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Alejandra Saldivia sobre el enfoque mediático de femicidios: “La mujer se convierte en estadística” BRAGA

Alejandra Saldivia sobre el enfoque mediático de femicidios: “La mujer se convierte en estadística”

Antonia Sepúlveda
Por : Antonia Sepúlveda Periodista en El Mostrador Braga.
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La directora artística y productora, Alejandra Saldivia, en conversación con El Mostrador Braga, abordó el proyecto “El amor y los celos la mataron”, el que examina la cobertura mediática de femicidios en Chile y Latinoamérica.


La exposición y el libro “El amor y los celos la mataron” son parte de un proyecto Fondart financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, que busca cuestionar y reflexionar sobre el enfoque mediático de los femicidios y la violencia de género ocurridos entre 2012 y 2021 en Chile y otros países de Latinoamérica. A través de una compilación de titulares de prensa, el proyecto explora el impacto del lenguaje en la percepción pública de estos temas, analizando el imaginario colectivo, los sesgos de género y la influencia de los medios de comunicación masivos en la normalización de la violencia.

El trabajo incluye un dispositivo de exhibición y actividades de mediación llevadas a cabo en colaboración con diversas instituciones culturales de Santiago, como la Corporación Cultural Usach, la biblioteca Municipal Nicomedes Guzmán y la Casa de la Cultura Víctor Jara. Además, la distribución del libro se realizará a través de los 78 servicios bibliotecarios con convenio vigente con el sistema de bibliotecas públicas del Servicio Nacional del Patrimonio. El proyecto ha sido liderado por un equipo multidisciplinario encabezado por Alejandra Saldivia en la Dirección Artística y Producción General, con la participación de expertos en diseño, mediación, investigación y edición.

“El proyecto del Rayo Verde nace en 2017 con la idea de replantear los modelos de exhibición de obras artísticas. Creemos en el libro como un espacio democrático y accesible para la difusión de las artes visuales. Nuestra lógica es que los proyectos no se cierran; siempre hay material nuevo que nos lleva a nuevos trabajos e investigaciones. Nos enfocamos en proyectos sociales y políticos, adaptándonos a la contingencia y buscando siempre llegar a nuevos públicos mediante distintos dispositivos de exhibición y circulación de la obra”, comentó la editora de Rayo Verde y parte del proyecto, Alejandra Saldivia.

-¿Cómo surgió la idea inicial de este proyecto y qué las motivó a realizarlo?

-La idea inicial surgió a partir de una coincidencia. Estábamos empezando como editorial vinculada principalmente a la fotografía cuando me encontré con el titular del asesinato de una mujer colombiana. El titular decía algo como “el asesinato de la bella modelo que amaba los tatuajes”. Su foto se empezó a repetir mucho en los medios de comunicación, lo que me llevó a reflexionar sobre la importancia y relevancia que se le da a ciertos crímenes, especialmente cuando la víctima es físicamente atractiva. Esta reflexión me llevó a cuestionarme sobre el sensacionalismo en torno a los crímenes y por qué algunos tienen más impacto mediático que otros. Con el equipo de Rayo Verde, que éramos cinco personas en ese momento, decidimos investigar y analizar cómo la prensa cubría estos casos.

-¿Cómo fue la vinculación con otras colegas extranjeras?

-Después de la reflexión inicial, decidimos investigar más a fondo. Lo primero que hicimos fue buscar el listado de femicidios de ese año en la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres. A partir de ese listado, empezamos a analizar cómo la prensa cubría estos femicidios. Encontramos que los enfoques que observábamos eran consistentes con nuestras percepciones. Así, decidimos hacer una recopilación de titulares de prensa chilena. Sin embargo, es importante mencionar que no hicimos todo el trabajo solos. Nos apoyamos en amigos investigadores del área de las ciencias sociales y género, ya que nuestro enfoque principal es el de las artes visuales. Además, el proyecto se realizó de manera colaborativa, por lo que no hay una única autora o autor.

-¿Cómo se llevó a cabo la expansión de la investigación a otros medios latinoamericanos y cómo fue el proceso de trabajo con colegas de otros países?

-Durante la pandemia, postulamos a una convocatoria en Argentina para publicar contenido artístico y cultural en un colectivo de Buenos Aires. Decidimos ampliar nuestra investigación a Latinoamérica en colaboración con colegas argentinas que querían explorar la misma problemática en su país. Nos conseguimos muchas personas en Argentina que quisieron escribir textos para el proyecto, lo que enriqueció aún más nuestra investigación. Intentamos financiar el proyecto a través del Fondart en la categoría de difusión en tres ocasiones. Las dos primeras veces no fuimos adjudicados, pero a la tercera logramos obtener el financiamiento necesario. Sin este apoyo, no hubiésemos podido publicar el libro. Realizamos algunos cambios en el proyecto original para adaptarlo al financiamiento obtenido. Por ejemplo, en lugar de una edición grande y costosa, optamos por una edición de bolsillo más accesible que privilegiaba la cantidad de libros sobre la calidad física. Originalmente, íbamos a lanzar el proyecto en octubre de 2019, pero debido a las manifestaciones sociales en Chile, decidimos posponerlo. A pesar de que el proyecto ha circulado en nichos específicos, como las ferias de arte impreso, no habíamos tenido la oportunidad de llegar a un público más amplio hasta ahora con la segunda edición.

-Con respecto a la selección de los titulares, ¿cómo fue esa curaduría? ¿Qué criterios utilizaron para seleccionarlos?

-En la primera edición, la selección fue bastante intuitiva. No teníamos un orden o categorización específica. En la segunda edición, intentamos ser más selectivas. Dejamos fuera titulares repetitivos y aquellos que no aportaban información significativa. También tuvimos que tomar decisiones difíciles sobre titulares más agresivos, como el caso de “Anticucho con la polola”. Finalmente, decidimos incluirlo debido a su impacto y relevancia en la discusión sobre titulares sexistas.

-¿Cómo fue el proceso de selección considerando la cantidad de noticias por cada medio y los titulares repetidos?

-Tuvimos que hacer un recorte de los titulares debido a las reiteraciones y para evitar la redundancia. En total, seleccionamos alrededor de 100 titulares, dejando fuera otros debido a que los diarios a veces eliminan ciertas noticias o porque algunos titulares no añadían información nueva. Fue un proceso sencillo en la parte práctica, pero emocionalmente desgastante para el equipo.

-A pesar de no ser periodistas, ¿tuvieron oportunidad de conversar con expertos en violencia de género o periodistas para obtener una perspectiva más amplia?

-Al principio de la investigación, conversamos con algunas personas de la Red Chilena contra la Violencia hacia la Mujer. Sin embargo, nuestra investigación se centró más en la recopilación y recontextualización de los titulares desde una perspectiva artística. Con el libro publicado, hemos establecido contacto con más personas del área periodística, pero nuestra principal preocupación ha sido ver cómo funciona colocar estos titulares en un nuevo contexto desde las artes visuales.

-¿Por qué decidieron incluir los nombres de las víctimas junto a los titulares?

-Decidimos incluir los nombres de las víctimas porque consideramos que es fundamental darles identidad y visibilizarlas como personas con una vida, una historia y una familia detrás. Los medios siempre le dan voz al femicida y la mujer se convierte en una estadística. Es una decisión política que va más allá de simplemente enumerar estadísticas de femicidios. Además del nombre, también incluimos el medio de prensa, la fecha y el país para contextualizar cada caso y resaltar la importancia de poner en valor el nombre de cada víctima. 

-Me comentabas sobre lo desgastante que fue revisar las noticias. ¿Llegaron a conclusiones sobre las distintas coberturas de los medios en los diferentes países? Al leer, me pareció que algunos medios eran más violentos que otros. ¿Qué observaron en relación con los otros países?

-Sí, hay países con líneas editoriales mucho más violentas y juzgadoras hacia las mujeres. Chile, en nuestra revisión, no se encuentra entre los países con una línea editorial violenta. Aquí, más que violencia, se tiende a romantizar los crímenes. En términos comparativos, Chile es uno de los países menos violentos en cuanto a titulación de femicidios. Sin embargo, hay categorías comunes en todos los países: el amor romántico como apología, la banalización de la violencia machista, la construcción de un discurso que victimiza al femicida, y las conductas de la víctima que justifican su femicidio. Estas categorías son universales y marcan la pauta editorial.

-¿Tienen planeado llevar esta exposición al Colegio de Periodistas o hablar con personas del Gobierno o del Ministerio de Educación? ¿Cuáles son los siguientes pasos para este proyecto? ¿Hay una segunda parte en mente?

-Hasta ahora, la exposición ha circulado en la Escuela de Periodismo de la Usach y en otros espacios comunitarios. El propósito es salir de los espacios del arte e instalar la problemática en espacios más comunitarios. Aunque no tenemos un plan definido, estamos pensando en simplificar el dispositivo de exhibición para que pueda llegar a más lugares sin necesidad de una gran logística. Queremos expandir la difusión de este proyecto, pero no tenemos un plan concreto aún. Nuestra lógica de trabajo no es rápida, ya que todas tenemos otros compromisos. Estamos viendo cómo complementar nuestros proyectos y cómo estos van creciendo con el tiempo.

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