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Principal operador privado del Transantiago entra en default

Principal operador privado del Transantiago entra en default

Héctor Cárcamo
Por : Héctor Cárcamo Periodista El Mostrador Mercados
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El salvavidas de La Moneda en agosto de 2013 le dio un fuerte impulso a los entonces mutilados bonos de la empresa –se consiguió un “waiver” de los bonistas– y muchos en el mercado pensaron que lo peor ya había pasado. Sin embargo, ahora el operador está de vuelta en una crisis.


La principal operadora de buses del Transantiago entró en default. Su estrecha situación financiera, que explican como una consecuencia de los cambios realizados a sus contratos por la autoridad gubernamental, no dio para más y decidió no efectuar el pago de la cuota de US$ 39 millones que debían cumplir este lunes.

Según se informó, esta decisión permite “asegurar la continuidad del transporte público en la capital”.

Sin embargo, la compañía responsable de trasladar diariamente a 1,2 millones de pasajeros diarios en 30 comunas de Santiago, en los troncales 1 y 4 a través de las firmas Alsacia y Express de Santiago Uno, informó que la decisión de no cancelar la cuota se hace habiendo alcanzado un preacuerdo con los tenedores de bonos de la compañía para iniciar un proceso de reestructuración de su deuda, el cual finalizaría al cierre de 2014.

La cuota que debía pagar hoy correspondía a la séptima del bono de US$ 464 millones colocado en febrero de 2011 en Nueva York por JP Morgan y Bank of America Merril Lynch, del cual han cancelado ya US$ 220 millones, entre amortizaciones de capital e intereses.

“Las partes están trabajando en un proceso de perfeccionamiento legal de esta restructuración financiera con base en los principios contenidos en un term sheet, ya acordado, que permitirá a la empresa antes de fin de año, modificar la estructura de amortización de su bono, adecuándola a los flujos de caja proyectados, dejándola en una posición financiera y de liquidez razonable, con la que espera poder operar con normalidad durante el periodo que resta de su contrato de concesión”, dijo Alsacia.

Alsacia señaló, además, que junto con su relacionada Express, seguirán operando en forma normal los buses del sistema del transporte público, que en total suman 1.600 máquinas.

Críticas al gobierno

La empresa deslizó duras críticas al gobierno al momento de explicar los motivos que han llevado a su incumplimiento en el pago de la deuda.

Advirtió que el debilitamiento estructural de los operadores de Transantiago radica principalmente en los “continuos cambios a los contratos de concesión que han traído un creciente detrimento de la posición económica de las empresas concesionarias”.

Al mismo tiempo, lo explicó como un efecto de la ausencia de un sistema tecnológico y de comunicación y la falta de una adecuada infraestructura vial, vital para la competitividad del transporte de superficie frente a otros medios de transporte. “Estos son elementos básicos e imprescindibles para poder operar con la regularidad y frecuencia que exige el nuevo contrato”.

Junto con ello, indicó que ha ido cayendo sistemáticamente la demanda por el servicio, con un “incontrolable vandalismo” que está afectando a la flota de buses de la empresa “sin mitigación alguna por parte de la autoridad pública”.

Incluso, dicen que se mantiene la creciente evasión de los usuarios en el pago del servicio y que también les han afectado “los desproporcionados y cuestionables descuentos de los ingresos que aplica diariamente el Ministerio de Transporte y Telecomunicaciones (MTT)”.

De cara al futuro, le envió un mensaje al gobierno: “La empresa espera que a partir de esta noticia de acuerdo de reestructuración con los bonistas, pueda pasar a una etapa distinta de relacionamiento con las autoridades, en la que se logre trabajar de la mano para buscar equilibrar financieramente a las empresas del sistema, mejorar los indicadores operacionales y el servicio a los usuarios del sistema”.

El año pasado la administración de Sebastián Piñera tuvo que salir al rescate de Inversiones Alsacia S.A. y el mercado hace meses que apuesta a un default, con los bonos transándose con un fuerte descuento.

El 23 de agosto de 2013, el gobierno acordó aumentar los subsidios en 4 centavos de dólar por pasajero y hacer una transferencia directa de US$ 2 millones. Los propietarios colombianos de Alsacia también aceptaron aportar US$ 5 millones, que contribuirán a que la compañía cumpla con la exigencia de mantener una cuenta con efectivo equivalente a 1,1 veces los pagos de deuda.

El salvavidas de La Moneda le dio un fuerte impulso a los entonces mutilados bonos de la empresa –se consiguió un waiver de los bonistas– y muchos en el mercado pensaron que lo peor ya había pasado, sin embargo, ahora el operador está de vuelta en una crisis.

Historial de incumplimientos

Un reportaje de Ciper Chile publicado a comienzos de este año ya daba cuenta de la difícil situación financiera por la que atravesaba la empresa de propiedad de la familia colombiana Ríos Velilla. Y también de que se trata de uno de los operadores del sistema que presenta más incumplimientos, de acuerdo con las evaluaciones trimestrales realizadas por el Directorio de Transporte Público Metropolitano (DTPM).

Es así como entre julio de 2012 y septiembre de 2013, en cinco evaluaciones, Express de Santiago Uno marcó en los trimestres julio-septiembre y octubre-diciembre de 2012 niveles insatisfactorios de frecuencia –que corresponde a la cantidad de buses en las calles– en el horario “punta tarde”, y problemas en la regularidad de las máquinas en los paraderos durante los horarios “punta mañana”, “punta tarde” y “día completo”.

Pero, a partir de enero de 2013, Express evidenció una mejora progresiva en esos dos indicadores, superando el mínimo aceptable en las evaluaciones siguientes de los próximos tres trimestres.

La situación del operador Alsacia fue distinta. Posiblemente porque a diferencia de Express recibió su indemnización completa en abril de 2012 y no quedó sujeto a cumplir parámetros para recibir dinero por ese concepto. Es así como desde septiembre de 2013 sus evaluaciones fueron decayendo progresivamente, hasta registrar en el ítem “frecuencia” las peores cifras de todo el sistema. El mínimo aceptable que establece el DTPM es un 90% de cumplimiento para este indicador. En el trimestre julio-septiembre de 2012, Alsacia llegó a 87,7% en horario “punta tarde”; en el periodo octubre-diciembre 2012, a 86,8%; en abril-junio de 2013, a 89,4%, y en julio-septiembre del mismo año a 89,1%. Se trata de faltas cometidas en su totalidad durante la hora punta de la tarde.

Más graves aún, señalaba Ciper, eran los indicadores de regularidad, ya que todos los porcentajes de cumplimiento para “punta mañana”, “punta tarde” y “día completo”, se encontraban por debajo de los estándares básicos de calidad en los cinco trimestres evaluados. De hecho, al igual que el caso anterior, Alsacia aparecía con las peores evaluaciones en comparación con las demás empresas del sistema.

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