BRAGA
El Servicio Nacional de la Mujer, del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, informó que hasta la fecha se registran en Chile 36 femicidios consumados y 159 femicidios frustrados, en total, cerca de 500 desde que se tipificó este delito en el país.
Ayer se conmemoró por tercera ocasión el Día Nacional Contra el Femicidio, que se decretó oficialmente a través de la Ley N°21.282 promulgada el 19 de diciembre de 2020 como un hito para reflexionar sobre violencia de género en una de sus más graves y definitivas consecuencias. El reconocimiento de esta fecha fue impulsado por madres y familiares de mujeres víctimas de femicidios para combatir este fenómeno y las causas estructurales que lo posibilitan.
La labor de enfrentar y prevenir la violencia de género en todas sus formas y manifestaciones es una campaña permanente de gran parte de la sociedad, a la que se suma la Universidad Academia de Humanismo Cristiano a través del trabajo de su recién conformada Dirección de Género y Diversidades. En ese sentido, la directora de esta área de reflexión y acción, Paula Correa, sostiene que las universidades son un espacio donde se deben impulsar iniciativas relevantes para la prevención de la violencia. “Desde la Dirección de Géneros y Diversidades asumimos el compromiso de generar instancias que permitan avanzar en la entrega de herramientas y saberes para erradicar las distintas formas de violencia contra las mujeres y disidencias, y contribuir, desde el cambio cultural, al proceso de transformación de la sociedad”, afirma.
El Servicio Nacional de la Mujer, del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, informó que hasta la fecha se registran en Chile 36 femicidios consumados y 159 femicidios frustrados, en total, cerca de 500 desde que se tipificó este delito en el país. Hoy, la definición de femicidio considera también a las víctimas de violencia en el pololeo, es decir, sin convivencia, y el asesinato de mujeres incluyendo también orientación sexual, identidad o expresión de género.
Desde la Dirección de Vínculo con el Medio, su directora Karolyn Funke, explica que la violencia en contra de las mujeres y disidencias es un problema estructural donde las universidades tienen mucho que aportar desde la reflexión e impulso de normas que generen un cambio social desde el rol formativo y de intervención del territorio. “Las universidades deben ser promotoras de espacios de erradicación de prácticas que normalizan este tipo de violencia y del crear conciencia crítica al respecto, co-crear espacios protectores y no reproductores o que simplemente invisibilizan la problemática”, advierte.
Sobre el mismo tema, el rector Álvaro Ramis plantea que luego de conmemorar el Día Nacional contra el Femicidio es necesario generar un momento de reflexión colectiva sobre las causas profundas de la violencia en contra de las mujeres, disidencias y en general contra quienes desafían los moldes de una norma binaria patriarcal. “Ante este desafío, la universidad tiene el deber de cuestionar el origen de las violencias de género y contribuir a su superación a partir del desarrollo de cada una de las disciplinas académicas que implementa. Esperamos que 2023 sea un año fecundo en esta tarea, cuando recientemente hemos dado un importante paso con la conformación de la Dirección de Géneros y Diversidades, que busca transversalizar estas temáticas en nuestra comunidad universitaria”, señala.
