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¿Lengua de señas, audiodescripción o subtítulos descriptivos? Especialista explica las diferentes herramientas para realizar producciones “aptas para todos” Inclusión

¿Lengua de señas, audiodescripción o subtítulos descriptivos? Especialista explica las diferentes herramientas para realizar producciones “aptas para todos”

Libros, películas, obras de teatro: cada día son más las producciones que consideran la accesibilidad en sus contenidos, es decir, que puedan comprensibles y utilizables por personas sordas y/o con discapacidad visual, garantizando así su derecho al arte, cultura, ocio e información. Desde hace más de cuatro años, Natacha Valenzuela creó “Historias Para Todos”, una plataforma que produce y ofrece el servicio para la creación de producciones accesibles: ¿Cómo lograrlas?


Hace más de una década, comunicarse a través de lengua de señas estaba prohibido incluso para las personas sordas. En 2021, el Estado reconoció a esta lengua, y las personas que la hablan como sujetos de derechos, una lucha que tomó años e instó a personas con discapacidades visuales y de otra índole, a sumarse a la lucha por la accesibilidad en diversos espacios.

Así pues, en los últimos años, las producciones audiovisuales han tendido a tener en cuenta estas demandas y cada vez son más los materiales disponibles para todos, lo cual requiere “de voluntades y presupuestos”, sostuvo Valenzuela.

Desde 2018, aproximadamente, esta periodista y escritora de literatura infantil empezó un proyecto que la llevó a plantearse la accesibilidad.

“Había hecho un cortometraje, El juego de las habas, justo en un momento que se estaba hablando más de la inclusión. Y como ese audiovisual tenía muy poco diálogo, pensé podríamos hacerla inclusiva: pensé en ponerle subtítulos, después pensé lengua de señas, pero después lo primero que hice fue lo que hacemos todos los periodistas: ir a las fuentes”, contó Valenzuela.

“Asesorarse con especialistas, hacerlo bien y con respeto” al producir una obra accesible

En una reunión con la directora de un centro de sordos en Valparaíso, le agradecieron a Natalia haberse acercado al espacio al consultar pues, según relató, “casi siempre cuando se quiere hacer producciones accesibles no consultan a personas que saben del tema”. En ese mismo lugar aprendió algunas premisas que le han servido para llevar su trabajo al día de hoy.

“Uno de los aspectos más importantes a considerar es que muchas de las personas sordas, en particular, no manejan el español escrito. Su primera lengua es la lengua de señas chilenas y una vez que la aprenden, aprenden el español porque relacionan la palabra escrita con la seña”, sostuvo la escritora.

«Entonces hacer películas con subtítulos a niños de 5-6 años no es muy útil, en la mayoría de los casos. Es más, muchos adultos sordos incluso no saben leer porque la situación era otra en los años que ellos crecían”, explicó. Por es describió qué consideraciones hay que tener en cuenta si se quiere producir una obra accesible.

En primer lugar, destacó que la incorporación de la lengua de señas en Chile exige un recuadro mínimo limitado: “En mi caso, siempre propongo un tamaño grande porque el tamaño mínimo es tan pequeño que es como que pongas el televisor con volumen mínimo, no se alcanza a ver y captar, por eso cada vez que asesoro les digo que es importante que se piense y se deje un buen espacio en el recuadro inferior derecho de la imagen, no ser tacaños con el espacio dentro de la pantalla”.

Otro de los puntos que enfatizó la profesional, que asesoró al recientemente nominado cortometraje Bestia para llevar a cabo una función accesible, fue sobre los subtítulos descriptivos, de los cuales subrayó la necesidad de “seguir las normas” ya que “esos 36 caracteres hay que considerarlos para la optimización de la imagen y el texto” afirmó y agregó asimismo, la importancia de “sumar colores de acuerdo a las voces de los actores”, para que la persona sorda reconozca a quien corresponde ese diálogo.

En tercer lugar, subrayó que la audiodescripción “hay que hacerla con alguien que sepa, porque no es fácil, no puedes contar la película, es describir lo que ocurre”. Además, recalcó que la persona “tiene que saber que cambió de escena, que es día o noche” y de la misma manera aconsejó “no tratar a las personas ciegas o sordas como si fueran niños o les costara comprender una pelicula” ya que el trabajo de la accesibilidad es un quehacer que requiere respeto y consideración para que la obra entregue las herramientas necesarias para su interpretación.

“Encuentro insólito que enseñen inglés y no lengua de señas”

Durante su proceso de aprendizaje y experiencia, Valenzuela reconoció que ha visto un crecimiento del interés de producir pensando la accesibilidad, incluso por motivaciones personales y no por obligaciones, como contó sucede con productores audiovisuales que ganan fondos.

“Muchos de ellos lo hacen porque realmente les interesa y no porque el fondo se lo exige”, valoró la periodista y escritora.

Sin embargo, la transversalización de la preocupación por formar profesionales con esta perspectiva no está presente en las universidades, eso dijo percibir la creadora de Historias Para Todos: “En las universidades la accesibilidad no se está abarcando, nunca me llamaron de una universidad y tampoco existen muchos espacios institucionales para formarse en este aspecto” aseveró.

Por otro lado, desde el ámbito escolar aun no existe una preocupación real sobre el tema en las comunidades escolares, detalló la periodista. En los colegios que cuentan con Programa de Integración Escolar (PIE) aceptan niños sordos pero, de acuerdo a lo relatado por Valenzuela, “generalmente no tienen intérpretes disponibles para toda la jornada, y sus compañeros no hablan LSCH”.

Al mismo tiempo, subrayó que le parece “insólito” aprender idiomas extranjeros y no uno nacional, reconocido como ley del Estado chileno.

Por último, reflexionó acerca de la lucha, de larga data, que ha dado la comunidad sorda para reconocerse y reivindicarse como sujetos de derecho.

“Se ha avanzado un montón, cada vez hay más cursos, más espacios accesibles y es porque hay una comunidad que estuvo muchos años aislada y por eso hoy se habla de cultura sorda, porque es otra forma de relacionarse”, planteó.

Asimismo aseguró que como sociedad, aun queda por avanzar hacia la inclusión de todas las personas, aunque las producciones artísticas y culturales pueden ser un buen espacio para pensar en esta materia.

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