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Los nuevos tres tercios

Alberto Mayol
Por : Alberto Mayol Sociólogo y académico Universidad de Santiago
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Ha sido un anhelo profundo del piñerismo: significar a la UDI como un partido de fanáticos religiosos y políticos (a ratos no es difícil), un engendro pegado a la derecha, con una votación tan interesante como constante e imposible de crecer. Eso pasaría a ser ‘la derecha’. Pero el piñerismo no pudo, pues se murió. Aunque, sí puede hacerlo la DC con RN, familia de origen del piñerismo, vestida ahora con sus ropajes originales, conservadores revisionistas ambos.


La Democracia Cristiana y Renovación Nacional se sientan a negociar buscando una aproximación política de alcance relevante. El gobierno niega haber estado informado. La DC informa que sí estaba informado. La UDI se siente traicionada. Muchos miran atónitos el movimiento de tropas por lado y lado. Se sospecha (al punto de saberse) que ésto empezó hace tiempo. Esta es la teleserie, donde la apetecible, pero intolerable UDI fue reemplazada por la ex hermosa y más dócil DC. Un culebrón venezolano del mejor nivel. RN ha sido infiel, pero no es el galán displicente, sino el macho atormentado y herido que busca refugio y protección.

Sin embargo, no hay que engañarse con la superficialidad de la obra. Estos movimientos tienen un sentido profundo, como todo en el Chile actual, que está mostrando reconfiguraciones por todos los sitios. Se han impugnado las formas de relación en distintos ámbitos, las instituciones están en tela de juicio, habrá reformas políticas e institucionales, se rebelan las empleadas domésticas, se critica el abuso de poder y el gobierno de empresarios persigue empresarios. El cambio de ciclo político en Chile ha venido acompañado (o empujado) por un enorme movimiento a nivel social, donde energías enormes, como el malestar por la desigualdad, han gatillado transformaciones inesperadas en seis meses. No obstante, esta movida DC-RN, ¿qué significa?

[cita]La lectura de fondo es que se busca reconfigurar el centro político, asumiendo que la posición de la DC es débil y que objetivamente la de RN también. Ambos unidos harían un centro político que seguramente generaría alguna inercia de otras fuerzas, un efecto centrípeto. Para que sea exitoso, es necesario dejar a la UDI bien apegada a la derecha, pues si el centro político la incluye, entonces ya no es centro.[/cita]

La lectura de fondo es que se busca reconfigurar el centro político, asumiendo que la posición de la DC es débil y que objetivamente la de RN también. Ambos unidos harían un centro político que seguramente generaría alguna inercia de otras fuerzas, un efecto centrípeto. Para que sea exitoso, es necesario dejar a la UDI bien apegada a la derecha, pues si el centro político la incluye, entonces ya no es centro. Ha sido un anhelo profundo del piñerismo: significar a la UDI como un partido de fanáticos religiosos y políticos (a ratos no es difícil), un engendro pegado a la derecha, con una votación tan interesante como constante e imposible de crecer. Eso pasaría a ser ‘la derecha’. Pero el piñerismo no pudo, pues se murió. Aunque, sí puede hacerlo la DC con RN, familia de origen del piñerismo, vestida ahora con sus ropajes originales, conservadores revisionistas ambos. Todo esto se sostiene en una premisa: el sistema se corrió al rojo.

RN y la DC están asumiendo que crecerá la izquierda. Pero sobre todo es la DC la que explica esta jugada. RN nació dispuesta a aliarse con el centro político. Es la DC la que asume que a la larga el movimiento estudiantil generará una energía capitalizable desde la izquierda y que, por tanto, la posibilidad de representar una visión cercana a esos ideales se va desvaneciendo, pues su partido no significa igualdad, equidad, progresismo o lo que sea que creían o inventaron significar en el postpinochetismo. La DC busca su destino, porque asume que el escenario actual modifica radicalmente las señales de su oráculo y, por tanto, debe modificar su planificación.

Lo interesante de este pacto está, entonces, en los implícitos. La UDI acusa deslealtad. Un partido al que le pueden ser desleal es, por definición, un partido débil. RN busca nuevos pactos (o sea, está disconforme) y la DC también (vale lo mismo). Son tres señales de debilidad. Tres partidos fundamentales de la historia política reciente se acusan en crisis en este escenario. Y, a la vez, las jugadas indican que todos asumen la configuración de los nuevos tres tercios: algo a la izquierda (relevante e informe, con capacidad de crecimiento y dificultad de coalición), algo al centro (algo formado, mas irrelevante en principio, con capacidad de crecimiento y facilidad de pacto) y algo conocido a la derecha (fuertemente formado y relevante, pero que no es un pacto y sin capacidad de crecimiento).

Los actores se marcan construyendo los nuevos tres tercios. Es el primer experimento de reposicionamiento luego del ciclo político que comenzó su caída en el 2011. Veremos si este escenario subsiste más de quince minutos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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