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«Terroristas», «narcos» y «privilegiados»: cunde la inquietud por la deriva racista en la narrativa del Rechazo PAÍS Crédito: Agencia UNO

«Terroristas», «narcos» y «privilegiados»: cunde la inquietud por la deriva racista en la narrativa del Rechazo

Roberto Bruna
Por : Roberto Bruna Periodista de El Mostrador
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Académicos, investigadores y observadores siguen con mucha atención el debate en torno al proceso constituyente debido al elevado componente racista que, según ellos, se encuentra en los discursos de apoyo a la opción del Rechazo. “Transformaron a los pueblos originarios en ciudadanos de primera clase”, o bien “no podemos tener un sistema que prometa los derechos de Finlandia, con el sistema político de Camerún y la plurinacionalidad de Bolivia”, asoman hoy como frases dignas de análisis de discurso, según los expertos en la materia, quienes advierten que se ha perdido el pudor y el cuidado para referirse a los pueblos originarios, pero también a los inmigrantes y los países de las regiones más pobres del mundo, todo lo cual nos ha hecho retroceder años de lucha contra el racismo, ese flagelo social que asigna -de forma generalizada- comportamientos negativos a las personas a partir de su origen étnico o de su pertenencia a determinados colectivos. De hecho, dicen ver con estupor la manera en que la élite se lanza contra la plurinacionalidad, lo que ha propiciado el escape de mensajes que reproducen los peores prejuicios en contra de los mapuche, por ejemplo. En el fondo, el discurso del Rechazo «es un discurso que se despliega en clave blanca, uno que mira a Europa y mira con desprecio toda posibilidad de entenderse con Latinoamérica y el Caribe», dicen algunos, mientras que otros creen que es una expresión viva de algo peor, más profundo, que es el “miedo que sienten las élites a la democratización de la institucionalidad chilena y a la pérdida de poder”.


Académicos, investigadores y observadores del proceso constituyente advierten de una curiosa evolución que estaría experimentado la retórica odiosa que diseminan aquellos sectores más ultras en contra de los pueblos originarios, en especial contra los que integran la etnia mapuche. De colgarles históricamente una irredenta afición al alcohol y de atribuirles una tendencia a la pereza, se ha pasado con el correr de los años al empleo de otro adjetivo que, a fuerza de repetición, se ha convertido en la manera predilecta para referir a quienes reivindican su cultura: “terrorista”. Pero el mote al parecer ya quedó corto, ya que ahora comienza a instalarse otro calificativo, uno aún más grandilocuente, que es coincidentemente el mismo que se emplea contra los regímenes bolivarianos: “narco”.

Exsubsecretario de Telecomunicaciones del segundo gobierno de Bachelet, Pedro Huichalaf, criticando la deriva racista del Rechazo

De modo que hoy en día los mapuche serían «narcoterroristas», que es lo que se ve en lienzos y panfletos distribuidos profusamente por partidarios del Rechazo en los últimos días al sur del Maule, donde la prédica antimapuche se ha vuelto la norma, según los denunciantes. “No es nada nuevo en todo caso. Y me parece que todo esto es esperable y creo que las cuestión sólo va a empeorar”, sostiene Félix Queupul, ingeniero agrícola y secretario en el World Indigenous Bureau of Business.

“Son palabras que emplean grupos de colonos propietarios como el APRA o el movimiento Hernán Trizano, o que a veces ocupan irresponsablemente algunos parlamentarios como el diputado Miguel Mellado (RN), que siempre habla de los ‘terroristas’ pero de forma generalizante. Parecen no entender (los parlamentarios de la «macrozona sur») que nuestro pueblo es muy diverso en todos los sentidos”, señala el emprendedor, quien destaca que la aparición de nuevas formas de designar al pueblo mapuche en ningún caso ha suprimido los adjetivos tradicionales instalados por la «historiografía oficial», como la flojera, lo que tiene por objetivo, dice Queupul, instalar la idea de que los mapuche son indignos de las tierras que el Estado planea restituirles.

“Es cosa de ver que muchas comunidades recuperan parte de sus tierras y luego aparecen los ricos de la región diciendo, ‘oye, pero mira a estos indios que no trabajan la tierra’. ¡Pero no si no tenemos agua! Hay que recordarles que la dictadura separó la tierra del agua, y nosotros recibimos tierras sin agua, y así es imposible producir. Claro que queremos desarrollarnos económicamente, pero queremos hacerlo desde nuestra particularidad”, recuerda el secretario en el World Indigenous Bureau of Business.

La asociación entre las palabras «terrorista» y «mapuche» es habitual en los posteos de ultraderecha

“Pero diré algo más: la gente común y corriente no opina así. Yo recorro lugares como Tirúa y Alto Biobío y nada de eso penetra en las personas. Esto es algo de grupos odiosos que creen que pueden perder algo, y así intentan enfrentar a las personas humildes contra otras personas humildes. Son grupos que están muy angustiados por lo que se juega en el plebiscito, con una propuesta de Constitución que ofrece una nueva forma de entenderse con los pueblos originarios”, agrega el magíster en Mecanismos de Desarrollo Limpio y Eficiencia Energética y socio fundador de Ruka Antu Energías Renovables, quien, además, integra el Observatorio Cívico-Constituyente.

Narcoterroristas… y más encima «privilegiados»

Dicen los muchos que el proceso constituyente ha contribuido a sincerar posiciones y a “sacar del clóset” del conservadurismo a más de uno que antes decía militar en el progresismo, cosa que para esos muchos es positivo ya que, sostienen, todo diálogo efectivo debe construirse desde la honestidad intelectual. El problema es que, en medio del apasionamiento, el debate además ha contribuido a visibilizar el sentimiento racista que se mantiene latente en una parte de la población, haciéndonos retroceder años y años de avance en lo que respecta a erradicar la estigmatización y la caricaturización de pueblos, culturas, etnias y colectivos marginados de la narrativa nacionalista que sostiene el ideario identitario del “ser chileno”.

Es que, en esta oportunidad, “el racismo se ha expresado del peor modo en contra de las comunidades migrantes, en contra de los pueblos indígenas y sus representantes, como Elisa Loncón; o bien de personas mestizas de origen modesto como Fabiola Campillai”, denuncia la académica María Emilia Tijoux, de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile y coordinadora de la Cátedra de Racismos y Migraciones Contemporáneas, quien ve con preocupación el auge de expresiones racistas en material de propaganda entregado en ciudades como Curicó, Parral, etc. El objetivo es obvio: estimular el odio en contra de la etnia mapuche por la vía de instalar la idea de que sus integrantes son «privilegiados».

Panfletos repartidos en diversas ciudades de la Región del Maule

Este flagelo que envenena el alma de un pueblo, sostiene Tijoux, en absoluto está bajo control en el actual intercambio de ideas, lo que ha llevado a que el subconsciente y la lengua a ratos se indisciplinen al fragor de la discusión y acaben traicionando a quienes son partidarios de reconocer sólo el aporte europeo en la construcción de la chilenidad.

“Transformaron a los pueblos originarios en ciudadanos de primera clase”, se quejaba amargamente el senador de RN Manuel José Ossandón en una entrevista en radio Sonar, una frase que muchos consideran irresponsable ya que, consciente o inconscientemente, busca canalizar el descontento de chilenas y chilenos contra estos “nuevos privilegiados” que vendrían a ser los integrantes de los pueblos originarios, quienes se encuentran, por cierto, entre los sectores más depauperados y excluidos de la sociedad. Expertos consultados creen, no obstante, que la oratoria «poco pulida y torpe» del senador pudo jugarle una mala pasada, aunque de todas maneras creen que se excede en su crítica a los mentados «privilegios» toda vez que el parlamentario parece no considerar su propio origen y abolengo. Ahora, de que la afirmación tiene visos de racismo, pues efectivamente los tiene; así lo afirma el lingüista y experto en análisis de discurso de la Universidad de Santiago, Miguel Farías, quien cree que el parlamentario habla «como si la clase fuera prerrogativa sólo de los chilenos no indígenas y los pueblos originarios pudieran ser transformados sin tener agencialidad».

Senador RN Manuel José Ossandón

La narrativa del Rechazo, en ese sentido, ha venido a interpretar a esa élite social y política que “supone a Chile como un país desarrollado a la europea, un estado-nación que se forja como un país homogéneo y que nada tiene que ver con lo no europeo. Es un discurso que se despliega en clave blanca, una que mira a Europa y mira con desprecio toda posibilidad de entenderse con Latinoamérica y el Caribe, expresando el secreto y absurdo deseo de que el país se salga del continente”, agrega Tijoux.

Dino Pancani, también académico y experto en discursos racistas, coincide con Tijoux en cuanto a que el debate sobre el texto constitucional que propuso la Convención, y que se somete a examen popular el próximo 4 de septiembre, ha movilizado ese sentimiento “atávico e inherente a los sectores dominantes que ven amenazada una cuota de su posición de privilegio”, indica el profesor del Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile. A la larga, dice, el discurso de la élite omite el mestizaje del pueblo chileno, sostiene el investigador.

“Es un discurso que nos enseñan desde la escuela y que permea a todas las clases sociales que, con total desconocimiento de su origen, asume la ilusión de que pertenecemos a un ‘raza’ inexistente, una que se ha forjado mirando a Europa, pero que tiene claro que no es ni será europea. Es atingente recordar los versos de Gabino Palomares en la maldición de Malinche: ‘Y en ese error entregamos, la grandeza del pasado, y en ese error nos quedamos, 300 años esclavos’”, añade Pancani, quien no ve avances en una élite que, sostiene, se empecina en abrazar conceptos desterrados por la ciencia, como es, por cierto, el concepto de «raza», sin mencionar la insistencia en asociarlo implícitamente con determinadas conductas lesivas para la sana convivencia y contrarias al progreso humano. Este fin de semana, uno de los «rostros» del Rechazo en los medios, el actor Claudio Reyes, sostenía en entrevista con The Clinic que «Chile está lleno de resentidos. Son todos mal agradecidos. La tierra es buena, lo malo es la raza”.

Racismo de la mano con las fake news

Uno de los episodios que demostrarían de manera más palmaria esta narrativa racista del Rechazo es la fake news que se echó a rodar en el verano con motivo de una gira de la Convención Constituyente a Concepción, oportunidad en la que dos medios de comunicación electrónicos y cuentas de derecha en redes sociales denunciaron un “carrete constituyente” presuntamente llevado a cabo en un hotel de la capital del Biobío. Pese a que hoy es muy difícil mantener en reserva un acontecimiento de esas características en un recinto que, si bien es privado, está abierto al público, nadie aportó una sola prueba gráfica o documental que comprobara la ocurrencia del convite.

Tuit del diputado Bobadilla, quien optó por borrarlo tras recibir críticas

Lo peor fue que, ya no conformes con denunciar un hecho inexistente, no faltó quien aprovechó de atacar con nombre y apellido a ciertos integrantes del órgano encargado de redactar la propuesta constitucional. Uno de ellos fue Elisa Loncón, a la sazón presidenta de la mesa directiva, quien se habría lanzado desnuda a la piscina del hotel (se presume que en estado de ebriedad). Así al menos preguntaba el diputado UDI Sergio Bobadilla, quien se hacía eco de una versión que hasta el día de hoy no ha precisado (fue imposible conocer su opinión). “Uno sobrerreacciona a veces”, alcanzó a explicar aquella vez tras ser interpelado por la misma Loncón. No obstante, insistió en criticar una fiesta desmentida oficialmente por la misma administración del hotel.

Ciertamente que la falsa vinculación de la exconvencional con la fiesta apunta a renovar el prejuicio sobre la disipación y el escaso respeto a las normas que se le atribuye a los integrantes de esa etnia, pero lo de la desnudez además dejó entrever otra pulsión digna de censura, según María Emilia Tijoux: la sexualización de la mujer. Estos sentimientos conforman este sancochado de prejuicios que a la vez conforman el universo cultural de la élite chilena. “Por eso mi mirada es interseccional, pues el racismo también se cruza con el clasismo, se junta con el machismo patriarcal, etcétera”, agrega la académica de la Universidad de Chile.

Lamentablemente, el relato del Rechazo raya en lo simplón, según Félix Quepul. Todo lo anterior le lleva a dudar de su voluntad de cambio, ya que, como bien él se pregunta, ¿se puede construir un diálogo fecundo con el otro sobre el prejuicio y la caricatura? “El discurso del Rechazo moviliza el miedo al pueblo mapuche reduciéndolo a un grupo homogéneo”, sostiene el empresario. “Teresa Marinovic se burló de la machi Francisca Linconao, y sus expresiones tendieron a humillarla a ella y a todos los que integramos el pueblo mapuche. Por suerte la machi es firme y pudo aguantar y devolver, al igual que las convencionales Natividad Llanquileo y Rosa Catrileo, por ejemplo”, afirma más tarde Queupul, quien refiere al racismo como un sentimiento que está muy lejos de erradicar, en especial en los estratos socioeconómicos altos.

Dino Pancani, el académico del ICEI, también destaca el trato mendaz e irrespetuoso a la machi Linconao, “al querer endosarle responsabilidad penal en el caso Luchsinger-Mackay, a sabiendas que había sido absuelta tres veces. Lo que vimos en ese episodio es el resumen de lo que la mayoría de los medios de comunicación masiva hacen cotidianamente, poner en la diversidad violencia y temor”, indica.

No obstante lo anterior, personas como Linconao y Loncón se convierten en blancos predilectos de la “derecha política” porque, según expertos consultados por El Mostrador, representan a una etnia que pugna por ser reconocida, algo que amenaza la homogeneidad construida por el conservadurismo, ese que teme que cualquier reconocimiento redundará en severas fisuras del Estado-nación, del mismo modo que el otorgamiento de autonomías reducirá el control que esa misma élite ejerce sobre el territorio en su conjunto. He ahí, a su juicio, el origen de su obsesión con la plurinacionalidad.

“La élite chilena que está detrás de la derecha política actúa desde estereotipos, desde el miedo y la ignorancia, y tiende a reducir las demandas históricas de los pueblos indígenas a una cuestión solamente económica, pues no es capaz de ver la diferencia y la virtud en la diferencia, en sus culturas, en la complementariedad”, añade Pancani.

Lo anterior, agrega el académico, se reafirma cuando “vemos cómo caricaturizan la urgencia de que el Estado reconozca la diversidad de nacionalidades y culturas y que esa diferencia se vea reflejada en sus modos administrativos, económicos y culturales de convivencia de los pueblos indígenas con el Estado chileno. Yo creo que es al revés: la plurinacionalidad es el camino para construir un Estado armónico, socialmente más justo y constructor de una paz social duradera”.

Pero las quejas no vienen sólo de los pueblos originarios, sino también del mundo migrante, donde ven con mucha preocupación los discursos marcadamente racistas, especialmente en redes sociales, donde se han ensañado con Mary Valencia, la seleccionada de la Roja femenina de origen colombiano.

El ataque en redes contra Mary Valencia

Rodolfo Noriega, de la Fundación Defensoría Migrante, critica con dureza las declaraciones de la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, por anunciar una gira por las comunas del norte para poner en relieve el estropicio que supone la propuesta constitucional para la seguridad del país, toda vez que el texto, según la alcaldesa UDI, consagra una posibilidad de asilo que tornará imposible expulsar a los delincuentes que quieren ingresar a territorio chileno. “O sea, está utilizando un tema que preocupa a la población, como es la delincuencia, para ligarlo con la migración y, peor aún, con el asilo. Esto es marcadamente irresponsable, mentiroso y malicioso”, indica el abogado.

“La señora está señalando que el derecho a refugio protege a delincuentes. Incluso ha anunciado que irá a Colchane con el alcalde (Germán) Codina para verificar en terreno el ingreso irregular al país como parte de su campaña del Rechazo, lo que revela una ignorancia total porque la actual Constitución ya reconoce la tutela del asilo, que no tiene nada que ver con la delincuencia, sino con otorgar protección a personas que escapan de la persecución por múltiples razones”, declara. “Niños que llegan sin el cuidado de un adulto responsable, mujeres que huyen de la violencia de género… la misma ONU pidió otorgar protección a las personas de Haití, y tenemos a más de cuatro mil niños haitiano-chilenos cuyo asilo fue rechazado en Estados Unidos”, agrega.

Una teoría conspirativa de corte racista: el reclutamiento de miles de haitianos y venezolanos para votar Apruebo

“La actitud de la alcaldesa es tendenciosa y maliciosa, y pretende generar odio y violencia contra los migrantes como ya ocurrió en Iquique”, añade. De acuerdo, se declara las académica María Emilia Tijoux, quien destaca cuán venenosa resulta esta narrativa que no trepida en calificar de «fascistoide», y que «tiene dónde llegar, en especial a esas personas que no tienen claras las cosas, y que están formadas y educadas en la idea de que son superiores a los demás porque se sienten blancos y propietarios de ciertas cosas». Pese a las gestiones, no fue posible conocer las impresiones de los alcaldes Matthei y Codina.

Por si lo anterior no fuera poco, ha cundido una fake news que ha adquirido cierta tracción en redes sociales gracias a que estimula esa pulsión racista que late en los corazones de muchos votantes del Rechazo: la idea de que el gobierno de Gabriel Boric se encuentra reclutando a ciudadanos haitianos y venezolanos para favorecer al Apruebo, una especie que surgió a raíz de un artículo de El Mercurio. El mismo actor Claudio Reyes se ha encargado de difundir esta teoría conspirativa con alto componente racista.

Más allá de una disputa semántica

El análisis crítico del discurso permite conocer los intereses y las pulsiones que entrañan quienes construyen determinada narrativa, especialmente en lo político. Todas las palabras significan y denotan algo, pero también connotan una vez que se articulan en una frase, y ello en virtud de la manera en que son enunciadas. Una frase puede significar exactamente lo contrario si la decimos en tono irónico.

Una de las oraciones más controvertidas que han destacado los expertos en racismo es la que fue proferida por el exconvencional DC Fuad Chahín, quien dijo, en tren de crítica hacia la propuesta constitucional: “No podemos tener un sistema que prometa los derechos de Finlandia, con el sistema político de Camerún y la plurinacionalidad de Bolivia”.

Dicho de otro modo, los analistas coinciden en que el exconvencional sugiere, a través de un recurso de contraposición, que el texto nos promete la luminosa realidad que viven en el norte de Europa (donde abundan las personas rubias y ojos azules), pero que, a la larga, nos sumirá en una vida de precariedades como las que encontramos en el África Subsahariana, y que, de paso, contribuirá a generar un marco de caótica inestabilidad como la que hallamos en países como Bolivia, aun cuando es uno de los países que más ha crecido en promedio en los últimos 15 años, aumentando en cuatro veces su Producto Interno Bruto desde 2006 a la fecha. Su presidente, Evo Morales, también salió al baile, esta vez por la senadora DC Ximena Rincón.

El único exconvencional de la Falange, Fuad Chahín, sostiene que sólo ha constatado hechos a partir de la evidencia, contando para ello con el respaldado de reputados juristas de la plaza. ¿Promete muchos derechos sociales la nueva Constitución? Es un hecho. ¿Tiene un sistema político similar al de Camerún? Sostiene que sí. ¿Es Bolivia un Estado plurinacional? Claro. “Entonces, ¿cómo es posible que sea racista lo que estoy diciendo?”, sostiene Chahín. Y agrega, tajante: “Lo que pasa es que hay gente que no acepta una sola crítica porque están enamorados de su obra. ¿Cómo podría ser racista yo, que soy nieto de inmigrante y de mapuche?”, agrega.

El exconvencional Fuad Chahín

Pero sus críticos sostienen que, tratándose de la plurinacionalidad, perfectamente pudo haber nombrado a Canadá o Estados Unidos en vez de Bolivia, ello porque ambos estados norteamericanos ya ofrecen lo que compromete el texto emanado de la Convención. “Hay una mezcla de racismo, desprecio y arribismo. Son comentarios que no corresponden a un expresidente de partido y exdiputado”, sostiene el publicista y académico Cristián Leporati, un experto en la lectura entrelíneas, un comunicador que precisamente se especializa en pasar de contrabando imágenes y conceptos sin afirmarlos explícitamente. Por lo demás y a diferencia de Ossandón, no es primera vez que le escucha a Chahín formular esta frase, lo que daría cuenta de cierta elaboración y ensayo.

Y agrega: “La frase de Fuad Chahín básicamente refleja el pensamiento de la cultura chilena fruto de su aislamiento geográfico, que lo ha llevado a pensarse que es más que los vecinos”. Como conocedor del mundo de la empresa, Leporati sostiene que ese fenómeno “se exacerbó con el desarrollo del modelo exportador, y es algo que empezó con fuerza a fines de la dictadura. Ahí se consolidó esta autopercepción de winner y exitoso que menosprecia a los vecinos”.

El académico Héctor Vera, experto en análisis crítico del discurso, coincide en que el lenguaje utilizado ha sido racista, pero…

“Es peyorativo. En los lenguajes hay cargas discriminatorias y estereotipos que coexisten con argumentos que son inapropiados para designar lo que está ocurriendo”, declara. Sin embargo, el académico invita a no centrarse sólo en el repudio a una de las manifestaciones más bajas y degradantes de la condición humana, sino que invita a verlo más como expresión “del profundo miedo que sienten las élites a la democratización de la institucionalidad chilena y a la pérdida de poder”.

Más allá de la disputa semántica, Vera cree que “lo que está en el fondo es decir ‘va a venir el caos’, o ‘este cambio constitucional es peligroso porque está redactado por gente irresponsable y extremista’, y así una serie de argumentos que nos revelan una pérdida de respeto por la democracia ya que el proceso ha sido siempre institucional. Eso es lo que está en el fondo de la cuestión”.

“Si atendemos las macrorreglas de generación de discursos aportadas por (Teun) Van Dijk (lingüista neerlandés), podemos ver que en la narrativa general del Rechazo se generaliza a través de excepciones o elementos particulares, o bien se produce la transposición en el sentido de que le achaca al nuevo texto todos los males que están presentes en la actual Constitución. Y eso da cuenta de discursos intencionados que resisten al cambio y a la democracia. El racismo es una señal más”, concluye.

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