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El crudo testimonio de la hija mayor de María del Pilar Pérez en su contra


Muy pocas veces durante la reforma procesal penal se ha vivido una situación como esta: una hija declarando en contra de su madre y calificándola como «clasista, miradora en menos y materialista».

Este viernes declaró en extenso Rocío Zamorano Pérez, la hija de María del Pilar Pérez la mujer sindicada por su vecindario como «La Quintrala» y a quien la Fiscalía Oriente la sindica como la autora mediata de tres crímenes: el de su ex esposo Francisco Zamorano, la pareja gay de éste, Héctor Arévalo, y del joven novio de su sobrina Diego Schmidt-Hebbel.

La testigo llegó hasta el tribunal vestida de negro, con un pañuelo y mostrando un tatuaje que decía «te quiero papá».

El testimonio de la joven impactó a los presentes y también a la acusada quien no contuvo la emoción de verla declarando en el juicio en su contra que pretende lograr las más altas penas que contempla la ley en contra de la arquitecta.

«Desde que llegué a este mundo esta señora me hizo la vida imposible», dijo ante el Tercer Tribunal Oral.

En todo momento Rocío Zamorano se refirió a la acusada como «esta señora» por lo que en un momonero el fiscal Carlos Gajardo le consultó a quien específicamente se refería a lo que la testigo indicó «lamentablemente, mi madre».

La testificación de la muchacha es de vital importancia para el Ministerio Público pues ella apoyó a Pilar Pérez hasta un incidente de marzo de 2009. En una visita a la cárcel la imputada le entregó una carta a su esposo, Rodrigo Arroyo, pidiéndole que contactaran al coimputado y presunto sicario José Ruz para pagarle una alta suma de dinero a cambio de que este la exculpara de los delitos que se le imputan e involucrara a su cuñado Agustín Molina.

«Nos quería hacer partícipes de un plan para que otra vez, ofreciendo plata, el sicario se desdijera de sus dichos», confirmó Zamorano quien llegó hasta el tribunal señalando que su presencia en él era para «hacer justicia». Tras leer esta carta la joven dijo que se dio cuenta y no dio lugar a dudas que su madre estaba tras los crímenes de su padre, la pareja de éste y el novio de su prima Belén Molina.

LA VIDA IMPOSIBLE

Recordando su infancia, Rocío Zamorano dijo que en su casa desde que ella era chica nunca vivió en una familia normal, pues sus padres se llevaron mal y siempre creció en medio de gritos y peleas por motivos económicos.

La mujer recordó que cuando iba al colegio su madre la peinaba de forma muy tirante y fuerte, lo que le provocaba mucho dolor. Dijo que era «un suplicio» este hábito cotidiano y que trataba de aguantar el llanto hasta que un día no pudo disimular más y Pilar Pérez la empujó en contra los azulejos del baño lo que le provocó una herida que necesitó sutura y que le dejó una cicatriz en la frente.

Las actitudes «clasistas» que ella veía en su madre las describía con ejemplos cotidianos como que la acusada siempre le decía que el tener el pelo crespo era de rotos por eso para ella el cabello de las personas era importante.

La hija de Pilar Pérez dijo que esa mala relación que ambas tenían se contraponía con los lazos que su madre tenía con su hermano Juan José, ya que con él era todo perfecto y le manifestaba cada instante el cariño que ella tenía para él.

«Siempre fui una hija de segunda clase para ella, me sentía su enemiga, como que me tenía envidia», dijo Rocío quien explicó que seguramente eso se generó porque ella nació meses después que la acusada se hizo un aborto.

Sobre su relación con su fallecido padre, la joven dijo que siempre fue muy buena, que eran «compinches» que se llevaba muy bien con su pareja Héctor Arévalo y que ella sabe que el tiempo en que ellos estuvieron juntos fue el más feliz de Francisco Zamorano.

Asimismo, la testigo confirmó lo que han declarado otros familiares en el juicio de que su padre siempre temió de que lo matarían.

upi/so/pa/

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