
La seducción de la brevedad en los textos de “Mínimas”, el último libro de Francisco Díaz Klaassen
Es un conjunto bien articulado de textos breves referidos al género del ensayo, imbricados en una estructura interesante que no es nueva en el ámbito de los libros de textos breves y brevísimos, pero que en este caso tiene un planteamiento novedoso.
Los textos breves y brevísimos cuentan con su historia en la literatura universal. Los investigadores los han rescatado de publicaciones antiquísimas como unidades cerradas o como fragmentos, para traerlos al hoy. Así, se ha ido configurando un recorrido y un acervo que se proyecta al futuro. Esto, en el reconocimiento (o aceptación), de que la velocidad y la inmediatez es una condición actual de nuestras culturas, que permean todos los espacios, incluyendo el de la escritura y la lectura.
El espejismo del texto breve está en que, precisamente por aquella característica, será rápido y por añadidura, fácil de leer. De eso se trata, dicen los microrrelatistas de fuste: que un microrrelato aparente ser fácil y simple….pero que no lo sea. Aquello se consigue utilizando técnicas literarias específicas del microrrelato, el bagaje cognitivo del autor y la complicidad de un lector desconocido, inquieto y suspicaz.

“Mínimas”, el libro de Francisco Díaz Klaassen, es un conjunto bien articulado de textos breves referidos al género del ensayo, imbricados en una estructura interesante que no es nueva en el ámbito de los libros de textos breves y brevísimos, pero que en este caso tiene un planteamiento novedoso. Hay algunos textos que podrían calificar como microrrelatos o aforismos. Sin embargo, una de las cuestiones importantes de “Mínimas”, es que significa la apertura hacia el microensayo, una línea que me parece desafiante en el territorio del texto breve, principalmente habitado por el microrrelato.
Los textos de “Mínimas” tratan de la literatura en general (metaliteratura), de la escritura, la lectura, la díada autor/lector, los aprendizajes atesorados a partir de la lectura de la obra de un autor y de varios, el ciclo del libro. También de reflexiones, enlaces atemporales entre obras literarias, curiosidades, algo de back stage, análisis, pinceladas de humor, ironía y sarcasmo. No se trata de un libro para devorar sino para degustarlo con lentitud, con fruición, saboreando el lenguaje y los postulados del autor. Supone un tiempo focalizado de lectura porque la mayoría de los textos llevan a una elaboración personal, lo que se agradece, ya que no es una textualidad “digerida”
Los textos seriados son un acierto en “Mínimas”. Además de entretenidos, devienen en elementos que configuran un arco de espejos y reflejos atemporales (en cuanto literarios), casi exquisitos en el planteamiento y la estructura propuesta por el autor. Algunos de ellos, como “La imaginación”, “Equivalencias”, “Literatura y realidad”, “La soledad del escritor contemporáneo”, sumados a los que remiten a escritores como Bioy Cassares, Chesterton y Borges, son notables. Esto, sin desmerecer un ápice a los otros seriados o aquellos textos en que se evidencian las genealogías literarias, algunas construidas a partir del convencimiento del autor o de las líneas extrañas que cruzan lo inexplicable de la existencia.
El lenguaje usado es directo, lo que, por supuesto, no significa simple. Esta es una condición valorable cuando estamos insertos en una sociedad en la que la utilización del lenguaje, los lugares comunes y la devaluación de la palabra (el concepto), son vistas como estrategias legítimas para conseguir distintos fines de in-comunicación. La precisión de Díaz Klaassen nos lleva a lo esencial.
El autor, además, deja relevantes notas a pie de página, referencias a consultar y miradas personales con las que podemos estar de acuerdo o no y, obviamente, los disensos también constituyen aquí un valor agregado.
Finalmente, “Mínimas” se levanta (quizás algo absolutamente ajeno a la intención de su autor), en un libro para ser leído y releído, consultado, fuente de ideas, origen de nuevos textos.
Chile tiene una gran escuadra microrrelatista, reconocida internacionalmente. En el panorama de la creación nacional de textos breves hay diversas líneas que van más allá del microcuento. Por ejemplo, la del aforismo cultivada por Carlos Iturra; la de la micrónica, cultivada por Virginia Vidal; la del microteatro cultivada por Paulina Bermúdez. Dar la bienvenida al microensayo escrito por Díaz Klaassen en “Mínimas”, aporta a la sumatoria de variedad, calidad y contenidos.
El texto breve se impone.
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