Publicidad
Emergencias, conectividad y comunidad Opinión

Emergencias, conectividad y comunidad

Publicidad
Michel De L’Herbe
Por : Michel De L’Herbe consultor en Gestión de Emergencia y Preparación Comunitaria
Ver Más

Ya dejamos atrás aquellos años en los cuales íbamos al negocio del barrio para hacer una llamada a cambio de unas pocas monedas, o ir a un teléfono público, y para qué mencionar la época en que el teléfono fijo era eso, un teléfono.


Hoy es conectividad, voz, datos e imágenes que circulan por el aire y llegan a nosotros, estemos donde estemos, o al menos eso deseamos, especialmente cuando hay una urgencia y con mayor razón una emergencia. A veces en momentos tan simples como un concierto masivo y queremos coordinar el transporte a la salida. Pero ese deseo pasa a ser una ilusión al momento de una catástrofe. Es ahí donde nos damos cuenta que bajo ciertas condiciones simplemente surge rápidamente el “no hay señal”.

Esas condiciones básicamente son dos, la congestión de una carretera de comunicaciones que, en tráfico normal funciona como cualquier vía. Si todos nos ponemos de acuerdo en salir al mismo camino, al mismo tiempo, no hay carretera que resista, y es por eso que en catástrofes la corresponsabilidad social resulta clave para asegurar que aquellos que requieran conectarse por una necesidad vital, encuentren alguna vía despejada para pedir ayuda.

Pero también, debemos pensar en aquellos que requieren ir precisamente en ayuda de quienes ven afectada o amenazada su seguridad y bienestar, algo que ya no es solo en una catástrofe en término del gran número de víctimas o un gran terremoto, sino que puede ser un infarto, un accidente, un asalto o tantas otras emergencias que ocurren de manera cotidiana.

Hace pocos días fui invitado a un foro denominado “Qué nos falta Chile”, organizado por la Universidad Adolfo Ibáñez y WOM donde pudimos debatir sobre qué debíamos o podíamos hacer para fortalecer precisamente las comunicaciones en caso de emergencias.

Poco hemos avanzado en comprender que esta carretera de comunicaciones debe considerar no solo las “pistas” para vehículos normales, sino que también otras para “vehículos” de emergencia, que en este caso implica poder aprovechar las virtudes que nos entrega por ejemplo lo que usted y yo conocemos como LTE/4G, algo donde no es necesario reinventar la rueda pues ya desde hace varios años se recomienda a nivel internacional que se reserve para uso exclusivo de seguridad pública parte de la banda de 700 MHz, algo que en Chile solo ha alcanzado a avanzar hasta el nivel de norma faltando voluntad para seguir la recomendación internacional de manera completa estableciendo la reserva por ley, a pesar de existir un proyecto en el Congreso firmado por diputados de todos los sectores, por lo que los 20 MHz reservados no se usan.

En simple, esto permitiría que la conectividad suya y mía puedan ser más frágiles pues son comerciales, y para que sea económicamente viable que todos tengamos acceso a este servicio, no puede tener la robustez de una red de emergencia. Permitir la reserva señalada por ley, brinda una suerte de pista exclusiva solo para instituciones cuyo fin es proteger y salvar vidas. Pero eso en Chile no ocurre.

Hoy tenemos el desafío de vencer esas resistencias, y por cierto también los mitos, los mismos que nos llevan a este fenómeno que en inglés se llama NIMBY (not in my backyard), que en comunicaciones se resume en quiero tener más y mejor conectividad, pero no quiero una antena cerca, algo que nos pasa la cuenta en emergencias, pero de manera más habitual, cuando nos alejamos de una zona urbana importante y simplemente queremos estar conectados.

Abordar la mejor conectividad en seguridad pública, y no solo sobre el daño o impacto de una emergencia, implica también abordar el desafío de más y mejor infraestructura, y por cierto más cobertura, pero también nos lleva a establecer esa “pista” reservada para instituciones de seguridad pública y emergencias para que puedan usar los beneficios de la transmisión de voz, datos e imágenes, aun cuando las otras “pistas” estén congestionadas, en un momento en el cual salvar y proteger una vida es sin duda la primera prioridad.

Publicidad