Publicidad

Aborto: no lleguemos tarde

Publicidad
Cristóbal Ruíz-Tagle y Luis Robert Valdés
Por : Cristóbal Ruíz-Tagle y Luis Robert Valdés Cristóbal Ruíz-Tagle es Director de Estudio de IdeaPaís; y Luis Robert Valdés, Investigador IdeaPaís
Ver Más

La gran mayoría de las mujeres con embarazos no planificados que se piensa realizar un aborto, está motivada por factores externos a su voluntad, tales como violencia, abuso sexual, miedo, coerción de los padres y la pareja, frustración del proyecto de vida, situaciones que no tienen relación con el hijo en gestación o con el embarazo propiamente tal. Son mujeres que se encuentran en una situación de vulnerabilidad que, detectada y solucionada mediante acompañamiento efectivo, permite prevenir en un alto porcentaje el aborto inducido.


El pasado miércoles 12 de noviembre, ante la Comisión de Salud del Senado de la República, la ministra del Sernam, Claudia Pascual, sostuvo que el Ejecutivo está evaluando el mejor momento para comenzar con el debate de la despenalización del aborto, ya sea presentando un proyecto propio o bien apoyando alguna de las mociones que están en trámite en el Congreso Nacional.

La pronta activación de esta agenda tiene una especial importancia para el Gobierno, sobre todo si recordamos que, el pasado 21 de mayo, la Presidenta sostuvo que, frente al dolor y la angustia de tantas mujeres que viven un embarazo vulnerable, “cada aborto en el país es una señal de que como sociedad hemos llegado tarde, porque la prevención no tuvo los resultados deseados”.

¿Hay una verdadera prevención tras la postura de la Presidenta Bachelet? Sin duda las intenciones son positivas, pero es extraño que tras el “no llegar tarde”, exista una perspectiva de análisis basada solamente en los “derechos sexuales y reproductivos de la mujer”, olvidando que la dimensión más importante del problema se está pasando por alto. La evidencia permite concluir que aquella “decisión” por el aborto es sólo una cuestión teórica: más del 90% de los factores que empujan a las mujeres a esta decisión se explican por una realidad de vulnerabilidad y abandono.

La gran mayoría de las mujeres con embarazos no planificados que se piensa realizar un aborto, está motivada por factores externos a su voluntad, tales como violencia, abuso sexual, miedo, coerción de los padres y la pareja, frustración del proyecto de vida, situaciones que no tienen relación con el hijo en gestación o con el embarazo propiamente tal. Son mujeres que se encuentran en una situación de vulnerabilidad que, detectada y solucionada mediante acompañamiento efectivo, permite prevenir en un alto porcentaje el aborto inducido.

[cita]La gran mayoría de las mujeres con embarazos no planificados que se piensa realizar un aborto, está motivada por factores externos a su voluntad, tales como violencia, abuso sexual, miedo, coerción de los padres y la pareja, frustración del proyecto de vida, situaciones que no tienen relación con el hijo en gestación o con el embarazo propiamente tal. Son mujeres que se encuentran en una situación de vulnerabilidad que, detectada y solucionada mediante acompañamiento efectivo, permite prevenir en un alto porcentaje el aborto inducido.[/cita]

Frente a ello, la evidencia para Chile es alentadora. Si revisamos las cifras publicadas en www.embarazovulnerable.cl, observaremos que los programas de prevención y acompañamiento presentan tasas de éxito por sobre el 85% en los diversos grados de vulnerabilidad. Sin embargo, hace falta un interés político por sacar adelante proyectos de ley que enfrenten la situación del embarazo vulnerable con seriedad, con argumentos racionalmente eficientes, en “positivo” –mostrando la realidad que esconde un aborto– y no en “negativo”. Por citar sólo dos ejemplos, el proyecto presentado en 2011 por los senadores Patricio Walker (DC), Soledad Alvear (DC), Mariano Ruiz-Esquide (DC), Hosain Sabag (DC), Andrés Zaldívar (DC) no ha prosperado; y el de 2013, presentado por los senadores Francisco Chahuán (RN), Carlos Larraín (RN), Fulvio Rossi (PS), Mariano Ruiz-Esquide (DC) y Gonzalo Uriarte (UDI), tampoco tuvo mayor repercusión. Ambos proyectos estaban referidos a políticas públicas de apoyo efectivo frente a situaciones de embarazos vulnerables.

La realidad actual se agrava si observamos que los programas de acompañamiento dirigidos desde la sociedad civil, como aquellos que se ejecutan al alero del Programa de Atención y Apoyo a Madres Adolescente (AMA), aún no tienen claro si el próximo año contarán con financiamiento. Además, cabe hacer un poco de memoria para ver cómo el término del Centro Especializado de Atención y Apoyo a la Maternidad (CEAAM), que contaba con un 94% de satisfacción y que apuntaba a dar acompañamiento a mujeres, da nuevamente una muestra de la falta de alineamiento en los objetivos de nuestras autoridades a la hora de no volver a llegar tarde.

Desde IdeaPaís hemos lanzado la campaña que busca hacer frente al Embarazo Vulnerable, pues nos mueve la convicción de que el acompañamiento y la prevención es el medio más efectivo, tanto desde una perspectiva científico-médica como también humana. Es por esto que hacemos un llamado a nuestras autoridades a no anteponer los “derechos sexuales y reproductivos de la mujer”, que resulta ser una bandera muy discutible y asociada a ideas individualistas, a una realidad compleja y seria como lo es el embarazo en contextos de vulnerabilidad social. Es fundamental promover un marco de políticas públicas de acompañamiento y apoyo efectivo para las mujeres que se encuentran viviendo un embarazo vulnerable, por ejemplo, incorporando la maternidad y el nacimiento como una categoría de no discriminación, de modo de favorecer a la mujer en múltiples situaciones de la vida civil o reproduciendo a nivel nacional programas exitosos de cuidados paliativos perinatales que hoy están disponibles sólo para algunos.

Es cierto que, como lo sostuvo la Presidenta Bachelet, cada aborto es un reflejo de que como sociedad no hemos estado presentes junto a una mujer embarazada que sufre, pero no basta sólo con darnos cuenta de que no podemos llegar tarde a la hora de legislar sobre este complejo tema, este no es el camino correcto. Debemos hacernos cargo efectivamente del problema dando una respuesta desde las causas que empujan a una mujer a abortar, volviendo la atención sobre los programas de acompañamiento como el AMA y el CEAAM en la actual discusión presupuestaria, y avanzando en la creación de leyes y políticas públicas que respondan efectivamente a las problemáticas de miles de mujeres, de manera tal que, como sociedad, podamos entender que tras esta realidad está también en juego no sólo un niño que está por nacer, sino la dignidad de la mujer y los principios de la justicia social.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias