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El precio de la luz Opinión

El precio de la luz

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Carlos Finat
Por : Carlos Finat ingeniero civil electricista de la Universidad de Chile. Antes ocupó diferentes cargos ejecutivos en el sector eléctrico, dentro de los que se cuentan Director Ejecutivo de ACERA, Gerente de Energía y Suministros Estratégico en Minera Collahuasi y Director Ejecutivo del CDEC-SING.
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¿Estamos condenados a pagar precios altos por la energía? Mi opinión, por lo que explicaré más adelante, es que no.


Durante los últimos años una materia que ha estado permanentemente en discusión en el sector eléctrico es el precio de la electricidad. Tanto desde el sector de clientes regulados como de clientes libres el reclamo es el mismo, el precio de la electricidad ha subido considerablemente.

Se plantea entonces la pregunta: ¿cuál es el motivo de que el precio de este vital insumo haya subido tanto? Especialmente, cuando la incorporación de centrales generadoras ERNC con costo variable de cero hacía prever todo lo contrario.

De partida, la pregunta es incorrecta. No es un solo motivo, sino que existen diferentes motivos para que el precio de la energía haya subido, lo cual, además, implica que no es posible identificar una “bala de plata”, es decir. una única medida que por sí sola implique un descenso de dicho precio. Atrás quedaron los tiempos en que, por ejemplo, en 2020, el entonces ministro de Energía hacía cuentas alegres en el Congreso informando que la ley llamada de portabilidad iba a hacer bajar en un 20% la cuenta eléctrica de un consumidor tipo (180 kWh/mes) y que esa baja podría llegar a ser hasta el 25% en casos puntuales.

Por otra parte, llama mucho la atención que la discusión actual sobre las tarifas se centre en quién es el que en definitiva debe pagar determinadas componentes de costo de la energía. ¡Pero si gracias a David Ricardo ya sabemos hace más de dos siglos que en un mercado competitivo los precios tienden a reflejar los costos de producción! Entonces, se argumenta que ciertas componentes del costo, los llamados costos sistémicos, deberían ser pagados por quien esté en mejores condiciones para mitigarlos.

Lamentablemente, el pago de dichos costos sistémicos está asignado a prorrata de la magnitud del retiro de energía que hace un generador para cada uno de sus clientes, lo cual implica que estos costos sean prácticamente los mismos para todos los generadores, por lo que ellos tienden a tener un manifiesto desinterés acerca de esos costos, que, además, la práctica corriente en el mercado es que se traspasen a los clientes.  La única excepción para lo anterior eran las licitaciones de suministro para distribuidoras, pero, a contar de la última, se estableció el traspaso de costos sistémicos a los clientes regulados.

La realidad ha demostrado por muchos años que suponer que los clientes, regulados y no regulados, son quienes estarían en mejores condiciones para mitigar los costos sistémicos, es, por decirlo simple, un exceso de optimismo.

Entonces, ¿estamos condenados a pagar precios altos por la energía?

Mi opinión, por lo que explicaré más adelante, es que no. Pero no esperemos encontrar “balas de plata” que hagan bajar los precios pronta y significativamente. Por el contrario, esas bajas solamente se lograrán con un trabajo minucioso y sistemático en que se trabaje con cada una de las componentes del costo de la energía para evitar aumentos no imprescindibles y para reducir todas sus componentes en lo que sea posible.

Recientemente, el Coordinador Eléctrico Nacional adjudicó la licitación por el servicio complementario de “Control de Tensión por Aportes de Potencia de Cortocircuito”, necesario según ese organismo para asegurar la estabilidad del sistema eléctrico nacional. Esa adjudicación implica que, el futuro el costo anual de servicios complementarios aumentará en un monto aproximado de 47 millones de US$. Eso significa que la cuenta de un cliente tipo (180 kWh/mes) aumentará en cerca de 100 pesos por mes. Parece relativamente poco, pero cuando no es la única razón de aumentos en la cuenta eléctrica, esos pequeños montos van sumando y el resultado es el que tenemos actualmente.

En la perspectiva que decisiones como esta licitación impactan al cliente final, no podemos dejar de hacernos preguntas tales como si en la licitación en cuestión existían alternativas tecnológicas de menor costo o si la fecha de puesta en servicio prevista no se podría haber postergado a la espera de la instalación de otras tecnologías más baratas que podrían prestar ese servicio en el futuro.

Y este no es el único ejemplo que se puede citar. En el año 2023 se pagaron más de 400 millones de US$ por concepto de servicios complementarios. De mantenerse ese monto en los próximos años, repercutirá en que un cliente deberá pagar cerca de 840 pesos por mes en su cuenta eléctrica por este concepto.

Actualmente, gran parte de ese monto se destina a pagar compensaciones por costos de combustibles fósiles de centrales convencionales que operan fuera de orden económico, en tanto que centrales ERNC y sistemas de almacenamiento que podrían prestar dichos servicios complementarios de modo costo eficiente y al menos en una proporción de los requerimientos, no muestran interés, debido a un precio máximo incomprensiblemente bajo que está fijado para las respectivas subastas a cargo del Coordinador.

Finalmente, creo que también es necesario recordar una frase que se le atribuye a Benjamin Franklin: “Cuida de los pequeños gastos; un pequeño agujero hunde un barco”. A modo de ejemplo, el presupuesto anual del Coordinador Eléctrico Nacional para el presente año es de 58.000 MM$, que son pagados por todos los consumidores a través del cargo de servicio público. Ese monto repercute en la cuenta de un consumidor tipo en 130 pesos/mes, lo que podría parecer poco. Sin embargo, en términos reales, ese presupuesto ha aumentado en 40% en los últimos tres años. ¿Se pudo haber hecho diferente?

Los tres cargos antes citados, que por cierto no son los únicos, suman más de 1.000 pesos/mes en la cuenta de un consumidor tipo. ¿No sería el momento de revisar “con lupa” todas las componentes que forman parte del precio de la energía eléctrica y diseñar e implementar formas de moderarlos  y reducirlos?

Por todo lo dicho antes, yo pienso que sí.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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