido, que genera riquezas y ha abierto mayores oportunidades para amplios sectores de la población. Sin embargo, esas oportunidades no llegan a todos y detrás de la sociedad segregada hay frustración, hay rabia, en sectores juveniles que quieren alcanzar el acceso a los bienes de consumo y que creen legítimo utilizar el saqueo, el robo, la violencia para obtenerlo. Es un fenómeno sociológico de fondo ya que estos jóvenes, más que hijos de la democracia, son hijos de una sociedad de consumo que no los incorpora. Como dice mi colega Eugenio Tironi, son hijos de una modernización en virtud de la cual hay sectores que viven en niveles muy altos de la globalización y, agrego, con amplios sectores que están marginados ya no de las oportunidades esenciales, pero sí del acceso al consumo que la propia televisión planetaria les muestra como algo normal.



-¿Qué se puede hacer frente a este fenómeno?

-Frente a esto no bastan las medidas policiales. Hay que corregir la excesiva segregación de la sociedad chilena, deben jugar un rol de mayor conducción todas las instituciones y en especial la escuela y la familia en infundir valores, entre ellos el de la solidaridad y el del esfuerzo. Deben haber más políticas publicas hacia el mundo de la exclusión juvenil. También un liderazgo político acogedor, pero a la vez exigente y riguroso. Esto es esencial.

Destrucción del modelo



-¿Cual es el rol de los grupos autónomos y anárquicos en la violencia callejera y sus motivaciones?
-Creo que estos grupos no entran en el eje Pinochet-democracia. Pertenecen a otro fenómeno posterior aún cuando se alimentan de la violencia ambiente impuesta por la dictadura. Ellos son grupos surgidos con la mundialización, son anticapitalistas, antiglobalización -y hasta allí no habría nada de ilegítimo salvo un alto grado de ideologización- y que buscan atacar los símbolos del sistema para destruirlo. No tienen un modelo distinto, ni propuestas de cambio, sino simplemente destrucción del modelo y, por tanto, carecen de los objetivos utópicos, nobles pero muchas veces equivocados, del "deber ser" que caracterizó históricamente a los grupos izquierdistas clásicos.



-Por ser mínimos se infiltran en las manifestaciones.
-Los autónomos saben que son y serán profundamente minoritarios y por ello utilizan la estrategia de infiltrarse en manifestaciones y en temas que no tienen nada que ver con sus ideas. A ellos los sentimientos de los familiares y víctimas de las violaciones a los derechos humanos les son completamente indiferentes. No es su cuento. Ellos buscan a través de estas apariciones legitimar el uso de la violencia destructiva contra todo símbolo del capitalismo y de la globalización. No les interesan los objetivos de los ‘pingüinos’, se infiltran en sus movilizaciones para promover la violencia por la violencia, ya que el lograr una mayor calidad y equidad en la educación es contraria a la idea de la destrucción de todo el sistema, que es lo que a ellos les importa.



"Atacando a carabineros atacan la represión, destruyendo los ventanales de los bancos atacan la explotación, atacando Mc Donald’s enfrentan a Estados Unidos, destruyendo las cabinas telefónicas atacan a las multinacionales, golpeando soldados conscriptos atacan el servicio militar y así construyen una cadena infinita de enemigos a los cuales hay que destruir. Sólo que nadie les dijo que Telefónica no está muy preocupada y no les afecta en sus balances las acciones de los autónomos, ni en Chile, ni en todo el mundo. Ni tampoco, que ya el viejo Marx había denunciado hace dos siglos este anarquismo como algo profundamente contrario a los intereses de los trabajadores".



-¿De dónde surgen estos grupos?
-Son grupos peligrosos porque en su alto ideologismo pueden fácilmente deslizarse hacia el terrorismo. Pero además porque no son grupos dialogantes, no hay bienes sociales que permitan encauzarlos. Para combatirlos hay que explicarse bien el fenómeno y excluir el facilismo intelectual en que se ha caído en estos días para hablar comunicacionalmente del tema.



"Estos grupos no son simple delincuencia infiltrada ni tampoco sólo víctimas de la pobreza o la marginalidad. Su matriz sociológica es más compleja y en ella hay que trabajar culturalmente. Son más bien jóvenes estudiantes de capas medias populares, tienen un vaso comunicante con la desesperanza juvenil y, por tanto, pueden canalizar descontento y rabia con un sistema que excluye socialmente y que obviamente es poco atractivo para los jóvenes. En el vacío espiritual e ideal típico de la posmodernidad la violencia, la destrucción, en si misma, provoca adhesión e identidad en ciertos núcleos y hay que trabajar dando respuestas también en estos planos si queremos abordar seriamente el tema".

"Pinochet nunca ha sido condenado"



-Las protestas continuaron el 11 de septiembre en distintos lugares, ¿cuándo se recordará esa fecha sin los graves incidentes que vivimos?
-Creo que la inmensa mayoría de los chilenos está reconciliada respecto de los hechos que nos dividieron. Pero perduran cicatrices muy profundas que quedan abiertas, entre otras cosas, porque Pinochet nunca ha sido condenado por los tribunales, porque no se conoce el paradero de los desaparecidos, porque cada día surgen mas antecedentes de la responsabilidad del régimen militar en crímenes horrendos y porque han sido débiles o inexistentes los gestos éticos de aquellos que desde el mundo civil tuvieron responsabilidad en lo que ocurrió.



-¿Pero en las manifestaciones hay violencia irracional?
-En las manifestaciones, especialmente en las acciones en ciertas poblaciones donde se perpetraron hechos de violencia, participan delincuentes organizados que poseen armas, vándalos, nostálgicos del enfrentamiento, pandillas juveniles y un arco iris multifacético de actores que poco tienen que ver con las víctimas de la represión y sus familiares. No hay allí gestos de recogimiento por los caídos sino simplemente violencia irracional, robo de cables telefónicos y de electricidad, asaltos a pequeños negocios. Pero yo no tengo dudas que, pese a la aparente extensión de este tipo de "protestas", la inmensa mayoría de los chilenos las repudia, son víctimas de los violentistas y probablemente llegará el momento en que los propios ciudadanos se rebelarán contra estas expresiones como ha ocurrido en la lucha contra la delincuencia, en la violencia en los estadios. Aquí no hay una pizca de poesía, solo violencia y como tal hay que combatirla y continuar trabajando por un Chile para todos y sin injusticias.




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