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La reforma al centro del Gobierno

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Una reforma al centro de gobierno debiera implicar un fortalecimiento de la SEGPRES para el ejercicio de su rol político, coordinador y evaluador y un potenciamiento de la asesoría presidencial en el ámbito estratégico y comunicacional.


En un diario santiaguino, el  miércoles 24 de junio, Cristóbal Aninat, del Instituto de Políticas Públicas Expansiva-UDP, se refiere a la necesidad de asumir reformas en el ámbito de la estructura del gobierno para dotar a la Presidencia  de mayor capacidad de gestión y coordinación,  mostrando como ejemplo el diseño institucional del gobierno y presidencia de los Estados Unidos, en donde sólo existirían ministerios sectoriales y una Presidencia que concentra las competencias transversales, de definición de las políticas públicas, de comunicación y de coordinación.

Es esta una discusión muy importante a la hora de definir las características que debe tener  el Alto Gobierno en el país. El Centro de Gobierno para el diseño y dirección de políticas públicas es un concepto que ha venido desarrollándose en diferentes latitudes bajo distintas modalidades. En algunos países se trata de dotar de determinadas capacidades a las oficinas del primer ministro o de la Presidencia, o bien de desarrollar una institucionalidad específica a partir de los ministerios de la Presidencia o similares. Su denominación y ubicación depende de la propia historia institucional de cada país, de la naturaleza de su régimen político, de la madurez de su sistema de gobierno. En cualquier caso, el denominador común es que se les atribuye la función de dar consistencia programática al quehacer gubernamental y un rol de coordinación y monitoreo, como contraposición a las responsabilidades sectoriales.

En Chile, desde la recuperación de la democracia el fortalecimiento del Centro de Gobierno ha sido una preocupación constante. En efecto, durante el gobierno del Presidente Aylwin se creó el Ministerio Secretaría General de la Presidencia, órgano que estaba definido como  «la secretaría de Estado encargada de realizar funciones de coordinación y de asesorar directamente al Presidente de la República, al Ministro del Interior y a cada uno de los ministros, sin alterar sus atribuciones, proveyéndolos, entre otros medios, de las informaciones y análisis político-técnicos necesarios para la adopción de las decisiones que procedan» (Art. 1°, Ley 18.993, agosto 1990). Junto a las funciones de coordinación interministerial, la SEGPRES asumió la tarea de relacionar al ejecutivo con el Congreso Nacional, llevando adelante la coordinación, elaboración y tramitación de los proyectos de ley.

En el mensaje del proyecto de ley que dio origen a la SEGPRES se encuentran conceptos tales como «visión unitaria de la gestión gubernamental», «coordinación de las actividades de los ministerios», «visión global, permanentemente actualizada, de la evolución de las políticas de gobierno» y otros que hacen referencia a la idea de Centro de Gobierno.

No obstante lo anterior, las tareas propias del Alto Gobierno en el país están en la práctica distribuidas en un conjunto de instancias: entre estas están los asesores directos de la Presidencia, agrupados actualmente en la Dirección de Políticas Públicas, los ministerios llamados políticos (Interior, SEGPRES y SEGEGOB) y el Ministerio de Hacienda (y en menor medida el de Planificación). Los roles de cada una de estas instancias dependen en gran medida de aspectos normados por ley, pero también de los arreglos institucionales que promueve él o la Presidente. Por ejemplo, durante el período del presidente Lagos se desarrolló fuertemente la asesoría presidencial directa (el llamado 2° piso) y se fortaleció el rol de control de gestión de la Dirección de Presupuestos del Ministerio de Hacienda, abarcando ámbitos que van más allá de la gestión propiamente presupuestaria, tales como la evaluación de programas e instituciones, entre otros.

En nuestro país la definición estratégica del gobierno y las opciones programáticas las toma el Presidente de la República. Su problema consiste en por una parte, mantener firme el timón conforme a esas definiciones y, por la otra, contar con la información necesaria acerca de la marcha de su gobierno en todos y cada uno de sus complejos ámbitos, de modo de garantizar por una parte la coherencia de la acción gubernamental con las definiciones básicas y por otra, la eficiencia de la gestión. Su colaborador principal es el ministro del Interior, que opera como jefe del gabinete, esto es como articulador político de los ministros.

La dirección estratégica ha sido el ámbito de la asesoría propiamente política y esta se ha desplegado en estos años principalmente desde la SEGPRES, desde los llamados «segundos pisos» y desde la asesoría comunicacional de la Secretaría de Comunicaciones. Su existencia es fundamental para conservar una matriz discursiva a lo largo del ciclo presidencial y alinear la gestión del gobierno con las prioridades presidenciales.

Por otra parte, las fuentes para el seguimiento de la gestión del gobierno son el Sistema de Control de Gestión de la DIPRES y el Sistema Seguimiento de la Programación Gubernamental de la SEGPRES, sistemas complejos que han venido desarrollándose en paralelo como los principales productores de información para la toma de decisiones presupuestarias y para monitorear el cumplimiento de los compromisos presidenciales.

La asesoría presidencial se complementa con la labor de la División Jurídica de la SEGPRES que viabiliza el ejercicio de la potestad reglamentaria del Presidente de la República, opera como filtro jurídico ya que todos los instrumentos normativos del gobierno, cualquiera sea su ministerio de origen, tienen un control de coherencia y de legalidad en esta división, monitorea y redacta las indicaciones del Ejecutivo durante la tramitación de los proyectos de ley en el Congreso y asesora jurídicamente al Presidente o los ministros en su relación con otros poderes del Estado, ante la presentación de recursos o en la elaboración de informes en derecho para resolver materias controversiales.

Considerando lo anterior, es decir nuestra realidad política e institucional y la vasta experiencia que al respecto se ha desarrollado en nuestro país, lo recomendable a la hora de discutir acerca de la reforma al centro de gobierno es partir de nuestra propia práctica que en muchos aspectos es considerada una experiencia avanzada en el contexto de los países americanos y consistente con las mejores prácticas de los países de la OCDE.

¿Quiere decir lo anterior que no hay necesidad de una reforma al alto gobierno? Por cierto que no. La exposición anterior evidencia:

i.           La necesidad de contar con una agencia de análisis y evaluación ex ante de las políticas públicas, que integre consistentemente los análisis financieros y políticos y sea capaz de transformar las promesas programáticas en programas y acciones de gobierno,

ii.           la necesidad de delimitar de manera más clara los ámbitos de competencia de los organismos involucrados en estas tareas,

iii.           la necesidad de institucionalizar el diálogo entre los sistemas de seguimiento y control presupuestarios y programáticos, especialmente a la hora de formular el proyecto de presupuesto,

iv.           la necesidad de discutir la dependencia de la asesoría comunicacional presidencial y distinguirla de la asesoría comunicacional del gobierno,

En definitiva, una reforma al centro de gobierno debiera implicar un fortalecimiento de la SEGPRES para el ejercicio de su rol político, coordinador y evaluador y un potenciamiento de la asesoría presidencial en el ámbito estratégico y comunicacional.  

 

*Ricardo Brodsky es Jefe de la División de Coordinación Interministerial. Secretaría General de la Presidencia.

 

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