Es urgente indexar el presupuesto del Fonasa al número de afiliados. La tendencia del último tiempo de un claro y sostenido aumento de beneficiarios debe reflejarse nítidamente en su presupuesto.
Existe una gran controversia de cara a la discusión del presupuesto del sector salud para el próximo año y muchas expectativas de que se reconozcan las necesidades de un mayor gasto público en esta materia.
Chile tiene un gasto público en salud de 5,2% del PIB, insuficiente respecto del umbral mínimo de seis puntos del PIB recomendado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y lejos de la media de los países de la OCDE (alrededor de 9% del PIB), lo que se traduce en un alto, ineficiente e inequitativo desembolso del bolsillo de las personas (30%).
Así, es relevante dentro de la partida de salud ir aumentando progresivamente la proporción de dicho gasto hacia la Atención Primaria de la Salud (APS), a objeto de anticipar el daño, evitar hospitalizaciones e impactar preventivamente en las listas de espera. Tenemos que transparentar que estamos lejos de acercarnos al 30% del gasto hacia APS, porcentaje que ha sido señalado por la OPS como lo básico recomendable.
Con respecto al presupuesto hospitalario que año tras año estalla en crisis, no solo es necesario enfocarse en mayores controles y resguardos. Lo esencial es avanzar con mayor decisión desde presupuestos históricos que solo promueven comportamientos inflacionarios a uno ligado a impulsar una mayor actividad, a través de mecanismos de pago como los Grupos Relacionados de Diagnósticos, que se asocian a resultados y complejidad.
Al mismo tiempo, hay que abrirse a generar incentivos a la productividad a quienes trabajan en los hospitales, especialmente a los médicos, quienes son los que determinan qué se hace y a qué costo.
Hoy existe una constelación de bonos para los trabajadores de salud que poco se entienden, que son percibidos como parte de la remuneración fija, que no generan incentivo alguno y que no están alineados con aquellos que reciben los médicos, cuya remuneración no tiene vinculación alguna con lo que se produce. Sin duda que los incrementos presupuestarios necesarios deben ir de la mano de transformaciones esenciales que impulsen una mejor gestión, más actividad y calidad.
Finalmente, es urgente indexar el presupuesto del Fonasa al número de afiliados. La tendencia del último tiempo de un claro y sostenido aumento de beneficiarios debe reflejarse nítidamente en su presupuesto, especialmente de cara a iniciarse la nueva modalidad de cobertura complementaria. Como se ve, hay muchas aristas para que no solo sea un mayor, sino también un mejor gasto en salud.