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Operación Océano: Los vínculos de Manuel Losada con la Cosa Nostra

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En marzo de 1991, el OS-7 siguió y filmó a cuatro capos de la mafia italiana que se reunieron con el empresario viñamarino condenado por tráfico de drogas y lavado de dinero. Eran Guglielmo Fidanzati, Luciano Luchesi, Nicola Papeo y Michele Rizzi. Este último tenía un parecido con Bernardo Provenzano, el mítico jefe de la mafia quien estuvo 43 años prófugo.


El reciente fallo de la Operación Océano que condenó al empresario Manuel Losada y a otras cinco personas es, sin duda, uno de los procedimientos más grandes en Chile contra el crimen organizado transnacional. La red que llegó a tejer el ex socialité viñamarino cruzó las fronteras chilenas, no sólo a Perú, Colombia y Brasil, sino también a Europa nada menos que con la Cosa Nostra que era dirigida en ese entonces por Bernardo Provenzano, quien estuvo prófugo de la justicia por más de 40 años.



En el expediente consta un seguimiento que realizó el OS-7 de Carabineros a principios de los 90 que revela el nivel de contactos que llegó a tener Losada, quien aseguró en una entrevista a La Segunda no sentirse "culpable de nada", pese a que fue condenado a 10 años por el delito de asociación ilícita para el tráfico de estupefacientes y a 541 por asociación ilícita para el lavado de dinero.



Las fotografías y transcripciones telefónicas que constan en un cuaderno secreto del proceso -a las que tuvo acceso El Mostrador.cl– entregan un hecho desconocido de la historia criminal chilena que comenzó el 14 de marzo de 1991, en la habitación 834 del ya desaparecido Hotel Carrera.



Hasta ese lugar concurrió un agente del OS-7 a entrevistarse con un alto oficial de la policía italiana y un agente de la DEA asentado en Chile. Los funcionarios extranjeros le explicaron que a Chile llegaban dos mafiosos italianos. A saber: Guglielmo Fidanzati y Luciano Luchesi.



Venían a coordinar un embarque de 1.500 kilos de cocaína, pero se sospechaba que podían reunirse o dar luces del paradero de Provenzano. Como manda la lógica de estas investigaciones, los carabineros chilenos recibieron un completo dossier con fotografías e información.



L’Uomo vivo



La idea es que en Chile debían ser vigilados estrechamente. Y así se hizo. El 17 de marzo de ese año arribaron a Santiago en un vuelo de Lan Chile. Venían de Madrid, previo paso por Río de Janeiro y Sao Paulo.



Los equipos de vigilancia y seguimiento estaban ya conformados y ubicados el terminal aéreo. Capturar a Provenzano hace más de 15 años o bien dar la pista para su ubicación, sin duda era una proeza para cualquier policía del mundo. Los que estaban allí eran sencillamente privilegiados.



Detrás de toda la operación estaba el Departamento de Tráfico y Lavado del Consejo de Defensa del Estado (CDE), que consiguió las órdenes judiciales de rigor para llevar adelante la operación de inteligencia.



Cuando los capos pisaron suelo chileno llegó otro sujeto de aproximadamente unos 50 años que hablaba perfecto italiano. Todos se fueron en un auto Peugeot -patente FX-7149-, que pertenecía a Francisca Martínez Alfaro, pariente precisamente de Manuel Losada. Los vínculos comenzaban a cuadrar, pero con el correr de los días se harían aún más interesantes.



Scivola vai via



El seguimiento lo ejecutó en Chile un equipo compuesto por los agentes del OS-7 Simón, Martín, Esteban y Milenko. Estos, a medida que pasaban los días, comprendieron que la visita de los mafiosos era para una operación mayor, debido al comportamiento relajado que tenían, como también las constantes reuniones en el Pizza Hut de la calle Ricardo Lyon con otro sujeto. Se trataba de Nicola Papeo, otro miembro de la Cosa Nostra.



Hasta ahí todo seguía con normalidad en la operación. Los visitantes compraban ropa en el pueblo del inglés, conocieron la ciudad, tomaron fotografías con la mayor tranquilidad del mundo, como si nada pasara.



Fidanzati y Luchesi se alojaron en el Hotel Crown Plaza aquel marzo de 1991. Días antes, Papeo había hecho lo propio, pero se cambió a una casa de avenida Los Conquistadores junto a una mujer.



De pronto, un cuarto sujeto apareció en escena. Se le apodó "el hombre calvo". Perfectamente, por la forma en que se relacionó con las reuniones de negocios, podría ser Provenzano. Más aún cuando, tomando la última foto del capo mafioso y proyectándola en el tiempo, el símil era casi prefecto. La adrenalina de los agentes subió.



El vínculo de Losada con los mafiosos partió en Colombia, cuando uno de los cabecillas del Cartel de Cali de aquellos años, Hermes Valencia Trujillo, los presentó. Por esta razón, no tardaron en reunirse con el empresario viñamarino en el entonces hotel Miramar para hablar de futuras operaciones.



Si é spento il sole



Todo estaba fotografiado y filmado. El vínculo era claro. Así, el 22 de marzo Luchesi y Fidanzati decidieron que ya era hora de abandonar el país. Simón y Martín le pisaban los talones.



En tanto, Esteban y Milenio, vigilaban un realizaba la vigilancia de un departamento ubicado en la avenida 11 de Septiembre 2211. Allí estaba el "hombre calvo". La idea era detenerlo una vez que saliera del domicilio, porque, a esas alturas, era Bernardo Provenzano.



Fidanzati y Luchesi ya estaban en el aeropuerto. Eran las 14.30 horas, cuando de improviso apareció Papeo y el "hombre calvo". Se despiden cariñosamente, como suelen hacerlo los mafiosos. Los policías, tomaron una decisión en el momento y dejaron que los primeros abordaran el avión para detener a los otros dos.



A los pocos minutos, Papeo y el hombre Calvo son detenidos y llevados a la 27 Comisaría del Aeropuerto. Había alegría en los carabineros, ya que habían detenido a Provenzano. Todo un golpe para la policía chilena, recordó uno de los oficiales que participó en la operación.



El "hombre calvo" entregó un pasaporte que lo identificaba como Michele Rizzi. Los oficiales a cargo no le creyeron ni una palabra. Para ellos era Provenzano y punto. Pensaban en ese momento que el documento de identidad era falsificado. Debía tener muchos, era el jefe de la mafia escondido en un país del Cono Sur. Pero las huellas y el nombre eran reales. Se trataba de Michele Rizzi. De Provenzano, ni hablar.



Sin embargo, debía haber algo más. Fueron llevados al cuartel central del OS-7. Hasta allí llegó el policía italiano, que según el cuaderno secreto se apellidaba Curtis, más el agente de la DEA Steve Pelman.



Pero algo más sucedió. Luchesi y Fidanzati fueron detenidos en Sao Paulo. Allí se reunirían nada menos que con Blanca Silva Soto, hija de "El Cabro Carrera". Pero no alcanzaron. Fueron detenidos y enviados a su país de origen, donde fueron encarcelados.



Y como si se tratara de un final de serie americana, cada uno de ellos tuvo la misma suerte. Rizzi murió tras la rejas en el penal de Parma en 1994. Luchesi recién verá la luz en 2014 y Findanzati aún cuenta los días en Cuneo, mientras que Papeo, al menos hasta 2006, recorría libre las calles de su país, tal como hoy lo hace en la Quinta Región su agente de negocios Manuel Losada.



VEA:



El seguimiento paso a paso (En PDF)



Los miembros de la organización (En PDF)



El fallo de primera instancia (En formato Word)




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