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Batallas Urbanas, el enfrentamiento sin armas de la contracultura hip hop que arrasa en Chile Anoche se llevó acabo en el Teatro Caupolicán la Final de la Red Bull Bcone Cypher 2014

Batallas Urbanas, el enfrentamiento sin armas de la contracultura hip hop que arrasa en Chile

Héctor Cossio López
Por : Héctor Cossio López Editor General de El Mostrador
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Aunque la cultura hiphop lleva en Chile más de 30 años, desde hace unos seis años atrás, la cultura de B-boy y las B-girls, (bailarines de breaking) se insertó en cada uno de los barrios y poblaciones de Chile, alcanzando tal grado de cohesión contracultural que hoy sus exponentes son reconocidos en toda Latinoamérica y sus virtudes son de categoría internacional. Anoche, con el Teatro Caupolicán rebosante de público, se llevó a cabo la final de breakdance, cuyo campeón Bboy Javi Style, oriundo de Punta Arenas, competirá para representar a Chile en la Batalla Real, en París.


Ocho batallas, 16 gladiadores urbanos. Una arena, un trofeo… un solo campeón.

A las 19 horas de este domingo, el Teatro Caupolicán, convertido en coliseo romano, rebosaba de frenesí. Los representantes de Ovalle, Vallenar y La Serena, por el norte; Concepción, Puerto Montt y Punta Arenas, por el sur; Viña del Mar y los exponentes barriales de Maipú, San Bernardo y Conchalí, por la zona central, se aprestaban para dar la «Batalla Final», la última jornada de clasificaciones para elegir al único representante de Chile, que combatirá cara a cara con los mejores exponentes del mundo, el próximo 29 de noviembre en París, cuando en la cita planetaria se lleve a cabo la «Batalla Real» y se elija al gladiador global de la «Red Bull BC One Cypher 2014», la competencia mundial de breakdance.

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Anoche, en el Teatro Caupolicán.

Las «Batallas urbanas»: Contracultura chilena

La cultura hip hop, hace varias décadas que superó su naturaleza afroamericana del Bronx, en Nueva York. El hip hop de hoy, de influencia planetaria, se coló tempranamente en Chile con la llamada «Vieja escuela», donde B-Boy Vampiro y B-Boy Mono Gonzalo, junto a otros exponentes del breaking, comenzaron a dar los primeros pasos a mediados de los 80, en esa época robóticos, presentándose como la gran novedad del «Festival de la Una» y «Sábados Gigantes». Desde esos años hasta el día de hoy, ha pasado mucha agua debajo del río, o mejor dicho, bajo «los barrios».

«La cultura hip hop siempre ha sido fuerte, pero hoy se ha insertado dentro de nuestra propia cultura local. Aunque partió siendo moda, hoy el hip hop chileno está en todos nuestros barrios, en todas poblaciones, de Arica a Puntas Arenas», apunta Danilo Vampiro, el animador de las últimas competencias clasificatorias de breaking, en La Serena, Santiago y Concepción, llevadas a cabo todas la última semana de mayo.

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Para ver «Batallas» en Santiago, sólo basta llevarle el pulso al hip hop nacional. Se llevan a cabo en gimnasios en Recoleta, Quinta Normal, Pudahuel, Maipú y Cerro Navia. No gozan de mayor publicidad, pero sus eventos se repletan. Con la propiedad de ser una expresión de la contracultura, los desafíos son impostergables: se hacen en las tardes, sin ruido, bajo el ensordecedor despliegue de la ciudad, con tacos, con lluvia, fútbol o lo que sea. La entrada es gratis y la inscripción, vale mil pesos.

Los primeros scracth del Dj de turno marcan la introducción para la batalla. Es el sonido de Gong, el disparo de partida, la ronda que azuza la pelea callejera.

En un extremo se ubica un B-boy; en el otro, su retador. Se miran, se provocan, se desafían y hasta se humillan. Es un encuentro pendenciero. Si nadie se lanza primero, las giros de una botella en el piso obligan a uno de los dos a comenzar. Son 45 segundos, en que los brakers se dan con todo.

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«Cada luchador tiene que presentar su estilo propio. Aquí no hay normas, pero debe saber que si no maneja los elementos esenciales del baile, entonces no es B-boy y no tiene nada que hacer aquí», comenta Vampiro, quien hace más de 30 años, que cultiva el hip hop.

Este dinosaurio del breaking, explica que la cultura hip hop descansa en cuatro pilares o expresiones: «El grafitti, el dj, los Mc (los raperos) y los b-boy (bailarines de breakdance). Para ser un buen b-boy, debes manejar los pasos básicos que son el Top rock, que es cuando el b-boy prepara su energía para la contienda fijando la vista en los ojos del otro; el foot work, que son las distintas combinaciones que se hacen en el piso;  los power moves, que son los movimientos complejos y acrobáticos; y el freeze, que es cuando el bailarín se congela, marcando así el auge de la batalla», explica Danilo Vampiro.

El nivel chileno

Para llegar a la gran final del Caupolicán, los b-boy se enfrentaron en clasificaciones en tres puntos del país: En La Serena, Santiago y Concepción. Fueron en total más de 200 bailarines urbanos, distribuidos en 100 parejas, los que batallaron para que los jurados eligieran finalmente a las 16 parejas que se enfrentaron este domingo en la gran batalla final.

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Vampiro cuenta que el nivel chileno hace años que es internacional y que en Chile existe una condición que es única y que la advierten los hiphoperos del resto de Latinoamérica.

«Este es un baile que se hace en la calle, y que de ahí forja su cultura», comenta.

Las diferencias – muy marcadas por cierto- están en que en Chile, cuenta Vampiro, la expresión del hip hop es más auténtica, menos dominada por la coreografía y las academias de baile. «¿Dónde entrenan nuestros b-boy?, se pregunta. ¡En la calle! – responde- «haciendo monedas en los semáforos, son mínimo ocho horas que están en eso. Somos todos de la calle, y eso se siente. Ya pasó la época de las modas», aclara.

Esa característica urbana es tan marcada en Santiago -añade el bailarín- que la mayor concentración de b-boy se hayan en el sector poniente de Santiago o sectores aislados como Ovalle. «Plaza Maipú en muy fuerte en bboy  y en MC, La Florida es muy fuerte en grafitti. Pero, por ejemplo, del sector oriente de Santiago nunca ha salido un breaking, un bailarín urbano. ¿Por qué, si ahí hay muy buenas academias de baile? Porque no están en la calle, porque no conocen la cultura urbana real», acota.

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Los orígenes de La Red Bull Bcone

En el año 2004 fue cuando se dio inicio en Francia, al primer campeonato mundial de la «Red Bull BC One Cypher», con la idea de seleccionar a los mejores exponentes de cada país participante.

Bajo la modalidad de las batallas 1 v/s 1 cada competidor hacer gala de sus habilidades para coronarse como el único vencedor.

Según la revista electrónica «Pulsando Ritmo», fue así como en el año 2011 Red Bull BC One llega a Chile, invitando a participar a todos los B-boys y B-girls del país, para que compitan con el objetivo de ganar un cupo en las clasificatorias que se realizan a nivel sudamericano y las que posteriormente llegan a la gran final mundial.

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Danilo «Vampiro», representante de la vieja escuela.

Desde entonces, se han realizado 3 versiones, siendo este año 2014 la cuarta vez que bailarines nacionales buscan avanzar a un mejor lugar dentro de esta competencia. Motivados por la oportunidad de adquirir mayor conocimiento en campeonatos internacionales y de experimentar a conciencia cómo se vive la cultura del breakdance en otros lugares; cada año han sido muchos los que se han inscrito para pasar por un sistema de clasificatorias que desde la segunda versión, se realiza de manera regional (Norte, Sur y Centro), llegando a la final que se ha desarrollado como un evento central para la contracultura en Santiago.

Desde que Red Bull BC One se instaló en Chile, los B-boys que han logrado llegar a ser nuestros representantes (cada uno con un atributo en particular) han sido B-boy Panxo (Santiago) con movimientos de Top Rock y Foot Work en el 2011, Bboy Shucky (Viña del Mar) destacando con tremendos Power Moves en el 2012 y B-boy Dani chico (Vallenar) con la actitud y personalidad de un “vieja escuela” en el 2013; llegando todos, sólo hasta las instancias sudamericanas; desempeño no menor considerando que la escena nacional está recién iniciando el proceso de ajustarse al nivel internacional.

Estas características de cada uno de los B-boys que ha representado a Chile, habla claramente de la diversidad en estilos que existe hoy en los bailarines chilenos.

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Foto: Gonzalo Rubio

En términos de producción, la realización de cada Red Bull BC One Chile, ha ido evolucionando cada año por la gran expectativa que se genera dentro de los bailarines y del público que asiste a apoyar a los competidores. Si bien Red Bull se considera como un apoyo más comercial que de gestión cultural, la misma organización ha abierto las puertas para escuchar sugerencias que aporten aspectos positivos a la realización de este campeonato, tratando de adecuarse a la realidad de cómo se celebra al breakdance en nuestro país. De echo, en la selección de los bailarines, del lugar, la promoción, la música y los dj, no tiene injerencia la bebida energética.

La gran final

Con la animación del MC, Chico Claudio, uno de los más sorprendentes exponentes del beat box (sonidos de percusión hechos con la boca) y miembro de la nueva formación de La Pozze Latina – parte de los grupos fundadores del hip hop en Chile- y que ahora suma, además de Jimmy Fernández, al talentoso Víctor Flores, más conocido como Solo di Medina, partió la gran final este domingo en el Teatro Caupolicán.

A la final llegaron cuatro parejas de Santiago, donde de la clasificación de La Serena, y dos más de Concepción. Tras una hora de baile al ritmo del DJ Cid Tronyck, Chico Claudio, dio a conocer a los semifinalistas: B-Boy Javi Style, B-Boy Papi Purhy, B-Boy Pain y B-Boy Shucky.

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Bboy Javi Sytle, de pie. Bboy Shucky, haciendo un «power moves»

Con tres rondas, de 45 segundos cada una, los jurados liderados por el brasileño y uno de los mejores del breaking mundial B-Boy Neguín, eligieron a los dos finalistas:  B-Boy Javi Style y el campeón del 2012 y finalista de 2013, B-Boy Sucky.

Este enfrentamiento fue singular. La experiencia y estilo de Shucky con sus sorprendentes power moves, frente al flow y el gran despliegue de foot work  y los freezers de  Javi Style. Luego de dos minutos de enfrentamiento, los entrenamientos en el extremo austral del país, tuvieron a un único vencedor que irá a la final latinoamericana en Belem Brasil, de donde saldrá el representante para la Batalla Real en Francia. Su nombre B-Boy Javi Style.

«Es muy difícil para mi estar acá. Son tres días de viaje en bus. En esta época hay 11 grados bajo cero y me es muy difícil entrenar. Sin embrago, voy a seguir haciéndolo, con gripe, para representar de mejor manera al país», dijo emocionado el joven con el auditorio coreando su nombre.

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Bboy Shucky, el legendario Bboy Neguín (campéon brasileño) y Bbou Javi Style

Bboy Javi Style, de nombre verdadero Javier Ojeda Águila, es un personal trainer que trabaja como encargado de máquinas en el extremo austral de Chile. Lleva 11 años practicando el braking y además del frío y el viento, el principal problema que enfrenta es el prejuicio. «Vivimos un doble prejuicio. Uno porque nadie cree o a nadie les interesa las cosas que hacemos en Punta Arenas y otro, de parte de nuestra misma región, en la que que siguen creyendo que como nuestro baile es de la calle, somos marginales o delincuentes», dice el campeón 2014.

«Este triunfo es para ir cambiando esos prejuicios, cambiar la imagen. Esto no es sólo baile, existen valores muy intensos del hiphop, esto no es moda, es cultura», aclara con vehemencia, el bailarín.

Con el triunfo de este exponente de la cultura urbana nacional y de las horas de entrenamiento que le quedan, el mundo contracultural del hip hop se prepara para una nueva batalla. Esta vez de voces, se trata de la «Batalla los gallos», el encuentro de improvisación, donde lo que menos falta es el filo, la precisión quirúrgica del rap.

Vea el impresionante estilo de Bboy Neguín

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