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El millonario costo del inmovilismo político

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Esteban Valenzuela Van Treek
Por : Esteban Valenzuela Van Treek Ministro de Agricultura.
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«Los Príncipes nuestros que ocupan el poder hacía mucho tiempo, no acusen a la fortuna por haberlo perdido, sino a su ineptitud. Como en épocas de paz nunca pensaron que podían cambiar las cosas (es defecto común de los hombres no preocuparse por la tempestad durante la bonanza)». Maquiavelo, en El Príncipe, hace 500 años.


Es posible hacer predicciones sobre el contexto social y económico de Chile 2014 porque Maquiavelo apuntó a que la política es capaz de controlar el azar y no dejar todo a lo fortuito. Por cierto, no es posible vaticinar, pero cuando se sabe lo que produce incertidumbre y no se han tomado medidas de fondo para mejorar, es posible interpelar a la política y los principales agentes socioeconómicos a lograr consensos para que Chile salga de las aguas turbulentas.

Apoyar el momento constituyente, con una oleada de reformas políticas y económicas, sacará al país de la crisis de consenso, malestar y el evidente estancamiento. A pesar del mayor ciclo de altos precios del cobre, el país no se ha fortalecido estructuralmente. Es millonario el costo económico y social del inmovilismo político en los temas cruciales.

El país parte de un desempeño regular más allá de los optimismos triviales y las mejoras puntuales. No hay reforma política pactada (el Gobierno abdicó en esta dimensión) ni salto en lo económico social:

[cita]Apoyar el momento constituyente, con una oleada de reformas políticas y económicas, sacará al país de la crisis de consenso, malestar y el evidente estancamiento. A pesar del mayor ciclo de altos precios del cobre, el país no se ha fortalecido estructuralmente. Es millonario el costo económico y social del inmovilismo político en los temas cruciales.[/cita]

No se avizora acuerdo pro nueva Constitución, por lo cual habrá que consultar al “soberano” y hacer la ruptura con el autoritarismo fundante.

No hay consenso en educación, por lo cual “la Nueva Mayoría por los cambios” deberá aliarse con los actores sociales o no se acabará el lucro.

La violencia persiste en la Araucanía y las protestas regionales se triplicaron: la demanda de autonomías es un salto cuántico democrático.

Chile crece sólo un punto más que el promedio de la Región (4-4.5%) con señas de desaceleración: mayor inversión y apoyos relevantes a la PYME son claves.

La desigualdad no mejora y baja la sindicalización: mejora de los salarios y obligatoriedad de la negociación colectiva son las herramientas como plantea la CUT.

Crece el endeudamiento superando los cien billones, Codelco debe emitir bonos ante el Gobierno Central que gasta más de lo que recauda (aumenta déficit fiscal). La derecha hace todo lo contrario que la recta razón: no se aprovecha el ciclo de crecimiento para aumentar los tributos.

La energía se encarece y no se implementan nuevos proyectos ante la ausencia de pacto con los territorios.

Peor momento de las relaciones con Perú y Bolivia en años, el aislacionismo chileno crece y se judicializan los vínculos.

El costo del inmovilismo político, social y económico se puede calcular, en sus resultados estructurales, en sobre los diez mil millones de dólares anuales, postergando el desarrollo con equidad y sustentabilidad. El siguiente es un listado de esos recursos que se dilapidan:

-Endeudamiento innecesario por baja tributación: se pagan más de dos mil millones de dólares en endeudamiento innecesario debido a que se tiene una baja recaudación tributaria minera. El estado debe subvencionar con cientos de millones de dólares el fondo de Crédito con Aval del Estado (CAE) al no garantizar la educación pública gratuita vía reforma tributaria. Mientras, los empresarios “criollos” comienzan en sus medios al menos a reconocer que lo que pagan las transnacionales es ínfimo: epígrafe, titular y bajada del Diario Financiero del 18 de julio del 2013:

«Según estudio elaborado por GMP Securities: CHILE TIENE EL RÉGIMEN FISCAL MENOS EXIGENTE DEL MUNDO PARA LAS GRANDES MINERAS DE COBRE. La prestigiosa consultora internacional indica que Chile ‘podría implementar fácilmente impuestos más onerosos para las mineras'».

-Alto costo en salud mental: otros dos mil millones de dólares le cuestan al país sus pésimos niveles de salud mental, en fármacos, clínicas, licencias de trabajo, ya que en todos los indicadores se observan las altas depresiones, la agresividad, el aumento de la tasa de suicidio. Hay riqueza de unos pocos sin paz ni serenidad, sin sentido integral de la seguridad y la confianza asociativa (que pidió el PNUD a inicios del 2000). Despilfarro en la competencia feroz en educación: el mismo despilfarro en educación en las campañas millonarias, en lo que la fundación Educación 2020 ha calificado como el modelo más mercantilizado del mundo archineoliberal, en las antípodas de USA y todos los países de la OECD, donde la educación pública cumple su rol y existe la privada pactada, regulada y planificada de manera que no compitan todos con todos. Cuatrocientos millones de dólares deben invertir anualmente los municipios en una educación municipal con carrera funcionaria fija, pero con competencia feroz. Miles de aulas desocupadas, megainversiones ociosas en infraestructura. Dichos recursos los municipios debieran destinarlos a inversión social y equipamiento para la calidad de vida. Aunque se traspase al Ministerio, si no hay congelamiento de la subvencionada y regulación, la sangría presupuestaria seguirá. Se ha vuelto económica y socialmente ineficiente la competencia sin regulación de oferta y localización entre privados y municipales.

-Alto costo de la energía sin acuerdo con Bolivia: también se calcula en cifras superiores a los mil millones de dólares el ahorro que implicaría para Chile, además de disminución de contaminantes, si llegara a un acuerdo integral con Bolivia. Por cierto, hay que perseverar en el ahorro energético y las energías no convencionales, pero el gas vecinal en el altiplano sería una fuente limpia y más barata que soslayamos por no ir al acuerdo con Bolivia de manera decidida. El costo social y económico en la Araucanía: la Región de la Araucanía se mantiene como la más pobre, no hay solución política al Conflicto Mapuche, crece la violencia y baja la inversión: “Jueves 10 de enero de 2013: GOBIERNO BUSCA EQUILIBRAR LAS CIFRAS CON UN PLAN REGIONAL. La Araucanía es la región con menor inversión extranjera en la historia con sólo US$ 87 millones» (Diario Financiero). El apoyo estatal a las comunidades es ínfimo comparado con la histórica subvención a la industria forestal.

-El millonario costo del centralismo: los Federales, Sinergia Regional, IDER y el CONADERE han calculado el gigante costo anual del centralismo, tanto en los subsidios para Santiago. Externalidades negativas. Además, la falta de descentralización impide dinamizar la infraestructura y el empleo regionales. El hacinamiento de la mitad del país en el 2% del territorio tiene costos inconmensurables y otros irrefutables en nuevas líneas de Metro, combustibles subvencionados de alta calidad, transporte, entre otros.

Un positivo escenario

El 2014, en un escenario de no reforma, mantendría los niveles de crecimiento (4%), inversión, con menor precio del cobre y exportaciones frutícolas, pero probablemente con un precio más favorable de combustibles-energía y mayor activación de construcción y servicios. Las amenazas son evidentes si se frustra la esperanza de cambio con un gobierno conservador o administrador, provocando un ciclo de protestas sociales y territoriales legítimas.

Con reformas sustanciales y pactadas, el 2014 implicaría un punto de alto dinamismo para el país:

Reforma tributaria aliviará el endeudamiento estatal, permitirá acrecentar la oferta educacional, liberar recursos para municipios, duplicar inversión regional.

Amnistía y pacto para una Araucanía fortalecida con poder de los mapuches permitiría recuperar inversión de mejor calidad (no meramente plantaciones de pinos) y atraer inversiones en áreas turísticas, patrimoniales y de intereses especiales (étnicos y culturales).

Regulación y fin del lucro en educación permitirá racionalizar gastos, asegurar reinversión y mejorar coberturas, con cohesión social. Saltar del 50% al 70% de población joven en educación superior (técnica y universitaria) mejorará productividad y hará crecer innovación, servicios, junto con mejorar igualdad.

Nueva Constitución reforzará gobernabilidad, calidad de la política, legitimidad, enriquecerá agendas con voz de minorías, con dinamismo social, político y cultural.

Elección de intendentes, los nuevos fondos regionales (infraestructura, innovación y convergencia contra brechas sociales) y posibilidad de invertir en megaproyectos, generará un salto en la inversión.

Acuerdo integral con Bolivia permitiría abaratar precio del gas y la energía, dar mayor competitividad a la minería, mejorar sustentabilidad y uso del agua, dinamizar ya sea Arica (corredor) o zona Tocopilla-Cobija (enclave). La ganancia en Marca País e identidad sería enorme (Chile amable y fraterno).

Mayor acogida a inmigrantes permitirá mayor competitividad del mercado laboral, diversidad cultural, identidad cosmopolita en la Región.

Viraje en política de droga, ahorrando en cárceles y apostando a legalización parcial con acompañamiento y prevención, permitirá reducir delitos/corrupción y dar uso social a los recursos.

Pacto por la matriz energética con ley de recursos naturales con royalties territoriales permitirá facilitar inversiones responsables, con retribución regional relevante y no cooptativa o centralizada.

El mejor negocio (no ocio) de Chile para salir de la mediocridad del inmovilismo, rompiendo el fatalismo del azar, es lograr la gran mayoría para: Nueva Constitución, Reforma Tributaria (20 al 24% del PIB), educación de calidad e integrada, descentralización, modernidad cultural, alianza con Bolivia, y reconocimiento a mapuches.

El año 2014, reconstituyente, nos hará despegar y salir de la crispación, con un dinamismo creador.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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