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La histórica irritación de Magdalena Krebs con el Museo de la Memoria Directora de la Dibam está cuestionada por su posición en DD.HH.

La histórica irritación de Magdalena Krebs con el Museo de la Memoria

Las críticas de la arquitecta al espacio inaugurado en enero 2010 no fueron una sorpresa al interior del mismo. Según relatan diversas fuentes, la hija del historiador Ricardo Krebs manifestó hostilidad hacia el proyecto desde sus inicios, llegando incluso a buscar fórmulas para cortarle recursos, versión que es desmentida desde la Dibam. Cercana a María Luisa Brahm, entre los motivos que explicarían su disconformidad con el centro histórico se contaría el autoexilio de su familia tras la elección de Salvador Allende, lo que la habría marcado profundamente.


Inmediatamente después de que Salvador Allende fuera elegido Presidente, el historiador y académico, Ricardo Krebs, decidió abandonar el país rumbo a Alemania junto a su esposa, Cecilia Kaulen y sus hijos, entre los que se contaba la actual directora de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam), Magdalena Krebs.

El propio historiador relató en el libro “Vivir lo que Tiene más Vida, Conversaciones con Nicolás Cruz” que “fue una decisión que tomamos con mi mujer basados en la experiencia histórica de que en un país donde se establecía un régimen marxista ya no se salía más de él. Aquí se demuestran una vez más las limitaciones de la experiencia histórica. Nosotros llegamos a la conclusión de que no queríamos vivir bajo el marxismo, especialmente pensando en nuestros hijos”. Los Krebs Kaulen sólo volvieron al país después del Golpe Militar, en 1974.

Este episodio, según diversas fuentes, habría marcado la visión de la arquitecta, hoy fuertemente cuestionada por sus dichos sobre el Museo de la Memoria, al que criticó por “circunscribir su misión sólo a las violaciones de Derechos Humanos (DD.HH.), sin proporcionar al visitante los antecedentes que las generaron”.

La ex directora de la Dibam, Nivia Palma (PS), que trabajó junto a Krebs en el organismo gubernamental dependiente del Ministerio de Educación (Mineduc), señala que “la experiencia en Alemania cuando era tan niña fue muy dura, la sintió como un exilio”. Sumada a esta experiencia, según explican fuentes ligadas a la Dibam “ella relató que cuando era pequeña, a fines de los 60’, a veces contestaba el teléfono de su casa y escuchaba amenazas de partidarios de izquierda. Al parecer eso la marcó”.

Una antigua hostilidad

Sus fuertes reparos a la labor del museo, aparecidas en una carta enviada a El Mercurio —replicados incluso desde el directorio del museo— no fueron una novedad dentro de la entidad dirigida por Ricardo Brodsky, ya que según fuentes internas “ese discurso ella lo ha dicho a quien quiera escucharlo. Es su opinión consolidada”.

Otras fuentes coinciden en que “con muchos de nosotros ella ha manifestado esta opinión. Casi desde la inauguración del museo ha dicho esto y a veces más brutalmente”. El meollo del asunto radicaría, explican las mismas fuentes, “en que políticamente es muy hostil a este museo. Además ella se apoya en un sentimiento de malestar que hay de la gente ligada a museos estatales que tienen pocos recursos, lo que provoca una enorme tensión”.

Al respecto, Nivia Palma relata que “cuando partió el proyecto, colaboraban la Dirección de Arquitectura del MOP y de la Dibam y cuando se conversaba al respecto ella se iba enterando y mostraba sus reparos, en el mismo sentido que lo hace ahora: o sea que las violaciones a los Derechos Humanos se dieron en un contexto. A veces en la mesa de ese consejo directivo había personas que habían sido torturados o exiliados”.

Por eso, la segunda misiva publicada el miércoles pasado, en que la arquitecta de 55 años bajaba el perfil a sus declaraciones y aseguraba concordar “plenamente con que las circunstancias no justifican las violaciones a los Derechos Humanos”, es vista más como una forma de poner paños fríos a la polémica que como su verdadera postura.

[cita]Hoy, Magdalena Krebs enfrenta un complejo panorama, ya que el episodio del Museo de la Memoria podría pasarle la cuenta: son varias las voces que piden al Gobierno, que la aleje del cargo, entre las que se cuenta la comisión nacional de cultura y artes de la Democracia Cristiana, así como una campaña en las redes sociales que en pocas horas sobrepasó las 500 firmas solicitando su salida, ya que argumentan que si utilizaran la premisa dada por la experta en patrimonio, “podríamos contextualizar también las purgas de Stalin, el Holocausto judío en la Alemania Nazi o las matanzas de Ruanda”.[/cita]

Postura que, según fuentes del Museo de la Memoria, incluso se habría traducido en un intento por quitarles financiamiento durante la negociación del Presupuesto 2011: “Ella se movió para que la Dipres nos restara como el 30%  de los recursos y los convirtiera en un fondo concursable para todos los museos. Sólo en el caso nuestro”.

Pero esta medida no prosperó, ya que, explican las mismas fuentes, “(Andrés) Chadwick nos garantizó que no se tocaría el Presupuesto”.

Esta versión es desmentida tajantemente por el jefe del departamento Jurídico de la Dibam, Manuel Hertz, que asegura que “esto no es así. Al contrario, ella logró que aumentaran el presupuesto a Villa Grimaldi, al Museo de la Solidaridad. Yo mismo la acompañaba a visitarlos”.

El mundo de Krebs

Egresada de arquitectura de la Pontificia Universidad Católica (PUC), al igual que su esposo, el ex director del Colegio de Arquitectos, Manuel Infante Barros, Magdalena Krebs ha estado casi 30 años trabajando en la Dibam, a la que ingresó en 1983. Cinco años después asumió la dirección del Centro Nacional Conservación y Restauración.

Con un perfil mucho más técnico que político, y con una trayectoria reconocida transversalmente, Krebs participó en el Grupo Tantauco de Cultura, creado a mediados de 2008. Allí estuvo a cargo de su especialidad: la protección del patrimonio.

Nivia Palma recalca que la directora de la Dibam —cuyo trabajo en el patrimonio se ha centrado en la época colonial, en la Iglesia y en la hacienda chilena—,  es muy rigurosa, muy correcta profesionalmente en el área de restauración. Pero no ha desarrollado una visión amplia sobre el patrimonio, de la manera que lo dice la UNESCO, como un conjunto de bienes materiales e inmateriales. Le falta una visión académica más vasta sobre el tema”.

Egresada del Colegio Santa Úrsula, donde también estudiaron sus hijas, quienes la conocen coinciden en que es una mujer con una matriz ideológica muy conservadora. “Todas sus opiniones son conservadoras. Ella es una mujer muy de su familia, de sus hijos —que son seis—, a quienes cita frecuentemente para hacer una teoría general de un tema”, aseguran fuentes ligadas al mundo de la cultura.

Y agregan que “ella es totalmente prodictadura de Pinochet. Le pareció razonable el Golpe Militar. No lo dice públicamente, pero alguna vez ha dicho cosas como justificando lo que pasó después del Golpe. Es escuchar a cualquier UDI ultra, aunque con los años se ha tenido que aggiornar”.

Cuñada del empresario UDI y actual Presidente de Azul Azul. José Yuraszeck, quien está casado con su hermana, la historiadora Cecilia Krebs, la arquitecta es muy cercana a la jefa de asesores de La Moneda, María Luisa Brahm. De hecho, según relata Nivia Palma, “cuando el gobierno arma sus equipos en enero de 2010 ella es el enlace para entrar a la Dibam”.

Hoy, Magdalena Krebs enfrenta un complejo panorama, ya que el episodio del Museo de la Memoria podría pasarle la cuenta: son varias las voces que piden al Gobierno, que la aleje del cargo, entre las que se cuenta la comisión nacional de cultura y artes de la Democracia Cristiana, así como una campaña en las redes sociales que en pocas horas sobrepasó las 500 firmas solicitando su salida, ya que argumentan que si utilizaran la premisa dada por la experta en patrimonio, “podríamos contextualizar también las purgas de Stalin, el Holocausto judío en la Alemania Nazi o las matanzas de Ruanda”.

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