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Desafíos asociados a la vida útil de alimentos y su impacto en las y los consumidores Opinión

Desafíos asociados a la vida útil de alimentos y su impacto en las y los consumidores

Francisco Rodríguez Mercado
Por : Francisco Rodríguez Mercado Profesor Asociado Usach. 
Investigador de Centro de Innovación en Envases y Embalajes (LabenChile) y de Co-Inventa
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La industria de alimentos es caracterizada por ser una industria dinámica, que constantemente está enfrentando desafíos ligados a los cambios en su entorno. Dentro de ellos se pueden mencionar la aparición de consumidores mucho más exigentes, con nuevos estilos de vida y preocupados del medio ambiente, y la incorporación de nuevas normativas y reglamentaciones.

Entendiendo la vida útil de un alimento como el periodo de tiempo durante el cual éste mantiene características apropiadas en los ámbitos sensorial, químico, físico, microbiológico y funcional bajo condiciones recomendadas de almacenamiento, es que este concepto resulta trascendente tanto para las empresas productoras de alimentos como para los consumidores.

En este ámbito es importante destacar que el conocimiento de la vida útil de un alimento permite asegurar un producto de calidad por más tiempo dentro de la cadena de distribución, y en los hogares de los consumidores.

Teniendo presente que los consumidores se encuentran dentro del último eslabón de la cadena, ellos son los principales actores que deciden si el producto alimenticio es capaz de satisfacer sus necesidades en cuanto a sus atributos característicos. Producto de ello es que la vida útil generalmente se suele verificar con la percepción del consumidor, o en su defecto, con indicadores que sean determinantes de esa percepción.

Si bien, el concepto de vida útil está en la mente de gran parte de los consumidores, entendiendo además que no es un concepto usado exclusivamente para alimentos, a la fecha son varios los desafíos que se deben enfrentar con respecto a este concepto, y para ello el Estado, la industria, la academia y los consumidores juegan un rol clave.

Uno de los principales desafíos se encuentra asociada a los significativos niveles de pérdida y desperdicio de alimentos (PDA) en el mundo. De acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), alrededor del 14 % de la producción alimentaria mundial (valorada en 400.000 millones de USD anuales) sigue perdiéndose después de recolectarse y antes de llegar a las tiendas. A nivel nacional se estima que anualmente se desperdician 3.700 millones de kilos de alimentos.

En este ámbito, y siguiendo experiencias internacionales, la promoción del reemplazo a nivel de regulaciones del concepto “fecha de vencimiento o expiración” por “consumo preferente” en alimentos de mediana y larga vida útil dentro de regulaciones, podría tener una importante repercusión en los indicadores involucrados a la PDA.

El fundamento de este cambio tiene relación con que el concepto de vida útil se relaciona con el cumplimiento de atributos característicos de calidad del alimento durante un periodo de tiempo definido, no encontrándose vinculado con aspectos de seguridad, como si sucede con el empleo del concepto “fecha de expiración”.

De este modo, un producto que ha superado su vida útil puede ser aún seguro, aunque la calidad no puede ser garantizada. Si bien el cambio y homologación del concepto antes indicado parece sencillo, su implementación requiere bastante discusión a nivel país, y más importante aún, su implementación requiere de informar y educar a los consumidores. Más aún, la problemática vinculada con la PDA es más amplia.

De acuerdo con cifras internacionales, se estima que a nivel mundial la PDA contribuye entre un 8 y un 10 % a las emisiones de gases de efecto invernadero. De este modo la problemática de PDA adquiere mayor trascendencia, y es por este motivo que resulta fundamental discutir, y tomar medidas para disminuir su impacto.

En este ámbito es importante destacar que medidas enfocadas a fortalecer los bancos de alimentos a nivel nacional, o hacia la reducción considerable de precios de productos con fechas cercanas a su vida útil, también pueden ser implementadas para enfrentar la problemática planteada. De este modo, resulta clave que se legisle en torno al PDA, y que se tomen en consideración las experiencias exitosas que se realizan en otros países, sin dejar de lado la importancia de la educación de la población.

Por otro lado, y si bien nuestro Reglamento Sanitario de Alimentos establece que la información relacionada a la vida útil debe ubicarse en el envase en un lugar fácil de localizar y con una leyenda destacada, muchas veces esta información no se encuentra de forma clara dentro del envase, o su formato no permite una clara visualización, o entendimiento.

La problemática es aún mayor cuando no todos los productos envasados dan cuenta de su vida útil secundaria, aspecto vinculado con la pérdida de calidad del alimento una vez abierto el envase, y que claramente se traduce en un significativo aceleramiento de la pérdida de calidad del producto.

En este aspecto, son pocos los alimentos que indican “una vez abierto consumir antes de X días” en sus envases, y las condiciones en que debe almacenarse. En caso de que lo anterior no esté claramente informado puede resultar crítico en grupos de riesgo en nuestro país, tal como sucede con la tercera edad, o personas con enfermedades crónicas.

Finalmente, y un aspecto no menor que ocurre en nuestro país, y en el mundo, tiene relación con el rediseño de los envases de alimentos en el marco de la reducción de los desechos generados por éstos luego del posconsumo. Este hecho plantea un gran desafío para las empresas convertidoras de envases, y usuarios de éstos en aspectos de vida útil, ya que muchas estructuras de envases de alimentos que permiten asegurar una determinada vida útil no son compatibles con las opciones de reciclaje que hoy en día se plantean en el marco de la economía circular.

Al respecto es reconocido que muchas estructuras de envases, mayoritariamente plásticos, están fabricados con materiales que poseen condiciones de procesamiento diferentes que impiden su tratamiento de forma conjunta, afectando con ello su reciclabilidad.

Así, la búsqueda de estructuras más simples que faciliten el reciclado debe resguardar el aspecto de vida útil del producto envasado. Aquí la aplicación de nuevas tecnologías de procesamiento de alimentos, la incorporación de nuevas funcionalidades como envases activos e inteligentes, y la reevaluación de los tiempos de vida útil adquieren importancia para plantear el repensar de los envases para que la disposición final no sea en un vertedero.

En conclusión, las problemáticas asociadas al concepto de la vida útil de alimentos requieren que distintos actores de nuestra sociedad tomen las medidas adecuadas para generar estrategias que permitan enfrentarlas, todo ello en un marco regulatorio donde la educación de los consumidores resulta esencial.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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