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Claudio Huepe, ministro de Energía: «La industria del hidrógeno está emergiendo en el mundo. Tenemos que ir rápido» PAÍS

Claudio Huepe, ministro de Energía: «La industria del hidrógeno está emergiendo en el mundo. Tenemos que ir rápido»

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Roberto Bruna
Por : Roberto Bruna Periodista de El Mostrador
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La industrialización de soluciones energéticas juega un rol clave en la estrategia de “transición justa” que impulsa el Gobierno del Presidente Gabriel Boric, y ello en atención a uno de los grandes déficits de una economía que, hasta aquí, sólo se mide en función del crecimiento y no del desarrollo, un concepto mucho más complejo toda vez que considera los impactos sociales y ambientales que generan los proyectos de inversión. En ese sentido, el ministro de Energía Claudio Huepe avisa que este Gobierno no se limitará simplemente a ver que la oferta y la demanda decidan “espontáneamente” las acciones tendientes a descarbonizar la matriz, sino que coordinará y articulará esfuerzos más decididos para traducir estos desafíos energéticos en oportunidades para producir conocimiento y levantar industria nacional, especialmente en materias como el hidrógeno verde, almacenamiento y elaboración de pellets. “Hay un elemento importante que es aumentar nuestro aporte en la economía del país, pero siempre pensando en el desarrollo virtuoso, que no es sólo crecimiento, y creemos que ello es necesario para agregar valor”, sostiene el ministro Claudio Huepe.


Un giro experimentan las políticas públicas vinculadas a la energía al interpretar los desafíos del sector como oportunidades para impulsar el desarrollo. Así lo piensa el ministro de Energía, Claudio Huepe, quien sostiene que la estrategia pasa por ampliar las variables en las acciones orientadas a impulsar la descarbonización de la matriz, toda vez que ahora se incluye la generación de conocimiento y la producción propia de soluciones como pilares clave en el desarrollo futuro de proyectos energéticos más innovadores y sustentables, especialmente referidos al desarrollo del hidrógeno verde y los proyectos de almacenamiento. Lo anterior permitiría, en primer término, levantar industrias con sello nacional y generar en empleos de mayor calidad, al tiempo que contribuiría a impactar positivamente en la calidad de vida de las personas desde un punto de vista ambiental y sanitario, una situación que alcanza niveles críticos en algunas zonas del país debido al uso intensivo de leña o a la generación eléctrica por combustión fósil. He ahí el origen de la «transición justa».

-¿Qué entendemos por “transición justa”?
-La transición energética es cómo pasar del mundo de los combustibles fósiles a otro donde esta fuente de energía no existe o bien cumple un rol menor. Ese es el paso fundamental. Lo de “justa” le agrega dos elementos: que nadie se quede atrás ni salga perjudicado, en particular los más vulnerables; y en lo positivo significa que los más vulnerables saldrán beneficiados del proceso. Es ir un paso más allá para impactar positivamente en las condiciones de vida de las personas gracias a un círculo virtuoso que combine inversión, crecimiento y desarrollo sustentable en lo económico, social y ambiental.

-En 2018 el ex Presidente Sebastián Piñera anunció que a 2022 se cerrarían ocho termoeléctricas. ¿Qué evaluación hace de ese cierre programado?
-Se ha ido cumpliendo con algunos pequeños desfases. Iba a salir Bocamina 2 en mayo y va a salir en septiembre, por ejemplo. Lo importante es que tenemos bastante menos watts operativos de carbón, pero lo relevante es que entre 2025 y 2040 hay un conjunto de centrales que siguen en operación, y la idea es acortar ese plazo a 2030. Para ello es clave encontrar las condiciones habilitantes, pues uno puede ponerse las metas que quiera, pero lo importante es que las vamos a cumplir, y para ello necesitamos averiguar e identificar que no tendremos problemas que impliquen un retroceso a medio camino.

-¿En qué grado de avance se encuentra el proceso de descarbonización? Dadas nuestras características y limitaciones, ¿estamos en buen pie?
-Es algo que está ocurriendo en todo el mundo. Nosotros, como país, tenemos la idea de ir particularmente rápido sobre cuatro pilares: transición energética justa, vulnerabilidad y pobreza, descentralización y democratización y, por último, la seguridad. Están todas íntimamente relacionadas. El sector energético es un 80% de las emisiones de carbono, siendo el eléctrico el más importante con un 30%, seguido por transportes con un 26%, industrial con un 14%, y la diferencia que resta es para el sector residencial comercial y público. En todos estos sectores hay un proceso de transformación que queremos llevar adelante. El sector energético es más que el sector eléctrico. Todo el transporte es muy importante, es casi tan importante como el sector eléctrico. Tiene una particularidad porque tenemos una fuente a la mano de nuevas tecnologías para hacer la transformación. Tenemos un plan de acción particular. Hay temas tecnológicos que no están solucionados, o temas de costos que están asociados, o bien los tiempos que demandan los procesos, como levantar la infraestructura necesaria.

-¿Hay alguna acción clave en este sentido?
-En el tema eléctrico tenemos una tarea urgente: evitar los vertimientos. El año pasado hubo algo así como 500 gigawatts/hora que terminó desperdiciándose porque no tenemos cómo usarlas, y este año ya llevamos un poco más. Estamos desperdiciando energía renovable porque no tenemos como usarla, y por ello es que el almacenamiento de energía va a jugar un rol. A esto sumemos que el plan de salida del carbón avanza rápido. Teníamos más del 40% de generación a carbón en 2018 y en 2021 llegamos al 32%, y ello gracias a que hemos disminuido esa cantidad de centrales para que salgan en su totalidad para 2040. Nuestra meta es hacer todo a efectos de generar las condiciones que permitan que ese retiro se produzca más cerca de 2030, trabajando en el análisis técnico y económico para tener todos los elementos que hagan posible la salida del carbón. En materia de almacenamiento le pusimos suma urgencia al proyecto que está en la Cámara. De hecho, en la última licitación eléctrica se eliminó la posibilidad de respaldar los proyectos con la mayor parte de los combustibles fósiles y se incentivó el respaldo con almacenamiento.

-En términos de almacenamiento, ¿cómo podríamos alcanzar un uso más eficiente y cómo eso podría impactar en la economía y la calidad de los empleos?
-Efectivamente estuvimos con la Asociación de Generadoras de Chile y ellos resaltaron el hecho de que si uno suma las inversiones que necesitamos en un plazo de tres a cinco años, vemos que ya hay más de 20 mil millones de dólares proyectados. Por eso la idea del círculo virtuoso entre el crecimiento verde y el desarrollo nacional y local. Existe ahí una oportunidad de emitir menos, es verdad; pero también de generar buenos empleos y generar también impactos positivos en comunidades donde se desarrollan todos estos proyectos productivos. Por eso es tan importante llevarlo adelante, y para eso estamos trabajando para que ese proceso sea lo más virtuoso posible. Creemos que esto es una oportunidad y es un desafío difícil, pero nos da la posibilidad de tener ganancias en varios aspectos. Y para ellos hemos hablado con las empresas para ir buscando distintas asociaciones con el territorio. El sector energético no es muy importante para el PIB… está en el orden del 2% del PIB, aunque desde el punto de vista intermedio es el 15%. Entonces, ahí hay un elemento importante que es aumentar nuestro aporte en la economía del país, pero siempre pensando en el desarrollo virtuoso, que no es sólo crecimiento, y creemos que ello es necesario para agregar valor. De hecho, la adjudicación de un proyecto solar fotovoltaico con almacenamiento es un reflejo de ello, el proyecto de planta solar Zaldívar, de la empresa Zapaleri, que se ubicará en la Región de Antofagasta, proyecto que contempla tecnología fotovoltaica y de almacenamiento en baterías por un total de 285 MW.

-El hidrógeno verde: buenas perspectivas para que Chile lo desarrolle. ¿Cómo se ha ido dando ese desarrollo en el actual gobierno?
-Tenemos estructurado un comité interministerial-Corfo para empujar su desarrollo. Hasta ahora estamos en una fase en que hemos logrado desarrollar proyectos piloto e iniciativas, pero el desafío es llevarlo a escala comercial y a un espacio que signifique una actividad económica importante. Tenemos que ir rápido. Si bien es un proceso que se va a desarrollar de todos modos, es importante que los pasos se den de la manera más rápida posible. Debemos partir hoy día con acciones concretas, explorando oportunidades con ENAP y con otros países que tienen mucho interés de fomentar esta industria. La industria del hidrógeno está emergiendo en el mundo, y este gobierno tiene la convicción de que Chile debe participar en este proceso y sea no sólo un tomador de tecnología, sino que participe en el proceso de desarrollo de esta industria.

Ministro de Energía, Claudio Huepe

¿Por qué no empatar el desarrollo de una solución energética con una necesidad? Ejemplo: ¿por qué no una línea 7 del Metro con hidrógeno verde, por poner un ejemplo?
-Tenemos una manera de enfrentar este proceso y podemos aprovechar desafíos específicos para avanzar en la transición. Y precisamente en el sector transportes tenemos una serie de iniciativas avanzando en uno bajo en emisiones de carbono. Una de ellas es “Mi taxi eléctrico”, y esto porque en las regiones se ven muchos taxis colectivos en regiones y una manera de mejorar el servicio en seis o siete ciudades de Chile van a juntarse sobre 350 o 400 taxis que se volverán eléctricos. Pero hay otro proyecto que estamos trabajando conjuntamente con el Ministerio de Transportes, que es el tema de motores mosquitos. En el delivery han entrado mucho. El año pasado 14 mil entraron a Chile, y son muy contaminantes y no cumplen estándares adecuados. El objetivo es crear una capacidad de fabricar motores eléctricos que los reemplacen para entregar un producto de menor emisión y económico, y también más seguro pues pueden desarrollarse sistemas que limiten la velocidad. Ahí estamos dando pasos concretos, pensando además en el trabajo y el empleo, avanzando paso a paso, sin prisa pero sin pausa, y con metas ambiciosas. Es lo mismo que hemos pensado con el hidrógeno, donde podemos identificar algunos requerimientos específicos que podemos ir cumpliendo en el desarrollo de las renovables; podemos desarrollar alguna pieza o producir algunos elementos que podemos producir y, a partir de ahí, ir avanzando para convertirnos en un eslabón del desarrollo industrial.

En los valles interiores preocupas la contaminación por el uso de leña, lo que supone un efecto acumulativo muy grave para la salud de las personas. ¿Es muy difícil apuntalar ese tránsito a fuentes más limpias?
-En lo residencial y comercial el tema de la leña claro que es complejo porque hay emisiones globales y también por su impacto en la salud pública. Es cierto. Y por eso es que estamos trabajando en dos líneas: una de largo plazo para hacer modificaciones a las estructuras más amplias de calefacción, pensando así en nuevos sistemas eléctricos, y también en el sistema de tarificación para que se vaya adecuando a las personas. Pero hay un sistema que puede servir de vía intermedia: el pellet. Armamos, de hecho, una “mesa del pellet” para asegurarnos que no vuelva a ocurrir lo que nos pasó, y para ello es una necesidad el garantizar que las personas usuarias de pellet van a tener ese recurso. Igual de importante, aunque no tan inmediato, es desarrollar la industria del pellet, y por eso estamos trabajando en la mesa con Corfo, Bancoestado, los productores de pellet y fabricantes de los artefactos, también universidades, de tal manera de articular los esfuerzos para generarlo. Hace 10 años teníamos menos de 5 mil artefactos de pellets, mientras que hoy tenemos casi 160 mil registrados, de los cuales una parte importante ha sido por el recambio de calefactores, película que ha sido impulsada por el propio Estado. Si queremos ir más a muchas más personas, necesitamos desarrollar una industria adaptada a nuestras condiciones. Aquí en Chile producimos artefactos, pero no son muy económicos aún. Esa es una meta: hacerlos más asequibles. No es toda la solución, pero sí es parte, aprovechando además de generar industria y servicios de mantenimiento. Hay escaso personal para eso porque no se le ha dado ese valor.

¿Este gobierno impulsa políticas cuyos frutos serán cosechados por otros? En general, siempre se critica que los gobiernos actúen en el corto plazo.
-El Presidente (Gabriel Boric) ha sido bastante claro en que hay un continuo. No todo empieza ni termina con nosotros, aunque en este proceso de transformación que impulsamos algunos frutos se verán en el corto plazo, pues mientras más gente se beneficie antes, mejor. Sin embargo, también tenemos esa mirada amplia de transformación profunda que se traduzca en una mejor calidad de vida para las personas. Hablamos con las empresas de anticiparse a los problemas y de forma sistémica e integrada, pues muchas veces en energía vemos cuestiones como la generación, la transmisión, la distribución y el almacenamiento como si fueran cosas distintas.

¿Cómo evitamos que la producción de hidrógeno verde acabe estimulando esa cultura “extractivista” y rentista tan asociada al commoditie? ¿Son atendibles esas inquietudes y qué reflexión haría al respecto?
-Depende de cómo se hagan las cosas. Nuestra visión es que toda inversión debe tener como correlato un crecimiento verde, distribuido con justicia y enfocado en el desarrollo de las comunidades. Eso hacemos en el comité Corfo, para que la implementación considere estas dimensiones. Un comité que actúe atendiendo las consideraciones ambientales, económicas, sociales, etc., le agrega valor a todo lo que se produce. Nuestra mirada es sistémica y anticipatoria, una que considera que las nuevas tecnologías se irán quedando obsoletas en algún minuto. En almacenamiento no hay un estándar que se puede aplicar, pero hay varias opciones tecnológicas y cada una tiene implicancias distintas.

Hay una situación muy compleja con la compañía distribuidora CGE. ¿Qué puede hacer el Ministerio de Energía en favor de sus clientes?
-Llevamos unos meses trabajando con las empresas para ir mejorando la calidad del servicio. En las acciones de más corto plazo debemos asegurarnos que las velocidades de respuesta a los cortes sean las más rápidas posibles. La gracia es que no se le corte la luz en todo caso, y ahí las causas de los mismos son muy diversas, y subsanarlas requiere de inversiones. Esperamos mostrar un plan concreto muy pronto para avanzar en esas inversiones. Tenemos unos criterios que son importantes: lo que son más perjudicados deben beneficiarse de las soluciones lo antes posible, y para ello debemos hacer una revisión respecto de identificar aquellos sectores que presentan las peores condiciones. También estamos haciendo un trabajo con la SEC (Superintendencia de Electricidad y Combustibles), hay regulaciones y normas que cumplir, y nos aseguraremos que esas normas se cumplan para ir más rápido en este proceso para articular las soluciones. Las inversiones son determinadas por la acción de los privados, pero podemos ir avanzando en coordinación con los municipios, mejorar la acción de la SEC, así como los cambios regulatorios que sean requeridos. Gran parte de la regulación eléctrica es heredera de concepciones del siglo XX.

¿Y en qué problemas se traduce esa “herencia”?
-Por ejemplo, qué pasa si queremos implementar la generación a pequeña escala con muchos proyectos pequeños en viviendas o como generación comunitaria. Tenemos una meta de 500 megawatts en proyectos pequeños en vivienda; tenemos un proyecto “Casa Solar”, de infraestructura comunitaria en escuelas y consultorios, pero deben hacerse a través de las propias personas, pero para eso es clave que la regulación lo permita y no que la restrinja.

¿Qué evaluación hace del plan ‘Gas a precio justo’?
-Positiva, pero debemos aclarar que ENAP lanzó este plan piloto -porque es eso: un plan piloto- en una etapa no comercial. Lo primero que necesitamos es generar el aprendizaje de la operación del mercado, de tal manera de poder entrar a un etapa comercial al mínimo costo posible. Es necesario aprender cuáles son los tiempos, la mantención, razones por las que se atrasa la entrega de los cilindros, qué clase de cosas tiene… Para ENAP lo primero es comprender cómo funciona. Entendemos que ya podemos avanzar a la siguiente meta, que es la etapa comercial, a fines de año.

Hubo críticas desde la oposición. Desde ese espacio se dijo que era una iniciativa de pequeño alcance. ¿Qué le parecieron?
-Es una cantidad pequeña porque, repito, no corresponde a una etapa comercial. Desde que se supo que ENAP iba a entrar proliferaron muchas ofertas de los actores privados existentes, y eso demuestra que el rol que puede ofrecer una empresa pública en términos de hacerlo más competitivo, y eso ya se está demostrando.

 

 

 

 

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