Esta nota fue publicada por El Mostrador en julio de 2012, cuando se hicieron públicas las denuncias contra el sacerdote más conocido de los Legionarios de Cristo en Chile. Este martes 22, se informó que la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano decidió -en abril- reabrir el juicio canónico en su contra por abuso sexual contra dos alumnas del exclusivo Colegio Cumbres, lo que pone el foco una vez más en el influyente pastor de la élite nacional y en momentos en que la Iglesia Católica, en su conjunto, está remecida por la serie de denuncias de esta índole.
Desde un “yo puse las manos al fuego por Marcial Maciel; hoy no puedo” hasta un “no me calza, porque lleva 30 años en Chile y han pasado tantas niñitas por el colegio”, fueron las reacciones de los apoderados del Cumbres que ayer se enteraron de la denuncia de abuso sexual en contra de John O’Reilly, el sacerdote más conocido de los Legionarios de Cristo en Chile.
No hubo manifestaciones insolentes ni defensas cerradas como ocurrió con Marcial Maciel, el fundador de los Legionarios de Cristo, cuando se hicieron públicas las denuncias por abusos sexuales reiterados en contra de seminaristas de la orden.
La última actividad pública de O’Really fue en Las Brisas de Santo Domingo, el condominio que en la zona central concentra el mayor poder económico y tiene su propia iglesia. El fin de semana recién pasado ofició misas el sábado y el domingo por ser período de vacaciones de invierno, así como lo hace durante el mes de febrero. Él se traslada junto a su feligresía.
Entre los asistentes había muchos apoderados y alumnos del Cumbres, quienes no vieron en él nada diferente. Le preguntaron con especial preocupación por su salud: hace algunas semanas fue operado del corazón, le hicieron cuatro baipás en la clínica Santa María, razón por la cual no ha asistido al colegio desde el mes de mayo.
“El sábado estuve con él. Me dijo que pensaba que con los by pass estaba listo, pero que el médico le había dicho que se podía morir cualquier día”, cuenta un amigo del sacerdote y miembro del movimiento laico Regnum Christi. El mismo que, desde el escándalo y condena del Vaticano a Maciel, perdió un número importante de seguidores. De los 300 integrantes del grupo masculino adulto —llamado “señores”— quedan alrededor de 100. El impacto en el de “señoras” fue menor: de las aproximadamente 900, emigraron 200.
A esta fuente O’Really también le comentó que “siempre que vengo (a las Brisas) la luz está prendida y la puerta abierta”, refiriéndose a la casa frente a la iglesia donde aloja. Cosa a la que su amigo no prestó mayor atención, pero que a la luz de los hechos cobra sentido.
Ayer, a las 00:49 AM, todos los apoderados del Cumbres recibieron un correo electrónico informando que el colegio había presentado, a través del abogado Rafael Errázuriz, un escrito ante la Fiscalía Regional Oriente a raíz de la denuncia de la familia de una alumna del Cumbres Femenino, quien habría sido víctima de abuso entre 2010 y 2012.
O’Reilly, el acusado, fue suspendido de sus funciones como guía espiritual de la sección femenina hasta aclararse los hechos, agregaba el comunicado.
Mientras se sucedían las noticias —la declaración del Episcopado y la querella de los padres patrocinada por el abogado Mario Schilling— un grupo de apoderados más reducido recibió otro correo. Estaba firmado por el abogado Felipe Bascuñán, amigo del sacerdote y jefe de un grupo de meditación del Regnum Christi, y en este relataba que había conversado con Errázuriz, el representante legal del colegio, y exponía lo que este último le había informado. “El tema habría ocurrido hace dos años. El Colegio pidió en ese entonces a la mamá que hiciera informe sicológico de la niñita y que se lo presentara para ver medidas a tomar y veracidad de lo que ella señalaba. Informe que llegó ahora, 2 años después”.
A renglón seguido agregaba que “se establecería que la mamá de la presunta víctima le contó que a su nana la niñita le había contado que el Padre John le había visto sus partes íntimas. La sicóloga no habría obtenido de la propia niñita la versión, sino sólo de lo que la mamá le contó que su nana le había dicho”. Versión que no contradice la querella de la familia de la menor de seis años, ya que sostiene que la niña fue entrevistada en diciembre de 2010, pero no presentó un relato coherente, lo que impidió concretar una denuncia.
Este año, sin embargo, un nuevo relato de los hechos a otra profesional motivó la acción legal en contra del sacerdote irlandés, quien en 2008 recibió la nacionalidad chilena por gracia y cuya defensa asumió Luis Hermosilla, abogado que también defendió a Claudio Spiniak. En el caso Karadima su hermano Juan Pablo representó a las víctimas.
Ayer en el colegio eran públicos los nombres de los apoderados denunciantes, quienes retiraron a sus hijos antes de comenzar el período de vacaciones de invierno. “Es raro que si un hijo ha sido abusado esperes un año y medio para sacarlo del colegio”, opina una profesora del área preescolar que abarca a niños desde los dos a los cinco años.
El Cumbres fue el primer colegio fundado por los Legionarios en Chile en 1986. Partió con 60 alumnos que hoy son 2.500. Entre sus apoderados se cuentan los ministros Andrés Chadwick, Pablo Longueira y Rodrigo Pérez Mackenna, el subsecretario de Deportes, Gabriel Ruiz-Tagle; el consejero del Banco Central, Sebastián Claro; el rector de la Universidad del Desarrollo y director de Azul Azul, Federico Valdés, y el abogado Fernando Barros, quien hace cuatro años perdió a una hija en un accidente durante el viaje de estudios en el norte del país.
Otros militantes de la UDI que escogieron este establecimiento ubicado en los faldeos cordilleranos son su presidente Juan Antonio Coloma, y los ex diputados Marcela Cubillos y Rodrigo Álvarez, quien ocupó las subsecretarías de Hacienda y Energía.
También tienen matriculados a sus hijos Pablo Echeverría, socio fundador de Moneda Asset, y Jorge Andrés Saieh, presidente de Copesa —dueña de La Tercera, Qué Pasa y el consorcio radial Dial— y miembro de Generación Empresarial, grupo ligado a los Legionarios que apunta, según su definición, a promover la ética en los negocios. Y Patricia y Magdalena Larraín, las hijas de Patricia Matte, una de las socias de la Papelera y abuela de otra de las niñas fallecidas en la gira de estudios.
La lista no tiene todo el peso económico de los amigos empresarios de O’Reilly. Basta nombrar a Guillermo Luksic, quien por su cercanía con el sacerdote donó un millón de dólares a la Universidad Finis Terrae e integró el consejo directivo en representación de los Legionarios cuando se asociaron y luego se pelearon con los fundadores por el control de esa casa de estudios, entonces dirigida por Pablo Baraona.
A él nunca le ha incomodado ser conocido como el cura amigo de los empresarios. “Feliz de ser amigo de personas maravillosas, que rezan el rosario, tienen sus misas los domingos y son muy generosos con los demás. Ellos pagan impuestos, generan riqueza. Así ayudan a salir a los países de la pobreza”, declaró alguna vez a El Mercurio.
Con Eliodoro Matte lo une relación aún más estrecha que se generó a través de Pilar Capdevila, su mujer, fundadora del colegio Teresa de Los Andes, en La Pincoya, al que asesoraba O’Reilly y cuya administración tomó la orden en 2004. El dueño de la Papelera donó como aporte de capital de los Legionarios a la Finis Terrae un terreno de 70 hectáreas en La Dehesa conocido como el “cerro del medio” que, más tarde, fue declarado área verde, lo que crispó los ánimos de los fundadores.
En ese capítulo se hizo evidente la llegada directa de O’Reilly a los hombres de negocios más ricos del país. Por él aceptaron integrar el consejo a nombre de la congregación Agustín Edwards, a quien el sacerdote apoyó durante el secuestro de su hijo Cristián, forjando una relación que mantiene hasta hoy; Juan Obach, ex socio de Iansa y actual dueño de la segunda mayor fabricante de botellas de vidrio del país, y Sergio Cardone, socio minoritario y director de Falabella, además de Luksic y Matte.
Si hay que agregar más nombres a su agenda se completa el PIB: Nicolás Ibáñez (D&S), Juan Eduardo Errázuriz (Sigdo Koppers y hermano del Cardenal Francisco Javier), Reinaldo Solari (Falabella), Alfonso Swett (Hush Puppies, Elecmetal e hincha de la Católica, el equipo favorito del sacerdote), Roberto Piriz (brazo derecho del grupo Yaconi-Santa Cruz), Gonzalo Martino (Copeval, CDF, Coppelia) y el fallecido Javier Vial. Uno de esos amigos lo llamó ayer por teléfono, lo escuchó llorar y decir “esto es como morir en vida”.
Todas las mañanas recibía a los alumnos de preescolar y a sus padres a la entrada del colegio. “Los invitaba a ir a misa, algunos niños partían a la sacristía a esperarlo, corrían debajo del altar, le tiraban la sotana y las mamás que se quedaban a rezar se ponían histéricas porque en cualquier momento botaban el copón”, describe una parvularia.
Después los llamaba para ir a la oficina que ocupaba en el área de administración. “Les decía vamos que les voy a dar caramelos y se los pedía a la secretaria que tiene su escritorio al frente. Dejaba un despelote difícil de manejar para las profesoras.”, explica la parvularia y agrega que en el colegio las ventanas de las oficinas que miran a los pasillos no tienen cortinas, porque está prohibido.
Con las alumnas de básica y media ocurría lo mismo. “Infringía la disciplina, porque una iba a confesarse, se anotaba con la inspectora, pero llegaba con su grupo de amigas. Y como se demoraba mucho en atenderlas decía ‘relájate, te voy a dar un justificativo’. Todos los profesores le alegaban, pero de esa forma conquistaba a las niñitas”.
Con su estilo alegre acompañado de comentarios livianos y frívolos del tipo “usted que es rubia le va a ir regio en la vida”, “ese regalo se lo trajeron de Miami, ¿por qué no de Nueva York?” lograba una cercanía que ningún otro sacerdote de la Legión conseguía con las alumnas.
Los jóvenes fueron su puerta de entrada. O’Reilly venía de paso a Chile, su destino era Brasil, donde iba a clavar la primera bandera de la Legión. “El éxito fue tan grande que lo dejaron en Chile”, cuenta un ejecutivo que lo conoció hace 30 años cuando comenzaron a reunirse alumnos del Tabancura (Opus Dei), Manquehue (Sagrados Corazones) y Grange en una casa de los Legionarios en Providencia.
“A mediados de los 80, se acercó a la Universidad Católica y conoció a Darío Paya, Rodrigo Álvarez y José Antonio Kast, del gremialismo. Y así se acercó a la gente de la UDI. Sus primeras misas en la iglesia de Juan XXIII se llenaban al punto que había parlantes afuera. Un cura viejo de los Legionarios decía si se pudiera envolver al padre John y venderlo nos haríamos ricos”. No estuvo tan lejos.