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La injusta propaganda electoral

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Claudio Fuentes S.
Por : Claudio Fuentes S. Profesor Escuela Ciencia Política, Universidad Diego Portales. Instituto de Investigación en Ciencias Sociales, ICSO-UDP
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En síntesis, un ingenuo aviso en la radio emitido meses antes de una campaña refleja que no todos somos iguales. Algunos tienen el poder y recursos para promover sus ideas y lo hacen gracias a vacíos y resquicios legales ¿Queremos que nuestros representantes basen su acción política en resquicios? ¿Es sano para nuestra democracia este tipo de actividades?


Usted seguramente ha visto insertos en los diarios nacionales de precandidatos presidenciales y de aspirantes al Senado. También ha escuchado en la radio por estos días al ex ministro Allamand indicando que “yo quiero ser presidente”. ¿Resulta justo que algunos candidatos al Congreso y a la Presidencia realicen publicidad pagada meses antes del inicio oficial de las campañas?

Para las elecciones presidenciales y del Congreso, la ley establece claramente que la propaganda electoral sólo será posible realizarla 30 días antes del día de la elección, prohibiéndose los últimos tres días. Para las elecciones primarias, el periodo de campaña electoral es entre el 2 de mayo y 30 de junio, por lo que debiésemos suponer que en ese período está permitida la propaganda. No obstante, la ley de primarias no contempla una regulación específica sobre propaganda dado que en un fallo reciente del Tribunal Constitucional se declaró inconstitucional que fuese el Servicio Electoral quien definiese estas regulaciones. Esta ley, entonces, fue promulgada sin contemplar ningún marco orientador de lo que debiese entenderse por propaganda.

Esta acción de publicidad es posible gracias a triquiñuelas y vacíos legales. Para los candidatos que están decididos a postularse a la presidencial o al Congreso aplica la ley general de votaciones. El truco en este caso es el siguiente: los postulantes esquivan la ley no llamando directamente a votar por ellos —requisito que los Juzgados de Policía Local consideran necesario para sancionar a los candidatos—. Al utilizar expresiones como “su senador”, “yo quiero ser diputado” se promueve una candidatura pero no se vulnera la ley que explicita que la propaganda debe “inducir” a un elector a emitir su voto a favor de un determinado candidato.

[cita]En síntesis, un ingenuo aviso en la radio emitido meses antes de una campaña refleja que no todos somos iguales. Algunos tienen el poder y recursos para promover sus ideas y lo hacen gracias a vacíos y resquicios legales ¿Queremos que nuestros representantes basen su acción política en resquicios? ¿Es sano para nuestra democracia este tipo de actividades? [/cita]

Para el caso de las primarias ya dijimos que el problema es un vacío legal. En la propuesta original del gobierno se permitía al Servicio Electoral dictar las normas de propaganda electoral.  El Tribunal Constitucional eliminó esa posibilidad porque dicho Servicio no puede actuar como legislador. Hoy estamos esperando que el Ejecutivo envíe al Congreso un proyecto de ley para corregir este error.

Pero el asunto de fondo es muy significativo. Ya sea por la vía de vacíos legales o resquicios, la publicidad anticipada refleja una fuerte desigualdad. Aquellos candidatos con recursos disponen de mayores opciones para hacer llegar su mensaje al electorado. Es precisamente por esto que se establecen plazos acotados para las campañas electorales. Imagine que no existiera esta restricción.  Un multimillonario con aspiraciones presidenciales podría pagar por avisos en forma permanente antes y durante una campaña, lo que obviamente constituye una injusticia en relación a otros que no pueden.

Pero además, todos los recursos gastados antes del período oficial de campaña no son contabilizados como tales. No se registran, no se contabilizan y no se transparentan. Por lo tanto, la publicidad anticipada no es solo injusta—dado que favorece desproporcionadamente a los que tienen mayor acceso a recursos—, sino que va en contra del espíritu de probidad y transparencia promovido en la última década.

En síntesis, un ingenuo aviso en la radio emitido meses antes de una campaña refleja que no todos somos iguales. Algunos tienen el poder y recursos para promover sus ideas y lo hacen gracias a vacíos y resquicios legales ¿Queremos que nuestros representantes basen su acción política en resquicios? ¿Es sano para nuestra democracia este tipo de actividades?

La solución no es permitir que todos puedan hacer campañas en cualquier momento del año. Aquello reforzaría la actual desigualdad y sería injusto para quienes no tienen los recursos para hacer llegar sus ideas y mensajes al electorado. La solución es promover una cancha más pareja donde todos puedan competir: se debe acotar el periodo de propaganda electoral, resolver los vacíos y penalizar seriamente a quienes no cumplan con la ley. La propaganda anticipada que usted escucha y lee en la prensa refleja que vivimos en un país políticamente injusto y aquello debemos cambiarlo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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